/ martes 12 de septiembre de 2017

Cleto Reyes forjó una leyenda con los guantes del nocaut

Ni siquiera le tecnología han podido superar la creatividad y pasión del mexicano, que ha cubierto los puños de los mejores del ring

Cuando don Cleto Reyes (nació en la Ciudad de México el 26 de abril de 1920) dio los primeros pedalazos a su vieja máquina de coser en el pequeño taller de su hogar para elaborar sus primeros guantes de boxeo, lo hizo por la necesidad de conseguir dinero para su familia. Nunca imaginó que la pasión con que lo hizo los llevaría a ser buscados por los mejores boxeadores del mundo. Así, aquel humilde talabartero daba nacimiento a lo que hoy se conoce como Industrias Reyes y que llegaría a superar a las grandes marcas establecidas.

Desde Muhammad Alí hasta Manny Pacquiao -el ídolo filipino los tiene como sus favoritos- han usado los “guantes del nocaut” o los “guantes de los campeones”.

 

Se los puso Juan Manuel Márquez para aplicar aquel terrible nocaut al mismo Pacquiao, en diciembre de 2012, en Las Vegas.

El señor Cleto había sostenido una pelea de aficionados y aunque fue la única vez que intercambió golpes, sintió muy incómodos aquellos guantes. Entonces decidió mejorar su hechura en su domicilio de las calles de Wagner, colonia Vallejo.

Él sabía trabajar el cuero pues laboraba desde los 12 años de edad en un taller de talabartería para artículos de beisbol.

Luego de aquella sola pelea -tenía 19 años-, buscó proteger los puños de los púgiles.

 

En plena época de la reconstrucción nacional tras la lucha revolucionaria, colocó sus productos poco a poco, no sin la reticencia de su esposa, la señora Martha Pérez, quien le decía que “nadie puede vivir de hacer guantes”.

Eduardo Alberto Reyes Pérez, el cuarto de sus seis hijos, puso especial atención en aprender.

Alberto Reyes, como se le conoce, nos cuenta: "Cuando le dije a mi mami que iba a ayudarle a mi papá, me contestó: 'y ya vas a doblar la joroba como tu padre’, a lo que le respondí que yo iba a hacer una empresa del taller”.

 

La clave, nos remarca, “es poner cariño, amor y pasión en tu trabajo”, aunque él lo convirtió en obsesión.

Alberto vivió un cuarto de siglo de su vida encerrado, para hacer crecer el negocio. En enero pasado cumplió 46 años de trabajo.

Don Cleto -falleció el 3 de enero de 1999- acostumbraba envolver su producto en papel de china y ponerlo en cajas de zapatos, “para que el manoseo no le afectara”.

Alberto siguió el ejemplo, aunque ahora se recubren con laca y son envueltos en plástico muy fino tras pasar por rigurosas pruebas de calidad.

Cuando don Cleto Reyes (nació en la Ciudad de México el 26 de abril de 1920) dio los primeros pedalazos a su vieja máquina de coser en el pequeño taller de su hogar para elaborar sus primeros guantes de boxeo, lo hizo por la necesidad de conseguir dinero para su familia. Nunca imaginó que la pasión con que lo hizo los llevaría a ser buscados por los mejores boxeadores del mundo. Así, aquel humilde talabartero daba nacimiento a lo que hoy se conoce como Industrias Reyes y que llegaría a superar a las grandes marcas establecidas.

Desde Muhammad Alí hasta Manny Pacquiao -el ídolo filipino los tiene como sus favoritos- han usado los “guantes del nocaut” o los “guantes de los campeones”.

 

Se los puso Juan Manuel Márquez para aplicar aquel terrible nocaut al mismo Pacquiao, en diciembre de 2012, en Las Vegas.

El señor Cleto había sostenido una pelea de aficionados y aunque fue la única vez que intercambió golpes, sintió muy incómodos aquellos guantes. Entonces decidió mejorar su hechura en su domicilio de las calles de Wagner, colonia Vallejo.

Él sabía trabajar el cuero pues laboraba desde los 12 años de edad en un taller de talabartería para artículos de beisbol.

Luego de aquella sola pelea -tenía 19 años-, buscó proteger los puños de los púgiles.

 

En plena época de la reconstrucción nacional tras la lucha revolucionaria, colocó sus productos poco a poco, no sin la reticencia de su esposa, la señora Martha Pérez, quien le decía que “nadie puede vivir de hacer guantes”.

Eduardo Alberto Reyes Pérez, el cuarto de sus seis hijos, puso especial atención en aprender.

Alberto Reyes, como se le conoce, nos cuenta: "Cuando le dije a mi mami que iba a ayudarle a mi papá, me contestó: 'y ya vas a doblar la joroba como tu padre’, a lo que le respondí que yo iba a hacer una empresa del taller”.

 

La clave, nos remarca, “es poner cariño, amor y pasión en tu trabajo”, aunque él lo convirtió en obsesión.

Alberto vivió un cuarto de siglo de su vida encerrado, para hacer crecer el negocio. En enero pasado cumplió 46 años de trabajo.

Don Cleto -falleció el 3 de enero de 1999- acostumbraba envolver su producto en papel de china y ponerlo en cajas de zapatos, “para que el manoseo no le afectara”.

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