La familia Sandoval Martínez, propietarios de la imagen del Cristo del Mezquitito comentan que esta historia ha pasado de generación en generación, gracias a su familiar la señora Georgina Martínez Martínez (+), que platicaban sus antepasados, sobre este milagroso suceso.
La festividad se realiza en el mes de mayo gracias al auge y fervor los señores J. Soledad Sandoval (+) y Teodora Martínez (+) que también inculcaron a sus hijos Martha, Ligorio, José Luis, Gustavo, Javier, Mónica, Irma (+) y María de los Ángeles (+) a continuar con esta veneración que año con año a atraído más devotos a visitar está imagen para agradecer por los favores que ha recibido en la vida.
La historia del Cristo del Mezquitito inicia en el siglo XVIII, se habla que un hortelano llamado Emilio Rocha de León vivía en la congregación de Irapuato quien cuidaba una huerta de melones y pepinos en un lugar cercano a la presa de las animas.
Tenía la costumbre de guardar en un cántaro el dinero que obtenía por la venta de sus productos que guardaba enterrados en su parcela, cuando se le hacia tarde para regresa a Irapuato, pues eran inseguros los caminos vecinales en esos tiempos.
Un buen día, se disponía el hombre a esconder sus haberes, cuando unos truhanes lo rodean, con perversas intenciones de quitarle su dinero.
Al intentar uno de ellos darle un garrotazo, llega de improvisto un mancebo en un caballo blanco, interponiéndose entre los bandoleros y su víctima, haciéndoles huir despavoridos a estos delincuentes.
Posteriormente este joven acompaña a Emilio Rocha de León hasta las cercanías de Irapuato y en un frondoso bosque de mezquites se despide de él y este agradece su agradable compañía.
Días más tarde, al volver con un carga de melones, Emilio se sintió cansado y recostó sobre un añejo árbol, donde se quedó profundamente dormido.
Posteriormente sobresaltado se despierta al escuchar que le llaman una dulce voz -Emilio ven, y él pregunta quien me habla y le responden -Soy Tu Salvador-.
Investiga inmediatamente intrigado la procedencia del llamado, hasta llegar a un viejo mezquite, de donde salió la voz y observa de entre sus ramas que hay una forma de cruz y en su tronco estaba dibujado un Cristo de angustiada faz.
De rodillas cae al suelo elevando plegarias al cielo, pidiendo al Señor le ilumine, enseñándole la determinación que debería tomar, ante lo que estaba viendo en ese mezquite.
De nuevo escucha la voz que le dice -Sácame de aquí llévame a tu pueblo para que todos me veneren y Yo pueda cuidar a mi rebaño- obedeciendo este llamado días después Emilio trae este tronco de mezquite a Irapuato.
Al llegar Emilio cuenta a los pobladores lo sucedido pero nadie le creyó su historia, pero él con enorme fe encarga a un artista irapuatense le tallase este mezquite, logrando darle la forma que este tenia en un hermoso Cristo.
Posteriormente el hortelano le edifica una capillita en su casa en la calle Real hoy conocida como Avenida Guerrero y a partir de este suceso comienza a hacer conocido como el Cristo del Mezquitito y era venerado especialmente en aquel tiempo por los viajeros y comerciantes que pasaban por este lugar.
Con Información familia Sandoval Martínez