/ lunes 21 de octubre de 2019

UN HUMANISTA MULTIFACÉTICO

El martes 8 de octubre del año en curso, la Universidad Nacional Autónoma de México, rindió homenaje al historiador, filósofo y poeta Miguel León-Portilla, el rector Enrique Graue lo calificó como un “humanista multifacético y un académico ejemplar, dotado de un espíritu inquisitivo incansable que bordaba las hebras de la historia con una fuerza singular. Sus lectores seguirán leyéndolo”. Y sí, he vuelto a leer La Filosofía Náhuatl estudiada en sus fuentes, una obra que marcó un hito en la historia porque por primera vez se dedicó un libro, escrito con rigor científico, al estudio del pensamiento de los indígenas del altiplano. Yo entré en contacto con dicha obra, siendo estudiante de la Escuela de Filosofía y Letras de la Universidad de Guanajuato y tuve al atrevimiento de sugerir que se incluyera en la currícula, como asignatura. Es cierto que los presocráticos nos fascinaban pero León-Potrilla nos demostró que hubo indígenas que se plantearon preguntas similares, como éstas: ¿podemos decir palabras verdaderas en el tierra?.¿qué hay después de la muerte?, ¿qué es el tiempo?, ¿qué sabemos de la divinidad?. ¿somos acaso libres? Y qué es lo bueno y lo malo?. La Filosofía náhuatl en sus Fuentes antes de ser libro, fue primero tesis para optar por el doctorado en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. A principios de la década de los cincuenta tuvo en sus manos, dos obras de quien luego fuera su maestro, el doctor Ángel María Garibay. Fueron ellas: Poesía indígena del Altiplano y Épica Náhuatl. Meses después, visitó al doctor Garibay. Le manifestó su admiración por sus traducciones del náhuatl y agregó que deseaba analizar el pensamiento trasmitido en esa lengua, la respuesta fue contundente: ¿sabe usted náhuatl?. León-Portilla le contestó que no, entonces agregó el maestro: Usted no puede acercarse al pensamiento náhuatl, si ignora la lengua en que se ha dicho”, sin embargo acordaron, con las siguientes palabras, que le ayudaría: ”La daré la oportunidad pero, si veo que no avanza, lo despacharé porque yo no pierdo el tiempo con gente torpe o floja”. Pasaron más de tres años, pero ya tenía reunido y traducido una carpeta de textos nahuas en que planteaban preguntas como las que se habían hecho otras personas, que vivieron en otros tiempos y lugares y que son consideradas filosofía. También reunió testimonios acerca de lo que pensaban sobre la vida, la muerte y todo lo que habían dicho a través de la poesía y cantos. A mediados de 1956 puso fin a su primer versión de la tesis. Presentó el examen profesional Al terminar, para su sorpresa y gozo, se le concedió la mención: Summa cum laude. Traducido a muchos idiomas, Miguel León-Portilla se preguntó ¿cuál sería la mayor satisfacción que obtuvo por haberlo publicado? Se contestó: “es haber mostrado con él, al menos en parte, que en el México antiguo hubo sabios que nos legaron una original visión del mundo”, “…lo que ellos llamaron “tlamatiliztli” y nosotros filosofía”.

ezequielsotomar@outlook.com

El martes 8 de octubre del año en curso, la Universidad Nacional Autónoma de México, rindió homenaje al historiador, filósofo y poeta Miguel León-Portilla, el rector Enrique Graue lo calificó como un “humanista multifacético y un académico ejemplar, dotado de un espíritu inquisitivo incansable que bordaba las hebras de la historia con una fuerza singular. Sus lectores seguirán leyéndolo”. Y sí, he vuelto a leer La Filosofía Náhuatl estudiada en sus fuentes, una obra que marcó un hito en la historia porque por primera vez se dedicó un libro, escrito con rigor científico, al estudio del pensamiento de los indígenas del altiplano. Yo entré en contacto con dicha obra, siendo estudiante de la Escuela de Filosofía y Letras de la Universidad de Guanajuato y tuve al atrevimiento de sugerir que se incluyera en la currícula, como asignatura. Es cierto que los presocráticos nos fascinaban pero León-Potrilla nos demostró que hubo indígenas que se plantearon preguntas similares, como éstas: ¿podemos decir palabras verdaderas en el tierra?.¿qué hay después de la muerte?, ¿qué es el tiempo?, ¿qué sabemos de la divinidad?. ¿somos acaso libres? Y qué es lo bueno y lo malo?. La Filosofía náhuatl en sus Fuentes antes de ser libro, fue primero tesis para optar por el doctorado en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. A principios de la década de los cincuenta tuvo en sus manos, dos obras de quien luego fuera su maestro, el doctor Ángel María Garibay. Fueron ellas: Poesía indígena del Altiplano y Épica Náhuatl. Meses después, visitó al doctor Garibay. Le manifestó su admiración por sus traducciones del náhuatl y agregó que deseaba analizar el pensamiento trasmitido en esa lengua, la respuesta fue contundente: ¿sabe usted náhuatl?. León-Portilla le contestó que no, entonces agregó el maestro: Usted no puede acercarse al pensamiento náhuatl, si ignora la lengua en que se ha dicho”, sin embargo acordaron, con las siguientes palabras, que le ayudaría: ”La daré la oportunidad pero, si veo que no avanza, lo despacharé porque yo no pierdo el tiempo con gente torpe o floja”. Pasaron más de tres años, pero ya tenía reunido y traducido una carpeta de textos nahuas en que planteaban preguntas como las que se habían hecho otras personas, que vivieron en otros tiempos y lugares y que son consideradas filosofía. También reunió testimonios acerca de lo que pensaban sobre la vida, la muerte y todo lo que habían dicho a través de la poesía y cantos. A mediados de 1956 puso fin a su primer versión de la tesis. Presentó el examen profesional Al terminar, para su sorpresa y gozo, se le concedió la mención: Summa cum laude. Traducido a muchos idiomas, Miguel León-Portilla se preguntó ¿cuál sería la mayor satisfacción que obtuvo por haberlo publicado? Se contestó: “es haber mostrado con él, al menos en parte, que en el México antiguo hubo sabios que nos legaron una original visión del mundo”, “…lo que ellos llamaron “tlamatiliztli” y nosotros filosofía”.

ezequielsotomar@outlook.com