En México el 91% de los neumáticos que se desechan al año termina en tiraderos clandestinos, lo que representa un daño ambiental importante para aire y el suelo. En Salamanca es muy común encontrarse este tipo de artefactos en predios baldíos, basureros e incluso en los orillas de los cauces, en ese sentido, el director de Servicios Públicos Municipales, Aarón Gasca Aguinaco, exhortó a la población a evitar este tipo de practicar y acercar estos productos a la oficina de Gestión de Residuos, en donde, la disposición tendrá un costo de 10 pesos por llanta.
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“Si ustedes le quitaron las llantas a sus vehículos o tienen llantas fuera de su domicilio que ya no sirven, es recomendable que nos las acerquen a las Oficinas de Gestión de Residuos, tiene un costo de 10 pesos por llanta que realmente es un costo muy simbólico, eso hace que la disposición con una empresa que le da un tratamiento se haga bajo una norma ambiental y nos otorga un certificado de disposición amigable”, explicó.
Dijo que, la aparición de llantas en tiraderos clandestinos, obedece a la falta de cultura de disposición y separación de la basura, es decir, entre los desechos que se generan en casa y se lleva el camión de la basura y los que se conocen como disposición especial como son muebles, llantas y pilas, para que se les brinde un tratamiento especial.
Entre las zonas, en donde regularmente se pueden observar la acumulación de neumáticos, se encuentran las inmediaciones de la calle Insurgentes, paralela a vía férrea, así como en la rivera del río Lerma, así como en lotes baldíos de las colonias San Juan Chihuahua, La Cruz y Progreso Industrial.
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En México se desechan alrededor de 40 millones de neumáticos al año y sólo se recicla el 2%, lo que vuelve más preocupante esta situación para la población, ya que, al insertarse en el ambiente, el espacio entre los neumáticos y sus propiedades casi indestructibles acumulan fácilmente agua de lluvia que se estanca, así como basura y otros desechos, convirtiéndose en focos de infecciones, hervideros de mosquitos portadores de enfermedades como dengue, zika y chikungunya, así como otras plagas y roedores. En el agua, facilitan la acumulación de basura impidiendo que la misma se oxigene, además de alterar el flujo natural del líquido, causando enormes daños al hábitat de especies acuáticas y, por consecuencia a todo el ecosistema.