/ sábado 29 de julio de 2023

Mujeres cada día con más oportunidades en la industria cinematográfica

Las animadoras Aranza Engle y Guadalupe ‘Lu’ Islas han participado en una larga lista de proyectos Stop Motion durante su carrera

La industria cinematográfica mexicana es conformada por talentos de muchos hombres y mujeres, sin embargo anteriormente, como en muchos ámbitos, eran áreas mayormente conformadas por hombres, caso que ha ido cambiando con el paso de los años y la gran participación de las mujeres en ella.

Te recomenadamos: Irapuatenses hacen suyo el Festival Internacional de Cine de Guanajuato

, que es el estudio cinematográfico y de animación especializado en Stop Motion más grande de latinoamérica, en él se filmó parte de la película Pinocho dirigida por Guillermo del Toro, en este proyecto ambas tuvieron participación.

Pero ambas se han enfrentado a diversos retos a lo largo de su carrera, ambas son aún jóvenes y consideran que nunca dejarán de aprender, pero también que deben compartir lo que saben con más talentos mexicanos para así poder ver crecer la industria cinematográfica y de animación en el país.

“Hemos recorrido un camino largo, entre mujeres nos respaldamos, aquí en el taller hay una administradora, directora, jefas de departamento, artistas mujeres, es un bonito espacio donde nos sentimos seguras, hemos encontrado voz y recibimos ayuda”, dijo Aranza Engle, que añadió que el ver todo el talento de las mujeres que trabajan con ella le da una esperanza que espera que las juventudes que buscan incursionar en la industria puedan notar.

Aranza comentó que ella salió de la carrera a los 24 años, a partir de ahí trabajó en múltiples proyectos como productora, guionista, coordinadora, entre otros.

“Siempre fue mi sueño estudiar animación, me gustaba mucho todo, me perfilé gracias a mis profesores, hice un corto stop motion en la carrera, salí a los 24, hice comerciales, una serie para BBC, luego me llaman de aquí de El Taller del Chucho y me piden ayuda para un proyecto en el que de inmediato hice clic y trabajamos juntos, me quedé y deje el trabajo que estaba”.

Lu Islas también relató que desde muy joven descubrió su amor por la animación, pues pasaba gran parte del tiempo en su habitación dibujando, con el apoyo de sus padres pudo llegar hasta donde está ahora y ha tenido la oportunidad de colaborar en grandes proyectos en el taller.

“Llegué a trabajar como dicen “de a gratis”, fueron seis meses que fui así, gracias a mis padres que me pagaban camiones para ir a ayudar, fui puliendo y conociendo más personas, pero yo de esos meses me llevé una gran riqueza”.

La animadora trabajó primero con el director Luis Téllez, fue así que llegó hasta El Taller del Chucho donde ha podido desarrollar su carrera profesional.

“Luis es un gran maestro, si algo pienso es que no hay que cerrarse al conocimiento de otras personas, es importante, todas las personas tienen algo que enseñarte, me sirvió hacer cosas aparte, con artistas, ayudar a otros, hay quienes no tienen la posibilidad pero en mi caso poco a poco aprendí y ese aprendizaje dio frutos”.

A los 23 años Guadalupe Islas empezó a trabajar asistiendo al director Luis Téllez en el cortometraje Viva el Rey, que recibió un Ariel a mejor cortometraje animado en 2019, a partir de ahí ha colaborado en otros proyectos.

“Me invitó a trabajar en la película insomnia que todavía no se termina, así inicie en stop motion y de ahí pase a al área de las marionetas que son nuestros actores de cortos, películas y comerciales.

“Desde niña me gustaban las cosas pequeñas, pasaba mucho tiempo en mi habitación pintando eso me hizo ser tan dedicada, supe que este era mi camino una vez que trabajando en unas esculturas de manos en el proyecto de Insomnia tuve la visión de verme desde arriba, pequeñita”.

Pero antes de eso la animadora trabajó de manera independiente, relató que cuando la llamaron para colaborar en la película Pinocho, simplemente no lo podía creer, este trabajo fue una gran experiencia para ella

“Conocí primero este trayecto de artista plástica independiente que me llevó a este trabajo, trabajé en un estudio de impresión 3D en Guadalajara y aprendí a pulir lo que hacía. luego me llaman para pinocho, fue sorpresivo, no tenía idea de la magnitud de este proyecto, así llegué al taller, de ahí fueron saliendo más proyectos, pero nada fue de la noche a la mañana, cuando empecé tenía 23 años, han pasado ya siete años”.

STOPMOTION, UN ARTE MUY ELABORADO

La técnica de animación Stopmotion requiere mucho trabajo, en el taller son muchas personas las que se requieren para realizar estas actividades, pero por encima de eso, se requiere mucha organización y sobre todo paciencia ya que dependiendo del tipo de proyecto, estos pueden durar meses o hasta años en llevarse a cabo.

“Depende mucho de la complejidad, de cuantos personajes sean y la habilidad de los animadores, pero por día aproximadamente un animador te puede sacar alrededor de 5 a 8 segundos de animación, en una semana no se llega ni a un minuto, lo amortiguamos siendo más animadores en algunos proyectos, por ejemplo la parte de Pinocho que se animó aquí fue de puro rodaje siete meses”, señaló Aranza Engle.

Además detalló que en el país existe mucho talento para la animación y el cine, El Taller del Chucho busca brindar el espacio a estos talentos que en muchas ocasiones elaboran sus proyectos de forma más rudimentaria.

“En Pinocho, la escena postcréditos se hizo aquí en El Taller del Chucho, fue un trabajo arduo trabajar con portland, tiene una manera de trabajar diferente, para grabar un shot eran seis pasos diferentes, por semana se sacan muy pocos segundos, pero esto se trata precisamente de eso, saber cómo funciona un estudio internacional y ahora buscamos compartir esto que tenemos para crecer como industria.

“Hemos puesto mucho esfuerzo en este estudio durante años, es un sueño, nadie había pensado que podríamos llegar a tener algo así y hoy somos el estudio más grande de Latinoamérica, que era lo que buscaba Guillermo del Toro, el talento ya existe pero faltaba el donde se pudiera explotar estos talentos”.

Durante la conferencia dejaron ver algunos detalles del espacio en el que los artistas trabajan, el fabricar marionetas, escenarios y realizar el rodaje es un trabajo minucioso y agotador.

Guadalupe Islas que se ha centrado en la fabricación de marionetas explicó que según los proyectos deben elaborar a los personajes de las películas o cortometrajes con movilidad específica y materiales distintos, para esto llevaron con ellas algunos de los personajes en los que el taller ha trabajado.

“Primero se diseña el personaje, dibujan todo, como va a ser el cortometraje y los requerimientos de la maqueta y marionetas, hay maquetas enormes pero deben seccionarse para que puedan animar, me entregan el diseño y vemos el animatic”.

Algunos personajes necesitan piernas resistentes para poder animarlos al correr, otros necesitan movimiento en el cabello y ni hablar de las distintas expresiones para las que se fabrican distintos rostros que hay que cambiar varias veces

“En una gran producción hay impresión 3D, pero siempre se hacen moldes, en algún proyecto fueron alrededor de seis a siete meses en el desarrollo de cuatro marionetas, es algo extenso, elegir telas, controlar la pintura, los accesorios, los ojos”.

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Al final los resultados son los que todos conocemos y hemos visto a través de redes sociales o en la gran pantalla, las artistas invitaron a la gente a seguir las redes sociales de El Taller Del Chucho donde podrán ver un poco más de su trabajo y el de sus compañeros.

La industria cinematográfica mexicana es conformada por talentos de muchos hombres y mujeres, sin embargo anteriormente, como en muchos ámbitos, eran áreas mayormente conformadas por hombres, caso que ha ido cambiando con el paso de los años y la gran participación de las mujeres en ella.

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, que es el estudio cinematográfico y de animación especializado en Stop Motion más grande de latinoamérica, en él se filmó parte de la película Pinocho dirigida por Guillermo del Toro, en este proyecto ambas tuvieron participación.

Pero ambas se han enfrentado a diversos retos a lo largo de su carrera, ambas son aún jóvenes y consideran que nunca dejarán de aprender, pero también que deben compartir lo que saben con más talentos mexicanos para así poder ver crecer la industria cinematográfica y de animación en el país.

“Hemos recorrido un camino largo, entre mujeres nos respaldamos, aquí en el taller hay una administradora, directora, jefas de departamento, artistas mujeres, es un bonito espacio donde nos sentimos seguras, hemos encontrado voz y recibimos ayuda”, dijo Aranza Engle, que añadió que el ver todo el talento de las mujeres que trabajan con ella le da una esperanza que espera que las juventudes que buscan incursionar en la industria puedan notar.

Aranza comentó que ella salió de la carrera a los 24 años, a partir de ahí trabajó en múltiples proyectos como productora, guionista, coordinadora, entre otros.

“Siempre fue mi sueño estudiar animación, me gustaba mucho todo, me perfilé gracias a mis profesores, hice un corto stop motion en la carrera, salí a los 24, hice comerciales, una serie para BBC, luego me llaman de aquí de El Taller del Chucho y me piden ayuda para un proyecto en el que de inmediato hice clic y trabajamos juntos, me quedé y deje el trabajo que estaba”.

Lu Islas también relató que desde muy joven descubrió su amor por la animación, pues pasaba gran parte del tiempo en su habitación dibujando, con el apoyo de sus padres pudo llegar hasta donde está ahora y ha tenido la oportunidad de colaborar en grandes proyectos en el taller.

“Llegué a trabajar como dicen “de a gratis”, fueron seis meses que fui así, gracias a mis padres que me pagaban camiones para ir a ayudar, fui puliendo y conociendo más personas, pero yo de esos meses me llevé una gran riqueza”.

La animadora trabajó primero con el director Luis Téllez, fue así que llegó hasta El Taller del Chucho donde ha podido desarrollar su carrera profesional.

“Luis es un gran maestro, si algo pienso es que no hay que cerrarse al conocimiento de otras personas, es importante, todas las personas tienen algo que enseñarte, me sirvió hacer cosas aparte, con artistas, ayudar a otros, hay quienes no tienen la posibilidad pero en mi caso poco a poco aprendí y ese aprendizaje dio frutos”.

A los 23 años Guadalupe Islas empezó a trabajar asistiendo al director Luis Téllez en el cortometraje Viva el Rey, que recibió un Ariel a mejor cortometraje animado en 2019, a partir de ahí ha colaborado en otros proyectos.

“Me invitó a trabajar en la película insomnia que todavía no se termina, así inicie en stop motion y de ahí pase a al área de las marionetas que son nuestros actores de cortos, películas y comerciales.

“Desde niña me gustaban las cosas pequeñas, pasaba mucho tiempo en mi habitación pintando eso me hizo ser tan dedicada, supe que este era mi camino una vez que trabajando en unas esculturas de manos en el proyecto de Insomnia tuve la visión de verme desde arriba, pequeñita”.

Pero antes de eso la animadora trabajó de manera independiente, relató que cuando la llamaron para colaborar en la película Pinocho, simplemente no lo podía creer, este trabajo fue una gran experiencia para ella

“Conocí primero este trayecto de artista plástica independiente que me llevó a este trabajo, trabajé en un estudio de impresión 3D en Guadalajara y aprendí a pulir lo que hacía. luego me llaman para pinocho, fue sorpresivo, no tenía idea de la magnitud de este proyecto, así llegué al taller, de ahí fueron saliendo más proyectos, pero nada fue de la noche a la mañana, cuando empecé tenía 23 años, han pasado ya siete años”.

STOPMOTION, UN ARTE MUY ELABORADO

La técnica de animación Stopmotion requiere mucho trabajo, en el taller son muchas personas las que se requieren para realizar estas actividades, pero por encima de eso, se requiere mucha organización y sobre todo paciencia ya que dependiendo del tipo de proyecto, estos pueden durar meses o hasta años en llevarse a cabo.

“Depende mucho de la complejidad, de cuantos personajes sean y la habilidad de los animadores, pero por día aproximadamente un animador te puede sacar alrededor de 5 a 8 segundos de animación, en una semana no se llega ni a un minuto, lo amortiguamos siendo más animadores en algunos proyectos, por ejemplo la parte de Pinocho que se animó aquí fue de puro rodaje siete meses”, señaló Aranza Engle.

Además detalló que en el país existe mucho talento para la animación y el cine, El Taller del Chucho busca brindar el espacio a estos talentos que en muchas ocasiones elaboran sus proyectos de forma más rudimentaria.

“En Pinocho, la escena postcréditos se hizo aquí en El Taller del Chucho, fue un trabajo arduo trabajar con portland, tiene una manera de trabajar diferente, para grabar un shot eran seis pasos diferentes, por semana se sacan muy pocos segundos, pero esto se trata precisamente de eso, saber cómo funciona un estudio internacional y ahora buscamos compartir esto que tenemos para crecer como industria.

“Hemos puesto mucho esfuerzo en este estudio durante años, es un sueño, nadie había pensado que podríamos llegar a tener algo así y hoy somos el estudio más grande de Latinoamérica, que era lo que buscaba Guillermo del Toro, el talento ya existe pero faltaba el donde se pudiera explotar estos talentos”.

Durante la conferencia dejaron ver algunos detalles del espacio en el que los artistas trabajan, el fabricar marionetas, escenarios y realizar el rodaje es un trabajo minucioso y agotador.

Guadalupe Islas que se ha centrado en la fabricación de marionetas explicó que según los proyectos deben elaborar a los personajes de las películas o cortometrajes con movilidad específica y materiales distintos, para esto llevaron con ellas algunos de los personajes en los que el taller ha trabajado.

“Primero se diseña el personaje, dibujan todo, como va a ser el cortometraje y los requerimientos de la maqueta y marionetas, hay maquetas enormes pero deben seccionarse para que puedan animar, me entregan el diseño y vemos el animatic”.

Algunos personajes necesitan piernas resistentes para poder animarlos al correr, otros necesitan movimiento en el cabello y ni hablar de las distintas expresiones para las que se fabrican distintos rostros que hay que cambiar varias veces

“En una gran producción hay impresión 3D, pero siempre se hacen moldes, en algún proyecto fueron alrededor de seis a siete meses en el desarrollo de cuatro marionetas, es algo extenso, elegir telas, controlar la pintura, los accesorios, los ojos”.

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