Hoy nuevamente Jesús nos habla en parábolas y nos presenta la parábola de los talentos. ¿Por qué no intentamos poner esta parábola en términos actuales? Esbocemos un intento. Mucho se ha hablado de las grandes riquezas que encierra nuestra patria, pero, dicen los chistes crueles, para cuidar, proteger y hacer crecer estos tesoros se ha puesto al “mexicano”, que ha venido a dar al traste con toda la riqueza.
No podemos solamente hablar de riquezas naturales, nuestra patria encierra un enorme potencial en valores humanos que se encuentran desperdiciados y que no se han sabido utilizar. Qué tristeza encontrar vagando por nuestras calles la fuerte e inteligente juventud, desperdiciando su tiempo y sus esfuerzos, reducidos a los tristemente llamados “ninis”, porque no encuentran oportunidad ni para estudiar, ni para trabajar, ni para desarrollar sus estupendas cualidades. La riqueza de nuestras familias, perla preciosa de nuestra sociedad, que ahora se desmorona y se desperdicia, golpeada por el individualismo, por el mercantilismo y por un hedonismo que destroza todo sentido humanitario. Los niños y los adolescentes que gastan horas y horas en sus clases, pero que muy poco aprenden de los valores de la vida, del amor a la verdad y de la búsqueda de la justicia. Con dolor comprobamos que no solamente están escasos de conocimientos básicos, sino también se encuentran vacíos de valores. El potencial de los medios de comunicación, radio, celulares, internet o televisión, que poseen una fuerza extraordinaria para educar, enseñar, propiciar un verdadero descanso y aprecio de la vida y que se han convertido en una sarta de programas estúpidos, insulsos y mediocres.
Se espera actitud responsable
Ahora mismo se presentan los nuevos candidatos a puestos de elección popular y son muchos los que se preguntan: ¿qué han hecho nuestras autoridades para construir un México justo, en paz y en concordia? ¿Dónde han quedado los buenos propósitos y las promesas de campaña? No es gratuita la indiferencia y la apatía con la que muchos de los ciudadanos miran las elecciones. No se han hecho producir los talentos que el pueblo, o que el Señor, ha puesto en sus manos.
Pero no sólo las autoridades civiles, todos los que tenemos alguna responsabilidad frente a la comunidad, frente a la familia, frente a los grupos, hemos desperdiciado las oportunidades y nos hemos quedado paralizados de miedo. Los padres de familia no se atreven a proponer verdaderos ideales a sus hijos y prefieren seguir el borreguismo que el sistema propone; los maestros no se arriesgan a formar verdaderos ciudadanos; los líderes obreros y sindicales prefieren sus ganancias substanciosas a la verdadera justicia; los pastores y sacerdotes no se arriesgan a presentar el reino en toda su verdad y se contentan con unos cuantos fieles adormilados. Es el pecado de la cobardía, de la omisión, del pasivismo, que está ahogándonos e impidiendo verdaderos frutos.
Dos de tres
¿Demasiado pesimismo? Jesús siempre tiene palabras de esperanza y nos presenta en su parábola no uno, sino dos servidores que han tenido la inteligencia, el compromiso y osadía de arriesgar todo. Que se han comprometido y que han sabido hacer producir. Dos de tres es un gran porcentaje, no sé si en la actualidad podríamos aspirar a tanto, pero de lo que sí estoy seguro es de que hay discípulos de Jesús que no se acobardan y que entregan su vida en la búsqueda del reino, que hay líderes que asumen con toda dignidad su papel y se entregan arriesgando su propia vida, que hay pequeños y quizás desconocidos protagonistas que están sembrando en este mismo momento semillas de esperanza.
Hoy Jesús quiere que hagamos producir los talentos que nos ha concedido, no le importa lo mucho o lo poco, le importa el amor, la honestidad y el servicio que en nuestra tarea pongamos. ¿Cómo le respondemos a Jesús? ¿Estamos haciendo producir nuestros talentos personales, comunitarios, eclesiales y nacionales? ¿Inventamos disculpas para dejar de producir?
Obispo de la Diócesis de Irapuato
@ObispodeIrapuato