María Rosenda, oriunda de Irapuato visita desde hace 25 años al Señor del Hospital; lo que comenzó como una tradición de sus padres, ha trascendido por generaciones y hoy son más de 20 integrantes de su familia los que la acompañan para agradecer por los milagros recibidos y por un año más de vida.
Ma. Rosenda relató que la emoción por visitar al Cristo Negro la vive desde días antes de que se llegue la fecha “yo me siento muy contenta y muy emocionada porque cada que se van acercando los días lo tengo muy presente y digo 'ay señor ya se va a llegar tu día voy a ir a verte, luego me dice no te vueles porque no vas a ir', pero si vengo y aquí estoy, Dios me dio licencia de volver a venir luego de dos años que por la enfermedad no nos dejaron” manifestó.
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Aunque viene caminando desde Irapuato,Rosenda explicó que el camino es corto y no se hace pesado a pesar de tener 25 años con esta tradición que comenzó desde sus padres y que hoy ha heredado a sus hijos, nietos y nueras.
“Mis papás año con año venían a ver al Cristo Negro y hoy aquí estamos; dicen que son las herencias que nos dejarán y nosotros somos las ramas que vamos levantando y cerrando estás filas para venir y no perder la tradición (…) ahorita me acompañan mi hijo, mi nuera, otra hija y mis nietos en total somos más de 20 personas, ya no solo somos los grandes ya también los chiquitos y también está otro hijo con su familia que se viene aparte pero también vienen caminando”.
Historias como estas se pueden encontrar entre los miles de feligreses que se dan cita durante los Días Santos; otra de ellas es la de Estefanía de 17 años de edad, quien a pesar de su corta edad ha sido testimonio de los milagros del Señor del Hospital.
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"Vengo descalza desde Loma de San Antonio ya van varios años los que yo he venido a visitar al Señor del Hospital pero en esta ocasión vengo descalza porque hace tiempo había hecho la manda de venir así(...) yo estaba enferma del pie y no podía caminar, me perdí un año de poder venir caminando y le dije al Cristo que si me componía me iba a venir descalza y si me compuso, por eso estoy aquí para dar gracias" manifestó.
Es por estos motivos que la devoción hacia la imagen del Cristo Negro creció no sólo en Salamanca sino en las comunidades y municipios vecinos.