/ viernes 18 de septiembre de 2020

¿Realmente funciona ser necio al emprender?

Internet define necio como: Que insiste en los propios errores o se aferra a ideas o posturas equivocadas. Cuando tienes un producto o servicio a la venta, te enamoras tanto de él que no le ves defectos, simplemente es hermoso y perfecto. Y cuando el cliente lo ve distinto a ti, llegan la frustración y enojo.

He llegado a oír frases como “el cliente no me valora”, “no se dan cuenta de todo el esfuerzo para elaborar…”, “los clientes ya no quieren calidad”, “a la gente le gusta lo corriente” que no aportan nada, es prácticamente resignarse a la situación dejando la responsabilidad al comprador por sus malas decisiones. En cambio, el reflexionar y hacerse las preguntas: ¿qué necesita el cliente?,¿qué está buscando?, ¿por qué prefiere algo económico, aunque pueda pagar algo de mejor calidad?, ¿cómo estoy comunicando lo referente a mi producto/servicio?

A veces no es el cliente, es la forma de explicar el proyecto: si elaboras aretes, pero con fotos borrosas donde no lucen los detalles, y, además, colocados en un plato maltratado o una alfombra sucia, lo que manifiestas es poca calidad. Ahora, si además el precio es superior que el de la competencia es imposible que alguien desee comprarlos. Y habrá vendedores que digan que la gente no valora lo artesanal, en vez de reflexionar sobre lo que ofrecen. Y es ahí donde radica la necedad, en la incapacidad de aceptar los errores propios.

Es importante oír lo que el cliente calla, es decir, ver las señales, por ejemplo, la venta de productos o servicios donde una persona dice: “¿Me harías un descuento si llevo varios?” Si sabes escuchar, verás una oportunidad de mejora, ofrecer paquetes o combos a los interesados que lleven más de X cantidad de productos o contraten varios servicios, así crece el ticket promedio de tu venta.

Y hay más señales:

Cuando todos nuestros clientes son nuevos, es decir, no hay re-compras, es una alerta que habla de la calidad de la venta. Toma en cuenta que es mucho más fácil y económico hacer varias ventas a una misma persona (aunque pase el tiempo) que conseguir nuevos compradores. E incluso, un cliente satisfecho puede invitar a sus amigos o familiares a consumirte.

Cuando te gusta mucho algo, pero a los demás no. Tuviste una idea que te pareció fabulosa, pero en realidad es mala. Te aferras y deseas que los demás piensen igual. Es más, ves que la gente compra todo lo que vendes menos “esa gran idea”, y, aun así, te niegas a sacarla del catálogo, aunque te genere pérdidas porque esperas que en algún momento sea valorada.

Cuando faltan habilidades para hacerlo. Supongamos que tienes tiempo haces artesanías y te basas en personajes de caricatura… pero no se parecen. Por mucho que disfrutes una actividad, si llevas tiempo haciéndolo y los resultados son diferentes a las expectativas sobre todo hablando de calidad y estética, quizá ese proyecto no sea lo tuyo.

Hay quienes, a los compradores como enemigos, siempre pensando en sacarles el mayor provecho de forma inmediata, es un estilo muy viejo. El proceso ha evolucionado mucho, pensar en la venta de hoy sin pensar en lo que la persona necesita, carece de ética y visión empresarial.

Ejemplos de necedad sobran, lo importante es tener la capacidad de escuchar más de lo que se habla para entender el mercado y hacer los ajustes necesarios a fin de tomar el rumbo más adecuado.

Así que respondiendo a la pregunta que da inicio a la columna, ser necio es lo peor que le puede pasar un emprendedor porque recordemos que se basa en aferrarse a los errores. Una persona perseverante, por otro lado, tendrá la capacidad de hallar nuevas formas de continuar sin casarse con un método o forma de hacer las cosas.

Recuerda: “si fuera fácil, cualquiera lo haría bien.

Mariana.pefer@gmail.com

Nota: Evitemos confundir necedad que es un defecto con perseverancia.


Internet define necio como: Que insiste en los propios errores o se aferra a ideas o posturas equivocadas. Cuando tienes un producto o servicio a la venta, te enamoras tanto de él que no le ves defectos, simplemente es hermoso y perfecto. Y cuando el cliente lo ve distinto a ti, llegan la frustración y enojo.

He llegado a oír frases como “el cliente no me valora”, “no se dan cuenta de todo el esfuerzo para elaborar…”, “los clientes ya no quieren calidad”, “a la gente le gusta lo corriente” que no aportan nada, es prácticamente resignarse a la situación dejando la responsabilidad al comprador por sus malas decisiones. En cambio, el reflexionar y hacerse las preguntas: ¿qué necesita el cliente?,¿qué está buscando?, ¿por qué prefiere algo económico, aunque pueda pagar algo de mejor calidad?, ¿cómo estoy comunicando lo referente a mi producto/servicio?

A veces no es el cliente, es la forma de explicar el proyecto: si elaboras aretes, pero con fotos borrosas donde no lucen los detalles, y, además, colocados en un plato maltratado o una alfombra sucia, lo que manifiestas es poca calidad. Ahora, si además el precio es superior que el de la competencia es imposible que alguien desee comprarlos. Y habrá vendedores que digan que la gente no valora lo artesanal, en vez de reflexionar sobre lo que ofrecen. Y es ahí donde radica la necedad, en la incapacidad de aceptar los errores propios.

Es importante oír lo que el cliente calla, es decir, ver las señales, por ejemplo, la venta de productos o servicios donde una persona dice: “¿Me harías un descuento si llevo varios?” Si sabes escuchar, verás una oportunidad de mejora, ofrecer paquetes o combos a los interesados que lleven más de X cantidad de productos o contraten varios servicios, así crece el ticket promedio de tu venta.

Y hay más señales:

Cuando todos nuestros clientes son nuevos, es decir, no hay re-compras, es una alerta que habla de la calidad de la venta. Toma en cuenta que es mucho más fácil y económico hacer varias ventas a una misma persona (aunque pase el tiempo) que conseguir nuevos compradores. E incluso, un cliente satisfecho puede invitar a sus amigos o familiares a consumirte.

Cuando te gusta mucho algo, pero a los demás no. Tuviste una idea que te pareció fabulosa, pero en realidad es mala. Te aferras y deseas que los demás piensen igual. Es más, ves que la gente compra todo lo que vendes menos “esa gran idea”, y, aun así, te niegas a sacarla del catálogo, aunque te genere pérdidas porque esperas que en algún momento sea valorada.

Cuando faltan habilidades para hacerlo. Supongamos que tienes tiempo haces artesanías y te basas en personajes de caricatura… pero no se parecen. Por mucho que disfrutes una actividad, si llevas tiempo haciéndolo y los resultados son diferentes a las expectativas sobre todo hablando de calidad y estética, quizá ese proyecto no sea lo tuyo.

Hay quienes, a los compradores como enemigos, siempre pensando en sacarles el mayor provecho de forma inmediata, es un estilo muy viejo. El proceso ha evolucionado mucho, pensar en la venta de hoy sin pensar en lo que la persona necesita, carece de ética y visión empresarial.

Ejemplos de necedad sobran, lo importante es tener la capacidad de escuchar más de lo que se habla para entender el mercado y hacer los ajustes necesarios a fin de tomar el rumbo más adecuado.

Así que respondiendo a la pregunta que da inicio a la columna, ser necio es lo peor que le puede pasar un emprendedor porque recordemos que se basa en aferrarse a los errores. Una persona perseverante, por otro lado, tendrá la capacidad de hallar nuevas formas de continuar sin casarse con un método o forma de hacer las cosas.

Recuerda: “si fuera fácil, cualquiera lo haría bien.

Mariana.pefer@gmail.com

Nota: Evitemos confundir necedad que es un defecto con perseverancia.