Participan salmantinos en construcción de la taza más grande del mundo

Fue una tarea titánica, pero Herón y su sobrino no se dieron por vencidos y asumieron el reto

Sanjuana Medrano | El Sol de Salamanca

  · viernes 16 de diciembre de 2022

Cristóbal y Herón, participan en elaboración de la taza más grande del mundo. / Fotos: Sanjuana Medrano | Cortesía Cristóbal Martínez

Herón García García y Cristóbal Martínez García, salmantino que participaron en el diseño de la Taza de café más grande del mundo, señalaron que el haber colaborado en este proyecto, fue una oportunidad para destacar el talento salmantino y la calidad de mano de obra que hay en el municipio.


El pasado 10 de diciembre, la ciudad de León, Guanajuato, rompió Récord Guinness con la taza de café más grande del mundo con capacidad de 26 mil litros; proyecto en el que trabajaron alrededor de 16 personas para hacer este sueño realidad, entre las que se encontraban Herón y Cristóbal originarios de Salamanca y soldadores desde hace varios años.

Los salmantinos se encargaron de construir y ensamblar el recipiente de acero inoxidable, faldones de acero inoxidable con una profundidad de 2.75 metros, dimensiones capaces de aguantar un volumen de 26 litros de café, la cifra necesitada para romper el record que hasta el pasado sábado tenía Colombia.

Para Cristóbal y su tío Herón, formar parte del proceso para la construcción de la taza, fue una experiencia emocionante y llena de retos, pues aunque tuvieron que trabajar contra reloj para lograr la hazaña, formar parte de ese equipo de personas que colaboró, es una oportunidad para destacar la calidad de mano de obra que hay en Salamanca.

“Fue una experiencia muy padre, porque nosotros teníamos el reto de construir el recipiente para la taza más grande del mundo, es algo muy positivo, para quienes nos dedicamos a la soldadura, además de aprovechar para enaltecer la mano de obra salmantina”, explicó Cristóbal.

Fue precisamente, la inspiración y las ganas de seguir trabajando, lo que también llevó a Herón a asumir este reto y dejar su retiro para embarcarse en la experiencia más hermosa de toda su vida.

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“Sin importar el motivo de la taza, el resto también fue propio, porque el recipiente tenía que estar listo en una semana”, finalizó.