Jaral del Progreso, Gto. (OEM-Informex).- Las flores no se marchitaron con el riego y el cuidado de Gabriela, encargada de un invernadero de la ciudad. Volvió, por decirlo de alguna manera, a la nueva normalidad con el mismo entusiasmo en el cultivo de la gran variedad de plantas de ornato.
En realidad nunca se fue de su santuario botánico, ya que siguió trabajando durante los casi dos meses que duró el confinamiento social. Mientras la gente se guardaba, ella salía diariamente a sus labores y comenzaba la mañana con las calles casi vacías.
Nunca se fue a casa por Cuarentena...
“No podía dejar de trabajar, por que las flores y las plantas sino las riegas con amor mueren”, dijo mientras friega algunas plantas bajo la media sombra del espacio fresco.
La escasez de compradores en esa calle céntrica de la zona urbana generó una baja en las ventas del 40 por ciento, lo que significó apenas el sostenimiento del negocio.
La joven mujer, quien habla suave bajo un sombrero de visera que le oscurece un poco el rostro, refleja en su semblante y su voz que ama lo que hace en este espacioso invernadero, en el que resaltan todo tipo de plantas y flores de diversos colores.
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Ella, aunque es empleada se mantiene viva cuidando las plantas y regándolas de manera frecuente para que no se marchiten, por lo que en el lugar se ven las herramientas que le brindan cuidado a las diferentes especies.
Los geranios, las gerberas, los helechos y la gran variedad de rosas agradecen diariamente a Gabriela, quien estuvo presente en el invernadero durante todo este tiempo de confinamiento social para evitar que murieran de sed y en el olvido.
