/ miércoles 22 de mayo de 2024

Rehumanización, política y juventud

La ciencia es maravillosa, nos enseña en todo sentido la fragilidad de la humanidad en este mundo, las probabilidades de encontrar vida en otros. Los cambios sustanciales de la propia vida por los avances tecnológicos. Nuestra privilegiada existencia en un Universo, que lo único que tiene de compresible es que es incompresible, diría Einstein. La ciencia nos explica con detenimiento exhaustivo los cuestionamientos de lo qué es o podría ser el humano como especie. Aunque algunos autores (con importantes aportaciones a la investigación evolutiva de la especie humana, como el doctor José María Bermúdez de Castro) concluyen que el humano no es humano, sino que está en un proceso evolutivo de serlo, lo anterior causó un boom no solo en la imaginación, sino en todo lo que entendía por la humanidad.

Seguimos evolucionando, no se ha detenido en ningún momento. La tasa de mutación de los homínidos es similar a la de otros organismos pluricelulares, es fácil comprender que nuestro genoma apenas haya cambiado en un periodo relativamente breve. 200 mil años de evolución pueden parecer mucho, pero en términos geológicos y evolutivos son casi un suspiro. Probablemente no se conozca otra fase evolutiva del humano, no por la sentencia que nos heredó Stephen Hawking: “en caso de que nuestra especie supere los próximos 100 años”, no es necesario ser un científico para percatarse de los cambios en nuestro planeta no solamente los ambientales o climáticos, sino también el de los comportamientos sociales y políticos.

Pues las prácticas políticas son tan antiguas, como lo es la filogenia humana y no resultan propias a nuestra especie (los simios antropoideos un ejemplo natural de organización política, deberíamos aprender de estos primates, pues ellos deciden, sí, toman decisiones y son los más capaces quienes las determinan, no para satisfacer sus propias necesidades sino la de todo el grupo). Considero que en este punto ya se ubica mi intención de crítica meramente académica.

Existe una gran brecha intelectual entre el homínido homo sapiens (proveniente de la África subsahariana) a otra clase de primates, pero la esencia es la misma. Ambas especies comparten una particularidad, practican la política dentro del grupo social o del grupo organizativo, actúan para conseguir una serie de fines, no podemos ni ellos puede renunciar a un rasgo que llevan y llevamos en el genoma. El detalle es cómo usamos esa inteligencia que nos separa de otras especies, pues una inteligencia busca satisfacer las necesidades básicas para la preservación, adaptación y por lo tanto la evolución, la otra es una inteligencia que satisface necesidades superfluas y absurdas, tan así que la tasa de mutación era mayor durante el Neolítico o eso intentan comprobar. Posiblemente el enfoque intelectual del “humano” actual produzca que la tasa de mutación desacelere y la de otras especies aumente.

No podría imaginar un escenario probable en que un grupo de chimpancés tomen ciertas decisiones ante la situación del cambio climático, pero si tuvieran la capacidad seguramente lo harían mejor que nosotros, pues de una forma están conscientes de lo que son, de su papel natural, a diferencia de nosotros y de los políticos o gobernantes (en la forma de organización), tenemos una visión distinta por los intercambios culturales y tecnológicos, pero olvidamos nuestro papel como especie, como parte de una naturaleza que aun desconocemos, sobrepoblamos al mundo sin tener una consciencia ecológica (aunque hay una explicación primitiva) contaminamos, destruimos hábitats completos, seguimos empleando energías nocivas al ambiente, nuestra inteligencia se ha vuelta nuestra propia enemiga ¿podría ser en un sentido involutivo?.

¿Ǫué político habla sobre las consecuencias del incremento de la temperatura en los próximos cincuenta años?
¿Por qué no buscan la preservación de la especie y de las otras especies, de los recursos? ¿Por qué no toman decisiones para las próximas generaciones? Posiblemente la ciencia tenga algunas respuestas, o tal vez no seamos tan inteligentes como creíamos y por ello aún no seamos considerados humanos, sino en proceso de serlo y de no serlo. Me ha pasado últimamente cuando escuchó y observo los comportamientos sociales en la política contemporánea es como ver a un montón de primates buscando quien es el más capaz para gobernar como lo resumen diversos estudios de nuestros antepasados (99% de nuestro genoma es igual al del chimpancé), es lo que somos un montón de primates sumidos en complejidades que nos alejan de nuestra propia naturaleza, pero no veo humanos.

Tampoco es para generar un movimiento que cambié la denominación de la Corte Interamericana de Derechos Humanos a la Corte Interamericana de Derechos de los primates sin provocar suspiros que rompan con la tasa de mutación de lo políticamente correcto (intolerancia por ignorancia). ¿Es necesaria la intervención política para tratar asuntos del cambio climático? No, se requiere humanidad.

El éxito de nuestra especie está íntimamente ligado a la capacidad para sintetizar valores y capacidades de los grupos humanos en logros que nos hagan prosperar, o simplemente sobrevivir a casos externos. Esta empresa solo es posible desde liderazgos responsables en los que el ansia individual por el poder deja paso al interés por el éxito del grupo (como ocurre en otros grupos de primates). No todo el mundo está capacitado para dirigir, olvidan que están al servicio de los otros y no al contrario, este tipo de comportamientos son, por desgracia, muy normales, porque la selección natural ya no actúa. La jerarquía se reparte entre muchas personas sin capacidades naturales para el ejercicio del poder. Se requiere la rehumanización.

Lo anterior se justifica un tanto por determinaciones científicas y otro por el uso común de la razón. Cuando la vicepresidenta (de España) Carmen Calvo, uso el término “rehumanización” en una conferencia el 7 de mayo de 2020, no solo llamó la atención de quienes estaban presentes, sino también la de algunos científicos, académicos e intelectuales.

Asumiendo que el término “humano” se concibe más como un adjetivo que como el sustantivo que damos a los miembros de nuestra propia especie ¿Se referirá a la dicotomía bondad-maldad? Nuestro ADN ejerce una dictadura implacable, contra la que se ha de luchar cada día para evitar seguir nuestros peores instintos y ser el homo homini lupus, tal vez llegué el día y la noche en que la tecnología y sus avances modifiquen los comportamientos humanos hasta alcanzar la evolución humana deseada, o sean herramientas para comprender mejor lo que somos (computadoras cuánticas) y actuemos conscientes sobre nuestra naturaleza modificada.

Hasta el momento la condición humana es una utopía. Pues hasta que la humanidad no actué conforme a lo que es: una especie y aproveché los recursos para lo que son, estamos ante un prototipo evolutivo propenso a extinguirse. No es un debate lejano, está ocurriendo y el tiempo continúa su curso “natural”.

Analista político
@L_E_Arnold
arnoldtafoyale@outlook.com

La ciencia es maravillosa, nos enseña en todo sentido la fragilidad de la humanidad en este mundo, las probabilidades de encontrar vida en otros. Los cambios sustanciales de la propia vida por los avances tecnológicos. Nuestra privilegiada existencia en un Universo, que lo único que tiene de compresible es que es incompresible, diría Einstein. La ciencia nos explica con detenimiento exhaustivo los cuestionamientos de lo qué es o podría ser el humano como especie. Aunque algunos autores (con importantes aportaciones a la investigación evolutiva de la especie humana, como el doctor José María Bermúdez de Castro) concluyen que el humano no es humano, sino que está en un proceso evolutivo de serlo, lo anterior causó un boom no solo en la imaginación, sino en todo lo que entendía por la humanidad.

Seguimos evolucionando, no se ha detenido en ningún momento. La tasa de mutación de los homínidos es similar a la de otros organismos pluricelulares, es fácil comprender que nuestro genoma apenas haya cambiado en un periodo relativamente breve. 200 mil años de evolución pueden parecer mucho, pero en términos geológicos y evolutivos son casi un suspiro. Probablemente no se conozca otra fase evolutiva del humano, no por la sentencia que nos heredó Stephen Hawking: “en caso de que nuestra especie supere los próximos 100 años”, no es necesario ser un científico para percatarse de los cambios en nuestro planeta no solamente los ambientales o climáticos, sino también el de los comportamientos sociales y políticos.

Pues las prácticas políticas son tan antiguas, como lo es la filogenia humana y no resultan propias a nuestra especie (los simios antropoideos un ejemplo natural de organización política, deberíamos aprender de estos primates, pues ellos deciden, sí, toman decisiones y son los más capaces quienes las determinan, no para satisfacer sus propias necesidades sino la de todo el grupo). Considero que en este punto ya se ubica mi intención de crítica meramente académica.

Existe una gran brecha intelectual entre el homínido homo sapiens (proveniente de la África subsahariana) a otra clase de primates, pero la esencia es la misma. Ambas especies comparten una particularidad, practican la política dentro del grupo social o del grupo organizativo, actúan para conseguir una serie de fines, no podemos ni ellos puede renunciar a un rasgo que llevan y llevamos en el genoma. El detalle es cómo usamos esa inteligencia que nos separa de otras especies, pues una inteligencia busca satisfacer las necesidades básicas para la preservación, adaptación y por lo tanto la evolución, la otra es una inteligencia que satisface necesidades superfluas y absurdas, tan así que la tasa de mutación era mayor durante el Neolítico o eso intentan comprobar. Posiblemente el enfoque intelectual del “humano” actual produzca que la tasa de mutación desacelere y la de otras especies aumente.

No podría imaginar un escenario probable en que un grupo de chimpancés tomen ciertas decisiones ante la situación del cambio climático, pero si tuvieran la capacidad seguramente lo harían mejor que nosotros, pues de una forma están conscientes de lo que son, de su papel natural, a diferencia de nosotros y de los políticos o gobernantes (en la forma de organización), tenemos una visión distinta por los intercambios culturales y tecnológicos, pero olvidamos nuestro papel como especie, como parte de una naturaleza que aun desconocemos, sobrepoblamos al mundo sin tener una consciencia ecológica (aunque hay una explicación primitiva) contaminamos, destruimos hábitats completos, seguimos empleando energías nocivas al ambiente, nuestra inteligencia se ha vuelta nuestra propia enemiga ¿podría ser en un sentido involutivo?.

¿Ǫué político habla sobre las consecuencias del incremento de la temperatura en los próximos cincuenta años?
¿Por qué no buscan la preservación de la especie y de las otras especies, de los recursos? ¿Por qué no toman decisiones para las próximas generaciones? Posiblemente la ciencia tenga algunas respuestas, o tal vez no seamos tan inteligentes como creíamos y por ello aún no seamos considerados humanos, sino en proceso de serlo y de no serlo. Me ha pasado últimamente cuando escuchó y observo los comportamientos sociales en la política contemporánea es como ver a un montón de primates buscando quien es el más capaz para gobernar como lo resumen diversos estudios de nuestros antepasados (99% de nuestro genoma es igual al del chimpancé), es lo que somos un montón de primates sumidos en complejidades que nos alejan de nuestra propia naturaleza, pero no veo humanos.

Tampoco es para generar un movimiento que cambié la denominación de la Corte Interamericana de Derechos Humanos a la Corte Interamericana de Derechos de los primates sin provocar suspiros que rompan con la tasa de mutación de lo políticamente correcto (intolerancia por ignorancia). ¿Es necesaria la intervención política para tratar asuntos del cambio climático? No, se requiere humanidad.

El éxito de nuestra especie está íntimamente ligado a la capacidad para sintetizar valores y capacidades de los grupos humanos en logros que nos hagan prosperar, o simplemente sobrevivir a casos externos. Esta empresa solo es posible desde liderazgos responsables en los que el ansia individual por el poder deja paso al interés por el éxito del grupo (como ocurre en otros grupos de primates). No todo el mundo está capacitado para dirigir, olvidan que están al servicio de los otros y no al contrario, este tipo de comportamientos son, por desgracia, muy normales, porque la selección natural ya no actúa. La jerarquía se reparte entre muchas personas sin capacidades naturales para el ejercicio del poder. Se requiere la rehumanización.

Lo anterior se justifica un tanto por determinaciones científicas y otro por el uso común de la razón. Cuando la vicepresidenta (de España) Carmen Calvo, uso el término “rehumanización” en una conferencia el 7 de mayo de 2020, no solo llamó la atención de quienes estaban presentes, sino también la de algunos científicos, académicos e intelectuales.

Asumiendo que el término “humano” se concibe más como un adjetivo que como el sustantivo que damos a los miembros de nuestra propia especie ¿Se referirá a la dicotomía bondad-maldad? Nuestro ADN ejerce una dictadura implacable, contra la que se ha de luchar cada día para evitar seguir nuestros peores instintos y ser el homo homini lupus, tal vez llegué el día y la noche en que la tecnología y sus avances modifiquen los comportamientos humanos hasta alcanzar la evolución humana deseada, o sean herramientas para comprender mejor lo que somos (computadoras cuánticas) y actuemos conscientes sobre nuestra naturaleza modificada.

Hasta el momento la condición humana es una utopía. Pues hasta que la humanidad no actué conforme a lo que es: una especie y aproveché los recursos para lo que son, estamos ante un prototipo evolutivo propenso a extinguirse. No es un debate lejano, está ocurriendo y el tiempo continúa su curso “natural”.

Analista político
@L_E_Arnold
arnoldtafoyale@outlook.com