Originario de Puebla, Miguel Angel Flores llegó a Salamanca para ofertar sus piezas de cristal realizadas al soplar vidrio, oficio que fue heredado por su padre y a más de 50 años dedicado a este trabajo ha logrado solventar los gastos de su hogar.
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“Ya tengo alrededor de 50 años trabajando con el vidrio soplado. Mi papá trabajaba el vidrio y con él aprendimos a trabajar y mis hermanos y yo nos quedamos en este oficio; es un trabajo muy detallado a tal grado de que uno le agarra cariño al vidrio”, comentó Miguel Angel Flores.
El tiempo, paciencia y sobre todo la materia prima que es el vidrio son las piezas fundamentales para poder realizar estas figuras que son realizadas al gusto y tamaño de los clientes.
“Para poder elaborar una pieza va desde un minuto y medio en las más pequeñas y las más grandes ahí si varía el tiempo de dedicación; y para poder darle la forma al vidrio es el oxígeno, gas butano para poder fundir el cristal y a través de pinzas cuchillos damos la forma al cristal”, explicó.
Angel Flores comentó que al aprender este trabajo, a lo largo de todo estos 50 años, ha logrado sacar adelante a su familia y poder darle una educación a sus hijo.
“Gracias a dios este negocio todavía es rentable, sobre todo que hay gente que viene a consumir o encargarnos algunas piezas y poco a poco las vamos a realizar; con este trabajo me alcanza para poder solventar los gastos que tengo en mi casa donde vivimos mi esposa, mi hijo y yo. Mi hijo está por recibirse de paramédico y para mí es una alegría verlo cumplir sus metas que él se ha propuesto”, puntualizó.
También mencionó tener más miembros de la familia que se dedican a este noble oficio, en otros lados de la República Mexicana, sin embargo el fue el único que siguió los pasos de su padre.
“Nosotros llegamos de puebla aquí a Salamanca para poder ofrecer nuestras artesanías y sobre todo, de vidrio soplado y aquí estamos trabajando en la elaboración para que la gente pueda venir a consumir estas esculturas”.
El trabajo de soplar vidrio se remonta a tiempos muy antiguos, el cual era utilizado para crear objetos de bisutería, a los cuales se les añadía diversos minerales los cuales al ser fundidos se tornaban de diferentes colores, formas y tamaños.
Si bien se desconoce con precisión el origen de esta técnica, se tiene información de que este trabajo se remonta a la zona de Siria, cerca del Siglo I antes de Cristo, el cual con el paso del tiempo se fue difundiendo por el mundo.
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El español Faustino Martín Plaza, quien naciera en el año de 1932 fue uno de los mayores exponentes en el arte del vidrio soplado, ganando el primer Concurso Interprovincial de Soplado de Vidrio Químico en el año, falleció en el año del 2007.
