Salamanca Gto.- Con 20 años como rescatista, Tonatiuh Meléndez de León ha participado en distintos desastres ocurridos en Salamanca, México y el mundo, siendo el sismo del 19 de septiembre del 2017 uno de los episodios que marcaron su vida.
El rescatista es forjado como el profesional que da respuesta ante una emergencia es aquel quién debe mantener una preparación constante a través del tiempo, obedeciendo a objetivos comunes de acuerdo a la magnitud de la emergencia y teniendo como prioridad salvaguardar vidas.
Luego de una amplia formación que inició como paramédico en la Cruz Roja y misma que mantiene ante la visión de seguir con su labor de ayudar a los demás, Tonatiuh es hoy un rescatista especialista en rescate vertical o rescate de cuerdas además de rescate vehicular o de “prensados” como coloquialmente se le conoce.
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Esta preparación lo llevo a colaborar como rescatista luego del sismo que sacudió a la ciudad de México el 19 de septiembre del 2017, donde permaneció por tres semanas como parte del Grupo Especializado de Búsqueda y Rescate Urbano GTO (USAR por sus siglas en ingles).
“Estar en la ciudad de México ha sido una de las más grandes experiencias de mi vida durante tres semanas tuve vivencias buenas y malas. Logramos rescatar personas con vida que tenían dos o tres días bajo las estructuras colapsadas y de lo malo fue el trabajo de recuperación de cuerpos”
Tonatiuh colaboró en los rescates de edificios de la Colonia Condesa, dos edificios en Ixtapalapa, el edificio de la Obregón y el Colegio Enrique Rébsamen en el cual murieron 19 niños y siete adultos.
“Siempre vamos con el temor de que situación nos vamos a encontrar aunque te prepares psicológicamente, siempre habrá algo diferente, algo que te va impactar, nunca vas a terminar de aprender siempre habrá momentos en que decaigas ante el rescate de una víctima o un cuerpo sea niño, adultos, personas mayores siempre habrá una situación extrema a la que te tengas que enfrentar “dijo el rescatista.
En este trabajo no hay horarios, no hay descansos, las células o equipos trabajan durante horas y tienen que permanecer en los campamentos destinados para descanso, pero siempre al tanto para regresar a las zonas de impacto.
“Luego de este sismo, México se volvió completamente solidario se quitaron banderas y todo mundo ayudó. Había momentos en los que salíamos de la zona roja y la gente nos ofrecía sus casas para descansar o bañarnos, nos abrían paso para que llegáramos al lugar y nos recibían con aplausos una experiencia totalmente distinta a otros lugares a los que he tenido oportunidad de ir por que México era uno”. Recordó.