/ viernes 5 de abril de 2024

Toño toca su guitarra y canta: ¡no somos ilegales!

Toño sabe tocar muy bien la guitarra, tan es así que los domingos da clases gratuitas en un albergue de migrantes en Arizona. Toño les enseña a tocar la guitarra a los migrantes por dos cosas: la primera, porque es una forma de sacar las emociones que traen cargando desde sus lugares de origen; y segunda, porque les ayuda a demostrar que son buenas personas. Toño llegó a Arizona hace diez años proveniente de Chiapas y si algo ha sufrido en carne propia, es que, por ser extranjero indocumentado, lo tachen de ser ilegal o, incluso, un criminal. Pero Toño, aunque le duele que lo señalen de esta manera, sabe que se trata únicamente de ideas erróneas de quienes no se han dado la oportunidad de conocerlo. Toño está orgulloso de que gracias a su esfuerzo y a su guitarra, consiguió trabajo como músico en un restaurante de Arizona y que, sobre todo, nunca ha cometido un delito. Pero Toño también se cuida y trata de cuidar a quienes sufren los mismos señalamientos, porque entiende que su música, al menos, es un consuelo para quienes son tachados injustamente de ilegales.

Tristemente, muchos de los estadounidenses relacionan a los extranjeros que llegan de manera indocumentada a su país como potenciales amenazas de inseguridad y actos delictivos. Sin embargo, esta es una percepción muy errada de lo que en verdad ocurre con los migrantes en la Unión Americana. Si bien la movilización de personas conlleva una serie de fenómenos económicos, culturales, de salud y seguridad, no existe algún análisis o reporte que demuestre una correlación entre la migración y los índices de criminalidad en los países receptores. Por ejemplo, en un estudio realizado por la American Immigration Law Foundation se encontró que no existe tal relación, ya que la tasa de encarcelamiento de hombres entre 18 y 39 años fue cinco veces mayor entre los estadounidenses que entre los extranjeros.

Así mismo, según un artículo de CNN en Español, existen cinco razones por las que los migrantes no llevan más delincuencia a los Estados Unidos. En primer lugar, la mayoría de los migrantes buscan una vida mejor y no quieren meterse en líos. En segundo lugar, los migrantes tienen núcleos familiares sólidos que los alientan a emplearse en lugar de delinquir. En tercer lugar, muchos de los migrantes son de creencias religiosas muy arraigadas que los inducen a buscar el bien. En cuarto lugar, quienes consiguen migrar a los Estados Unidos suelen tener oficios o antecedentes sociales ventajosos que les ayudan a integrarse rápidamente a la dinámica económica. Y en quinto lugar, los migrantes indocumentados temen a ser deportados si cometen delitos.

Ahora bien, veamos la otra cara de la moneda. No olvidemos que los migrantes salen de sus lugares de origen por varias causas incluyendo la falta de oportunidades, golpes de estado, catástrofes naturales, violencia … inseguridad. Y si a eso le sumamos que durante su movilización sufren riesgos muy graves, como extorsiones, secuestros y todo tipo de agresiones, los migrantes más que ser una amenaza se convierten en víctimas. En este sentido, resulta fundamental la agenda bilateral entre Estados Unidos y México, primeramente para generar condiciones de desarrollo en nuestro país que inhiban la necesidad de expulsión de más connacionales y, en segundo lugar, para impulsar una Reforma Migratoria en la Unión Americana que regularice a los millones de indocumentados.

Mientras esto ocurre, Toño acude puntual, como todos los domingos, a dar sus clases de guitarra en el albergue de migrantes. Quizás con su guitarra y una sonrisa les haga sentir a esas personas que no están solas, que pueden salir adelante y que para nada son unos ilegales.


Dr. Juan Hernández

Analista de temas de migración

  • Facebook: @Juan Hernandez
  • Twitter: @JuanHernandezS
  • Instagram: dr.juanhernandez

Toño sabe tocar muy bien la guitarra, tan es así que los domingos da clases gratuitas en un albergue de migrantes en Arizona. Toño les enseña a tocar la guitarra a los migrantes por dos cosas: la primera, porque es una forma de sacar las emociones que traen cargando desde sus lugares de origen; y segunda, porque les ayuda a demostrar que son buenas personas. Toño llegó a Arizona hace diez años proveniente de Chiapas y si algo ha sufrido en carne propia, es que, por ser extranjero indocumentado, lo tachen de ser ilegal o, incluso, un criminal. Pero Toño, aunque le duele que lo señalen de esta manera, sabe que se trata únicamente de ideas erróneas de quienes no se han dado la oportunidad de conocerlo. Toño está orgulloso de que gracias a su esfuerzo y a su guitarra, consiguió trabajo como músico en un restaurante de Arizona y que, sobre todo, nunca ha cometido un delito. Pero Toño también se cuida y trata de cuidar a quienes sufren los mismos señalamientos, porque entiende que su música, al menos, es un consuelo para quienes son tachados injustamente de ilegales.

Tristemente, muchos de los estadounidenses relacionan a los extranjeros que llegan de manera indocumentada a su país como potenciales amenazas de inseguridad y actos delictivos. Sin embargo, esta es una percepción muy errada de lo que en verdad ocurre con los migrantes en la Unión Americana. Si bien la movilización de personas conlleva una serie de fenómenos económicos, culturales, de salud y seguridad, no existe algún análisis o reporte que demuestre una correlación entre la migración y los índices de criminalidad en los países receptores. Por ejemplo, en un estudio realizado por la American Immigration Law Foundation se encontró que no existe tal relación, ya que la tasa de encarcelamiento de hombres entre 18 y 39 años fue cinco veces mayor entre los estadounidenses que entre los extranjeros.

Así mismo, según un artículo de CNN en Español, existen cinco razones por las que los migrantes no llevan más delincuencia a los Estados Unidos. En primer lugar, la mayoría de los migrantes buscan una vida mejor y no quieren meterse en líos. En segundo lugar, los migrantes tienen núcleos familiares sólidos que los alientan a emplearse en lugar de delinquir. En tercer lugar, muchos de los migrantes son de creencias religiosas muy arraigadas que los inducen a buscar el bien. En cuarto lugar, quienes consiguen migrar a los Estados Unidos suelen tener oficios o antecedentes sociales ventajosos que les ayudan a integrarse rápidamente a la dinámica económica. Y en quinto lugar, los migrantes indocumentados temen a ser deportados si cometen delitos.

Ahora bien, veamos la otra cara de la moneda. No olvidemos que los migrantes salen de sus lugares de origen por varias causas incluyendo la falta de oportunidades, golpes de estado, catástrofes naturales, violencia … inseguridad. Y si a eso le sumamos que durante su movilización sufren riesgos muy graves, como extorsiones, secuestros y todo tipo de agresiones, los migrantes más que ser una amenaza se convierten en víctimas. En este sentido, resulta fundamental la agenda bilateral entre Estados Unidos y México, primeramente para generar condiciones de desarrollo en nuestro país que inhiban la necesidad de expulsión de más connacionales y, en segundo lugar, para impulsar una Reforma Migratoria en la Unión Americana que regularice a los millones de indocumentados.

Mientras esto ocurre, Toño acude puntual, como todos los domingos, a dar sus clases de guitarra en el albergue de migrantes. Quizás con su guitarra y una sonrisa les haga sentir a esas personas que no están solas, que pueden salir adelante y que para nada son unos ilegales.


Dr. Juan Hernández

Analista de temas de migración

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  • Instagram: dr.juanhernandez