/ martes 30 de abril de 2024

¡Qué oso con las campañas políticas! ¿Y los jóvenes?

“Las juventudes deben dudar de lo que hacen y dejan de hacer, cuestionar, opinar y participar, conocer y entender nuestra democracia”.

Los últimos dos meses se han presentado tres candidatos (a la presidencia de la República), iluminando como estrellas perpetuas (sabiendo que las hay sin una luz propia) las calles, las comunidades, algunas universidades y los rinconcitos donde la luz no alcanza del país, su luminosidad reflejada en propuestas para dar infinito de soluciones a los vacíos sociales y sus necesidades, a los abismos asistencialistas y progresistas, seres de otro mundo, vistiendo con su propaganda los muros y los cielos, leyéndose frases de “viene el cambio”, “somos la respuesta”, “la esperanza comienza”, “viene lo nuevo se va lo viejo” y otras tantas leyendas donde estos seres representan la mejor opción, son la novedad, los David que vencerán a los Goliat (imaginarios), “porque tenemos experiencia”, claro, después de cierto tiempo de “carrera política” bajo el ornamento democrático que otra cosa pueden vender en un mercado político donde son ellos mismos los productos a consumir, que al final de la obra, baja el telón y entre ellos se aplauden, se apapachan con palmaditas al hombro: “vamos a ganar”, se repiten los unos a los otros y a sí mismos, son su mejor público, su mejor audiencia.

Pero así está bien, es lo normal, siéntate y disfruta la función, sé el espectador perpetuo de un panorama incambiable del país de las maravillas de ciclos interminables, Polibio tendría mucho que decir.

Estas campañas promovidas por los partidos (políticos) también perpetuos, aunque se presenten como nuevos, renovados, en alianza, revueltos, separados, pero con la misma sonrisa amigable, prácticas que giran en un mismo patrón, en mismo ciclo, en una sola órbita: alcanzar el poder por el poder ¿por interés general o por el interés personal? Adam Smith decía (en su obra la Riqueza de las Naciones y tal vez en alguna otra charla) que a veces persiguiendo el bien particular se logra el interés común, no dudaría de una premisa de un gran economista, pero lo hago porque todo debe ser una premisa de la duda, aunque la idea sea posible y permisible bajo ciertas circunstancias de efectuarse, dudar es una manifestación del intelecto humano, si muchos dudan o han dudado de Smith, Hobbes, Locke, Stuart Mill o Tocqueville, si Hawkins no baso sus teorías del universo en la duda poco o nada tendríamos hoy de sus teorías e investigaciones que modificaron y continúan modificando la física moderna o seguiríamos estancados en la idea de que la Tierra es el centro del Universo ¿por qué no dudar de todo? Ahora ¿Por qué no dudar del todo de la política mexicana? ¿Por qué no dudar de los partidos políticos? O mejor ¿por qué no dudar de los políticos de siempre? Y otra pregunta de mayor relevancia: ¿dónde están los jóvenes preguntando las preguntas anteriores? ¿Por qué no escribir algo nuevo? Tal vez haya otro mundo en espera de ser descubierto cuando comencemos a dudar de lo que se hace o se dejar de hacer como jóvenes en la sociedad. No se trata de compararnos con otros países, de que Suiza en la democracia moderna que más ha durado (casi 600 años) o que el 80% de los jóvenes en Holanda participan en su democracia y su cultura de la elección (sufragio) es elevada; en Italia existe una computocracia, llegando a una exageración de participación ciudadana; en Estados Unidos, el ciudadano y su representante (republicano o demócrata) se conocen y hay una exigencia ciudadana permanente.

Después de tantas preguntas vienen algunas respuestas (incómodas), pero que pueden provocar la duda y estas observaciones que pueden lograr “dudar” están ocurriendo en estas campañas políticas, por cierto, las más acartonadas, menos populares y carentes de propuestas de los últimos 12 o 18 años, es como si a los políticos tradicionales quisieran encajar en un engranaje que no es propio de su medida, de entrar a fuerza porque son los elegidos (impuestos por sus “partidos”), aunque no sean la pieza adecuada, pero los partidos nos dicen que lo son y el mercado político lleva eligiendo piezas inequívocas para que la maquinaria de la democracia y la sociedad “funcione”, los resultados ya los conocemos y qué oso que no sepamos o no queramos cambiar los engranes, las piezas y las herramientas para tener una democracia en condiciones, un municipio, un estado, un país en condiciones, donde las jóvenes sean las piezas principales y no las de repuesto solo sin son requeridas.
¿A caso los debates de las y los candidatos (municipales, estatales y federales) no les provocan la duda necesaria?.

Primera duda: son los mismos (teniendo como referencia el estado de Guanajuato) unos en el partido de siempre y los de siempre en otros partidos “nuevos”, las propuestas ahora son la división, el debate es un juego de saber y ver quién es el más o menos corrupto, el de los escándalos, la malversación de recursos públicos, las ideas y las propuestas son la ocurrencia con la que piensan mantenerse en el poder, de reelegirse, con la que hacen política, con la que escriben el país de las maravillas, ¡qué oso! No verlo y permitir que sigan en esa narrativa.

La segunda duda: no hay jóvenes, doble oso. ¿Dónde están los jóvenes? Los que hacen campaña como punto de partida. ¿Son ellos los protagonistas? No, son parte de la obediencia ciega que les dicta una necesidad (de la que sea) de seguir en la sombra del árbol torcido que es el único que se beneficia con la luz natural (o artificial) del sol y la promesa de algún día ser la flor de la primavera, que sí, algunos alcanzan de esa metamorfosis y logran florecer pero bajo la misma sombra, el ciclo no se rompe, continua y madura en ese hábitat político descompuesto ¿No hay otra forma? ¿Son los partidos cuna de la democracia? Esos jóvenes son los que deberían dudar sin decirles que duden, de que hacer política no es estar en campaña pegando calcas, poniendo lonas, compartiendo en redes: historias en Instagram de que apoyan lo mejor que hay y lo único que hay porque es la única forma de llegar, reels con canciones de candidatos donde bailan y cantan para encajar en una audiencia joven, pero sin tener propuestas claras de qué hacer con las juventudes, en un país donde el más del 30% deja de estudiar y el 57% no continua estudiando por haber alcanzado el nivel académico propuesto ¿Qué propuestas hay de las juventudes y su educación? ¿Qué sigue después? Qué oso no darse cuenta que los políticos tradicionales solo ven por las próximas elecciones y no por las próximas generaciones.

Pero también hay jóvenes que quieren cambiar esa situación política y aquellos que lleguen a ocupar un cargo emprendan e innoven en la forma de hacer política, de cambiar la fórmula que tanto ha lastimado a la democracia de nuestro país, y las juventudes ajenas a lo política, porque también es cierto que la política no es parta todos, deben tener y conocer la responsabilidad de las libertades democráticas, de entenderla y comenzar a dudar de lo que hacen y dejan de hacer, porque dudando es como se logran los cambios, porque ellos temen de que los jóvenes duden, cuestionen y opinen, estoy convencido de que es el camino para lograr tener una democracia para todos, pero lo importante: para la próximas generaciones.

Analista político
@L_E_Arnold
arnoldtafoyale@outlook.com

“Las juventudes deben dudar de lo que hacen y dejan de hacer, cuestionar, opinar y participar, conocer y entender nuestra democracia”.

Los últimos dos meses se han presentado tres candidatos (a la presidencia de la República), iluminando como estrellas perpetuas (sabiendo que las hay sin una luz propia) las calles, las comunidades, algunas universidades y los rinconcitos donde la luz no alcanza del país, su luminosidad reflejada en propuestas para dar infinito de soluciones a los vacíos sociales y sus necesidades, a los abismos asistencialistas y progresistas, seres de otro mundo, vistiendo con su propaganda los muros y los cielos, leyéndose frases de “viene el cambio”, “somos la respuesta”, “la esperanza comienza”, “viene lo nuevo se va lo viejo” y otras tantas leyendas donde estos seres representan la mejor opción, son la novedad, los David que vencerán a los Goliat (imaginarios), “porque tenemos experiencia”, claro, después de cierto tiempo de “carrera política” bajo el ornamento democrático que otra cosa pueden vender en un mercado político donde son ellos mismos los productos a consumir, que al final de la obra, baja el telón y entre ellos se aplauden, se apapachan con palmaditas al hombro: “vamos a ganar”, se repiten los unos a los otros y a sí mismos, son su mejor público, su mejor audiencia.

Pero así está bien, es lo normal, siéntate y disfruta la función, sé el espectador perpetuo de un panorama incambiable del país de las maravillas de ciclos interminables, Polibio tendría mucho que decir.

Estas campañas promovidas por los partidos (políticos) también perpetuos, aunque se presenten como nuevos, renovados, en alianza, revueltos, separados, pero con la misma sonrisa amigable, prácticas que giran en un mismo patrón, en mismo ciclo, en una sola órbita: alcanzar el poder por el poder ¿por interés general o por el interés personal? Adam Smith decía (en su obra la Riqueza de las Naciones y tal vez en alguna otra charla) que a veces persiguiendo el bien particular se logra el interés común, no dudaría de una premisa de un gran economista, pero lo hago porque todo debe ser una premisa de la duda, aunque la idea sea posible y permisible bajo ciertas circunstancias de efectuarse, dudar es una manifestación del intelecto humano, si muchos dudan o han dudado de Smith, Hobbes, Locke, Stuart Mill o Tocqueville, si Hawkins no baso sus teorías del universo en la duda poco o nada tendríamos hoy de sus teorías e investigaciones que modificaron y continúan modificando la física moderna o seguiríamos estancados en la idea de que la Tierra es el centro del Universo ¿por qué no dudar de todo? Ahora ¿Por qué no dudar del todo de la política mexicana? ¿Por qué no dudar de los partidos políticos? O mejor ¿por qué no dudar de los políticos de siempre? Y otra pregunta de mayor relevancia: ¿dónde están los jóvenes preguntando las preguntas anteriores? ¿Por qué no escribir algo nuevo? Tal vez haya otro mundo en espera de ser descubierto cuando comencemos a dudar de lo que se hace o se dejar de hacer como jóvenes en la sociedad. No se trata de compararnos con otros países, de que Suiza en la democracia moderna que más ha durado (casi 600 años) o que el 80% de los jóvenes en Holanda participan en su democracia y su cultura de la elección (sufragio) es elevada; en Italia existe una computocracia, llegando a una exageración de participación ciudadana; en Estados Unidos, el ciudadano y su representante (republicano o demócrata) se conocen y hay una exigencia ciudadana permanente.

Después de tantas preguntas vienen algunas respuestas (incómodas), pero que pueden provocar la duda y estas observaciones que pueden lograr “dudar” están ocurriendo en estas campañas políticas, por cierto, las más acartonadas, menos populares y carentes de propuestas de los últimos 12 o 18 años, es como si a los políticos tradicionales quisieran encajar en un engranaje que no es propio de su medida, de entrar a fuerza porque son los elegidos (impuestos por sus “partidos”), aunque no sean la pieza adecuada, pero los partidos nos dicen que lo son y el mercado político lleva eligiendo piezas inequívocas para que la maquinaria de la democracia y la sociedad “funcione”, los resultados ya los conocemos y qué oso que no sepamos o no queramos cambiar los engranes, las piezas y las herramientas para tener una democracia en condiciones, un municipio, un estado, un país en condiciones, donde las jóvenes sean las piezas principales y no las de repuesto solo sin son requeridas.
¿A caso los debates de las y los candidatos (municipales, estatales y federales) no les provocan la duda necesaria?.

Primera duda: son los mismos (teniendo como referencia el estado de Guanajuato) unos en el partido de siempre y los de siempre en otros partidos “nuevos”, las propuestas ahora son la división, el debate es un juego de saber y ver quién es el más o menos corrupto, el de los escándalos, la malversación de recursos públicos, las ideas y las propuestas son la ocurrencia con la que piensan mantenerse en el poder, de reelegirse, con la que hacen política, con la que escriben el país de las maravillas, ¡qué oso! No verlo y permitir que sigan en esa narrativa.

La segunda duda: no hay jóvenes, doble oso. ¿Dónde están los jóvenes? Los que hacen campaña como punto de partida. ¿Son ellos los protagonistas? No, son parte de la obediencia ciega que les dicta una necesidad (de la que sea) de seguir en la sombra del árbol torcido que es el único que se beneficia con la luz natural (o artificial) del sol y la promesa de algún día ser la flor de la primavera, que sí, algunos alcanzan de esa metamorfosis y logran florecer pero bajo la misma sombra, el ciclo no se rompe, continua y madura en ese hábitat político descompuesto ¿No hay otra forma? ¿Son los partidos cuna de la democracia? Esos jóvenes son los que deberían dudar sin decirles que duden, de que hacer política no es estar en campaña pegando calcas, poniendo lonas, compartiendo en redes: historias en Instagram de que apoyan lo mejor que hay y lo único que hay porque es la única forma de llegar, reels con canciones de candidatos donde bailan y cantan para encajar en una audiencia joven, pero sin tener propuestas claras de qué hacer con las juventudes, en un país donde el más del 30% deja de estudiar y el 57% no continua estudiando por haber alcanzado el nivel académico propuesto ¿Qué propuestas hay de las juventudes y su educación? ¿Qué sigue después? Qué oso no darse cuenta que los políticos tradicionales solo ven por las próximas elecciones y no por las próximas generaciones.

Pero también hay jóvenes que quieren cambiar esa situación política y aquellos que lleguen a ocupar un cargo emprendan e innoven en la forma de hacer política, de cambiar la fórmula que tanto ha lastimado a la democracia de nuestro país, y las juventudes ajenas a lo política, porque también es cierto que la política no es parta todos, deben tener y conocer la responsabilidad de las libertades democráticas, de entenderla y comenzar a dudar de lo que hacen y dejan de hacer, porque dudando es como se logran los cambios, porque ellos temen de que los jóvenes duden, cuestionen y opinen, estoy convencido de que es el camino para lograr tener una democracia para todos, pero lo importante: para la próximas generaciones.

Analista político
@L_E_Arnold
arnoldtafoyale@outlook.com