Con Jesús Reyes Heroles González Garza coincidimos en un grupo plural de políticos e intelectuales, conformado desde junio de 2004 -segunda mitad del gobierno de Fox-, para analizar, con rigor, los problemas del país, explorar soluciones y buscar potenciales liderazgos y alianzas.
Todos los martes, por la noche, de 8 a 12 horas (cenando ricas tortas y tintos), nos reuníamos en las oficinas de GEA Grupo de Economistas Asociados, en calle Pestalozzi, Narvarte, en la Ciudad de México. Había un analista o ponente y un tema a discutir en cada sesión. Además de Jesús -era el anfitrión-, acudíamos Genaro Borrego y Pedro Joaquín Coldwell (expresidentes del PRI), Enrique de la Madrid, Rolando Cordera (del PSUM), Patricia Mercado (de PSD), Luz Lajous, Gilberto Guevara Niebla, Pepe Carreño, Federico Berrueto, Diódoro Carrasco, Francisco Suárez Dávila, Carlos Ruiz Sacristán, Arturo Núñez (entonces del PRI, luego fue gobernador por el PRD), Juan Manuel Carreras, entre otros. Raymundo Cárdenas y Demetrio Sodi, entonces del PRD. Del PAN, Margarita Zavala y yo. Salvo en Semana Santa y vacaciones navideñas, el grupo no dejó de sesionar los martes. Disertaciones eran un gozo, con mucho sentido del humor, sin pedanterías ni soberbias.
El 20 de octubre de 2005 tuvimos una sesión comida con el reconocido politólogo alemán Dieter Nohlen, autor, entre otros, del libro “Sistemas Electorales del Mundo”, un clásico en la materia (al tiempo se le llamó “mexicanólogo” y amigo de México) La cita fue en Le Cordon Bleu, Casa de Francia. Ese día, Arturo Montiel declinó buscar la candidatura presidencial del PRI y quedó solo Roberto Madrazo, perverso tabasqueño -considerado un peligro para México, también-. Llegué minutos antes a la cita y varios contertulios me preguntaban, con ansia, si Margarita iría a la comida, les afirmé que sí. Le comunicaron apoyarían desde ya a Felipe Calderón, su esposo, ante imposibilidad ética y política de avalar a Madrazo (iban con Montiel con las narices tapadas, “menos nauseabundo”). Al obtener Felipe el triunfo en las urnas, integró a su equipo a varios de estos: Pedro Joaquín Coldwell, en Energía; Enrique de la Madrid, en Financiera Rural; Juan Manuel Carreras, en la Corett. Genaro Borrego declinó. Jesús fue director general de Pemex. Al tiempo, Felipe propuso mi nombre al procurador Eduardo Medina Mora para ser subprocurador Jurídico y de Asuntos Internacionales (con Lalo, siendo estudiantes de carrera- él en la UNAM, yo en la Libre-, y con otros estudiantes, integramos un seminario de estudios de la realidad mexicana, Serem). Ahí constaté, siendo parte del mismo equipo, la conducción certera que tenía Jesús, de Pemex. Como la dirección general de Normatividad de PGR dependía de mí, nos tocaba revisar todas las iniciativas legislativas en materia penal. Jesús coordinó una estrategia integral para combatir al huachicol, que incluyó proponer nuevos delitos federales en la materia. Y por eso conocí sus diagnósticos, y las diversas acciones ante el huachicol. (A la llegada de Peña Nieto, con el igual nefasto de Emilio Lozoya Austin en Pemex, todo lo realizado para proteger ductos e instalaciones de Pemex, se tiró a la basura, incluyendo programas satelitales, aviones tripulados y no tripulados, lanchas, drones, etcétera. El huachicol explosionó. Y la FGR, de Murillo Karam, que en Guanajuato no tuvo delegado, dejó de perseguirlo. Desde entonces Guanajuato, entre otros huachicoleados, no recupera paz).
Jesús hubo de renunciar a esa dirección. Lo lamenté. El 7 de septiembre de 2009, en conferencia de prensa en Los Pinos, estuvimos junto al presidente Calderón, quien le agradeció colaboración. Y ante la renuncia de Medina Mora, también ahí oficializada, informó quedaba yo de encargado de la PGR, hasta en tanto hubiese consenso en la Cámara de Senadores sobre nuevo procurador (me adelantó: de no haber acuerdo, te quedas el resto del sexenio).
Jesús fue economista, por el ITAM, abogado por la UNAM, doctor en Economía, por el Instituto Tecnológico de Massachusetts. Fue también secretario de Energía, embajador ante Estados Unidos, director de Banobras, entre otras tareas de servicio eficaz a México.
Jesús falleció el pasado 21 de enero. Sin duda, un mexicano ilustre. E hijo de uno de los políticos más reconocidos del siglo pasado. Memoricé su sonrisa franca y pronta. Disfruté su amena charla, incluso en los convivios de fin de año que hacía con sus colaboradores de GEA.
De las enseñanzas de Efraín González Morfin que no he olvidado, aplica la de que hay dos cosas que un político no debe perder: el sentido del honor y el sentido del humor. Jesús aquilató ambos. Recorrer caminos y coincidir en la misma dirección, privilegio de aprendizajes gozosos. Buen viaje, Jesús.
Analista político y extitular del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública
@jalcants