/ viernes 24 de noviembre de 2023

Campesino soy

“Soy campesino, hijo de campesinos. Lo primero me da orgullo, lo segundo me da honor”. Son las palabras de Chencho, un joven del campo guanajuatense que nos da lección de sabiduría cuando la sangre de los ancestros corre por esas mismas venas de trabajo y honradez por donde transita la vida.

Chencho se limpia la frente con un paliacate rojo, mientras me explica que pudiera estar en varios jales e invitaciones seducidas por las influencias que llegan de todas partes, pero para el todas y cada una le “huelen mal”, prefiere hacer lo que le enseño su padre y abuelo: dibujar surcos de tierra. Me pregunta si puede continuar con su trabajo, mientras me cuenta que no tiene más de 26 años y que su día transcurre entre café, gallinas y vacas, entre las labores de ayudar en casa a su madre, en el campo a su padre y a cuidar de su hija Verónica; su día transcurre también entre los prejuicios de quienes lo menosprecian por haberse quedado en el campo. “No me importa, yo estoy orgulloso de serlo”, me lo dice mientras se le dibuja una sonrisa transparente y segura en su rostro.

El estigma de quedarse en el campo

El campo Guanajuatense se está envejeciendo. En gran parte porque los jóvenes no encuentran motivo alguno o simplemente no quieren quedarse y para quienes deciden hacerlo como Chencho, deben afrontar los prejuicios y dificultades que rondan al campo.

En 2023, han sido la sequía y la caída de los precios las principales dificultades que ha tenido que enfrentar el campo mexicano y el de Guanajuato. Mas de 500 mil hectáreas de siembra se han visto afectadas por la extrema sequía entre enero y septiembre de este año de acuerdo con cifras de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural. De ellas, solo 37 mil hectáreas se dedican a cultivos de riego, mientras que el resto obedecen a parcelas agrícolas. El impacto de este desastroso fenómeno climático ha sido especialmente severo con las comunidades de estados como Chihuahua, Zacatecas, San Luis Potosí, Michoacán, Nuevo León, Tamaulipas y, por supuesto, Guanajuato, en donde mas del 70% de la tierra ha experimentado un nivel máximo de sequía.

Apenas en septiembre pasado, los campesinos de Guanajuato enfrentaron graves dificultades y decisiones que han debido ser tomadas debido a la prolongada sequía que afectaron a los cultivos de maíz y sorgo en su mayoría. Muchos de ellos se vieron obligados a iniciar el enfilado de cultivos para rescatar lo poco que aún podía ser útil y servir como alimento para el ganado. El clima no ha sido nada amable con el campo este año, pero no podemos dejar de señalar y dejar de destacar la necesidad de fortalecer las políticas públicas dirigidas a una modernización del sector agrícola, así como programas que promuevan de manera eficaz la importancia de prácticas sustentables, como la agricultura de conservación, reciclaje y reuso del agua. La sequía es dura, pero lo será aun más si no se tienen métodos eficientes de riego.

A pesar de estas dificultades, Chencho no se desanima y asegura: “no hay nada que hacer, así lo quiere la naturaleza, ya vendrán las lluvias y cuando lleguen tendré mis manos listas para obtener el mayor provecho”. “El campo siempre nos ha dado, solo que la gente olvida fácil”. Mientras lo escucho, no puedo evitar pensar en lo equivocados que estamos cuando en los pueblos y ciudades educamos en el imaginario de que si te quedas en el campo, fracasas. Escuchar a Chencho es escuchar a alguien que ya venció en la vida. A su temprana edad y a pesar de no contar con estudios, Chencho ya cuenta con algo que muchos jóvenes pagan fortunas por obtener: empleo y una mentalidad de emprendedor, porque no sólo ha sabido sacar adelante a una familia, sino una profesión que cuenta con feroz competencia y dificultades, a la que ha sabido aprender a generar ese espíritu de emprendimiento que otorga el campo mexicano y que muchos deciden olvidar: el campo, que desde siempre nos ha brindado a todos mexicanos la posibilidad de tener y generar empleo y un sustento para nuestras familias.

Hoy en día parece un estigma el permanecer y dedicarse al campo. Estoy convencido que estas creencias existen en gran parte porque las nuevas generaciones no han entendido el significado y valor que solo otorga el trabajo duro, la honra que forjaron nuestros ancestros en estos mismos campos de siembra y cultivo. También sería muy importante que como familia y sociedad les hagamos saber a los más jóvenes que el campo ha cambiado y ha ido avanzando. “Nuestros padres estaban habituados al trabajo de sol a sol y a todos los días. Hoy ha cambiado mucho, tenemos mas tecnología y nos capacitan más para poder sacar la cosecha adelante y ser más organizados, hoy la tenemos más fácil y lo mejor es que lo estoy haciendo en mi propia parcela. El campo no es malo, lo que pasa es que tienen un mal concepto del trabajo y por eso lo pagan tan mal”, comenta Chencho.

Para que vuelvan

Todo lo que se realice como gobierno y sociedad debe estar enfocado en continuar desarrollando el campo. Ya sea en términos de educación tecnológica, apoyo financiero y educación empresarial. Pero sobretodo debe ir enfocado en rescatar el mayor tesoro que como mexicanos podemos tener, el valor y el honor del campo.

Hace unos días, el gobernador de Guanajuato, Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, inauguró y estuvo caminando la Expo Agroalimentaria del estado, en el municipio de Irapuato, sin duda a sabiendas de la importancia que representa el sector para el estado y para la región al ser uno de los pilares de la economía y del sustento de miles de familias. Si bien es cierto que el campo en general ha sido y continúa siendo un sector bastante olvidado y maltratado, hay que reconocer que la inversión y el apoyo en el estado ha sido la más alto en los últimos sexenios, pero el compromiso deberá seguir al alza, si queremos que nuestros jóvenes vuelvan y encuentren en el campo mexicano la otrora tierra fértil en la que podían sembrar sus sueños y esperanzas.

Antes de despedirme, le pregunto a Chencho qué es lo que le hace falta al campo. Sin vacilar me responde: “Hay que hacer conciencia en la gente, de que el trabajo del campo es valioso, rinde frutos y ayuda a mejorar el bienestar de nuestras familias. Que los más chamacos comprendan que trabajar en el campo es un honor y una forma correcta de vivir la vida”. Estrecho su mano y le agradezco por la valiosa enseñanza de vida, de la misma manera que agradezco tu valiosa lectura. Hasta la próxima querido lector y un abrazo muy grande para ti estimado Chencho.


Analista empresarial y director regional de Logística y Relaciones Comerciales de Palos Garza

miguel.rivera@palosgarza.com

“Soy campesino, hijo de campesinos. Lo primero me da orgullo, lo segundo me da honor”. Son las palabras de Chencho, un joven del campo guanajuatense que nos da lección de sabiduría cuando la sangre de los ancestros corre por esas mismas venas de trabajo y honradez por donde transita la vida.

Chencho se limpia la frente con un paliacate rojo, mientras me explica que pudiera estar en varios jales e invitaciones seducidas por las influencias que llegan de todas partes, pero para el todas y cada una le “huelen mal”, prefiere hacer lo que le enseño su padre y abuelo: dibujar surcos de tierra. Me pregunta si puede continuar con su trabajo, mientras me cuenta que no tiene más de 26 años y que su día transcurre entre café, gallinas y vacas, entre las labores de ayudar en casa a su madre, en el campo a su padre y a cuidar de su hija Verónica; su día transcurre también entre los prejuicios de quienes lo menosprecian por haberse quedado en el campo. “No me importa, yo estoy orgulloso de serlo”, me lo dice mientras se le dibuja una sonrisa transparente y segura en su rostro.

El estigma de quedarse en el campo

El campo Guanajuatense se está envejeciendo. En gran parte porque los jóvenes no encuentran motivo alguno o simplemente no quieren quedarse y para quienes deciden hacerlo como Chencho, deben afrontar los prejuicios y dificultades que rondan al campo.

En 2023, han sido la sequía y la caída de los precios las principales dificultades que ha tenido que enfrentar el campo mexicano y el de Guanajuato. Mas de 500 mil hectáreas de siembra se han visto afectadas por la extrema sequía entre enero y septiembre de este año de acuerdo con cifras de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural. De ellas, solo 37 mil hectáreas se dedican a cultivos de riego, mientras que el resto obedecen a parcelas agrícolas. El impacto de este desastroso fenómeno climático ha sido especialmente severo con las comunidades de estados como Chihuahua, Zacatecas, San Luis Potosí, Michoacán, Nuevo León, Tamaulipas y, por supuesto, Guanajuato, en donde mas del 70% de la tierra ha experimentado un nivel máximo de sequía.

Apenas en septiembre pasado, los campesinos de Guanajuato enfrentaron graves dificultades y decisiones que han debido ser tomadas debido a la prolongada sequía que afectaron a los cultivos de maíz y sorgo en su mayoría. Muchos de ellos se vieron obligados a iniciar el enfilado de cultivos para rescatar lo poco que aún podía ser útil y servir como alimento para el ganado. El clima no ha sido nada amable con el campo este año, pero no podemos dejar de señalar y dejar de destacar la necesidad de fortalecer las políticas públicas dirigidas a una modernización del sector agrícola, así como programas que promuevan de manera eficaz la importancia de prácticas sustentables, como la agricultura de conservación, reciclaje y reuso del agua. La sequía es dura, pero lo será aun más si no se tienen métodos eficientes de riego.

A pesar de estas dificultades, Chencho no se desanima y asegura: “no hay nada que hacer, así lo quiere la naturaleza, ya vendrán las lluvias y cuando lleguen tendré mis manos listas para obtener el mayor provecho”. “El campo siempre nos ha dado, solo que la gente olvida fácil”. Mientras lo escucho, no puedo evitar pensar en lo equivocados que estamos cuando en los pueblos y ciudades educamos en el imaginario de que si te quedas en el campo, fracasas. Escuchar a Chencho es escuchar a alguien que ya venció en la vida. A su temprana edad y a pesar de no contar con estudios, Chencho ya cuenta con algo que muchos jóvenes pagan fortunas por obtener: empleo y una mentalidad de emprendedor, porque no sólo ha sabido sacar adelante a una familia, sino una profesión que cuenta con feroz competencia y dificultades, a la que ha sabido aprender a generar ese espíritu de emprendimiento que otorga el campo mexicano y que muchos deciden olvidar: el campo, que desde siempre nos ha brindado a todos mexicanos la posibilidad de tener y generar empleo y un sustento para nuestras familias.

Hoy en día parece un estigma el permanecer y dedicarse al campo. Estoy convencido que estas creencias existen en gran parte porque las nuevas generaciones no han entendido el significado y valor que solo otorga el trabajo duro, la honra que forjaron nuestros ancestros en estos mismos campos de siembra y cultivo. También sería muy importante que como familia y sociedad les hagamos saber a los más jóvenes que el campo ha cambiado y ha ido avanzando. “Nuestros padres estaban habituados al trabajo de sol a sol y a todos los días. Hoy ha cambiado mucho, tenemos mas tecnología y nos capacitan más para poder sacar la cosecha adelante y ser más organizados, hoy la tenemos más fácil y lo mejor es que lo estoy haciendo en mi propia parcela. El campo no es malo, lo que pasa es que tienen un mal concepto del trabajo y por eso lo pagan tan mal”, comenta Chencho.

Para que vuelvan

Todo lo que se realice como gobierno y sociedad debe estar enfocado en continuar desarrollando el campo. Ya sea en términos de educación tecnológica, apoyo financiero y educación empresarial. Pero sobretodo debe ir enfocado en rescatar el mayor tesoro que como mexicanos podemos tener, el valor y el honor del campo.

Hace unos días, el gobernador de Guanajuato, Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, inauguró y estuvo caminando la Expo Agroalimentaria del estado, en el municipio de Irapuato, sin duda a sabiendas de la importancia que representa el sector para el estado y para la región al ser uno de los pilares de la economía y del sustento de miles de familias. Si bien es cierto que el campo en general ha sido y continúa siendo un sector bastante olvidado y maltratado, hay que reconocer que la inversión y el apoyo en el estado ha sido la más alto en los últimos sexenios, pero el compromiso deberá seguir al alza, si queremos que nuestros jóvenes vuelvan y encuentren en el campo mexicano la otrora tierra fértil en la que podían sembrar sus sueños y esperanzas.

Antes de despedirme, le pregunto a Chencho qué es lo que le hace falta al campo. Sin vacilar me responde: “Hay que hacer conciencia en la gente, de que el trabajo del campo es valioso, rinde frutos y ayuda a mejorar el bienestar de nuestras familias. Que los más chamacos comprendan que trabajar en el campo es un honor y una forma correcta de vivir la vida”. Estrecho su mano y le agradezco por la valiosa enseñanza de vida, de la misma manera que agradezco tu valiosa lectura. Hasta la próxima querido lector y un abrazo muy grande para ti estimado Chencho.


Analista empresarial y director regional de Logística y Relaciones Comerciales de Palos Garza

miguel.rivera@palosgarza.com