/ sábado 28 de julio de 2018

La psicología del perdón

Al hablar de perdón nos vienen varias ideas a la mente, sobre todo del campo religioso; es más, parece ser que ha sido sobreexplotado este tema, sin embargo existen otras maneras de ver este proceso.

El perdón, como el conflicto, ha sido un proceso fundamental en la historia evolutiva del ser humano, así como un tema de atención crítica, no siempre desde el plano científico, pero sí desde la reflexión y el análisis consciente.

Hoy sabemos que pedir perdón y perdonar se perfilan como procesos terapéuticos importantes en la psicoterapia actual. Fue en el 2006 cuando la Asociación de Psicología Americana (APA) publicó una recopilación de investigaciones en torno a la psicología del perdón y la reconciliación en el ámbito de conflictos con repercusión a escala social.

Me gustó esta analogía de Rita Arosamena: Cuando alguien te hace daño es como si te mordiera una serpiente. Las hay que tienen la boca grande y hacen heridas inmensas. Una vez que te ha dejado de morder, curar una mordedura así puede ser largo y difícil; pero cualquier herida se cierra finalmente. Pero el problema es mucho peor si la serpiente es venenosa y, que aunque se ha ido, te deja un veneno dentro que impide que la herida se cierre. Los venenos más comunes son el de la venganza, el del ojo por ojo y el de buscar justicia y reparación por encima de todo. El veneno puede estar actuando durante muchos años y, por eso, la herida no se cierra, el dolor no cesa durante todo ese tiempo y tu vida pierde alegría, fuerza y energía.

El proceso de perdón no implica el abandono de la búsqueda de la justicia ni de dejar de defender tus derechos, solamente se trata de no buscar en ello un desahogo emocional, que implique que la búsqueda de la justicia se convierta en el centro de tus acciones y que dificulte tu avance en otros de tus intereses, objetivos y valores.

Ya sea que haya sufrido un agravio menor o un agravio mayor, aprender a perdonar a quienes lo lastimaron puede mejorar significativamente el bienestar psicológico y la salud física. "El perdón es un tema psicológico, social y biológico". "Es la verdadera conexión mente-cuerpo".

La APA define el perdón como “un proceso (o el resultado de un proceso) que involucra un cambio en las emociones y actitudes hacia un ofensor. El resultado del proceso se describe como una disminución en la motivación para tomar represalias o guardar la lejanía respecto a un ofensor a pesar de sus acciones, y requiere dejar ir las emociones negativas que se experimenten hacia él”.

El perdón es un proceso independiente que no debe ser confundido con excusar, condonar, indultar ni olvidar. Según la APA, todos estos son, a la vez, procesos individuales que involucran otro tipo de concientización y no conllevan los mismos resultados. De este modo:

Excusar implica tomar la decisión de no responsabilizar a una persona o grupo por una acción. Condonar supone que no vemos la acción como negativa o inadecuada y que no consideramos necesario perdonar a su autor. Indultar equivale a absolver a una persona de los crímenes por los que había sido condenada, y le corresponde únicamente a una figura social representativa. Olvidar es remover la ofensa del pensamiento.

Esto no es perdón sino conceptos relacionados pero no son a lo que nos estamos refiriendo en este tema.

La investigación ha demostrado que el perdón está relacionado con los resultados de salud mental, como la reducción de la ansiedad, la depresión y los principales trastornos psiquiátricos, así como con menos síntomas de salud física y menores tasas de mortalidad.

"El perdón te permite soltar los estresores interpersonales crónicos que nos causan una carga excesiva". El perdón es para quien lo concede, no para quien lo recibe.

Un lastre común que dificulta el perdón es que las personas asumen que el hecho de perdonar equivale a minimizar la gravedad de la ofensa, restar importancia a su sufrimiento o permitir que quien los hirió se salga con la suya.

Un estudio realizado en la universidad de Stanford, enfocado a estudiar a las personas que se han visto afectadas por conflictos políticos internacionales, explica que el perdón debe ser visto por quien lo concede como un favor autodirigido que viene a otorgar beneficios internos, no externos. Es por ello que ahora después de un proceso electoral como el que hemos vivido es buen momento para dejar de hablar y vivir venganzas y enfocarnos en la psicoterapia del perdón.

La obsesión con el perdón es tan malsana como la obsesión con la venganza. Perdonar toma tiempo y uno debe tener plena conciencia de ello para evitar ejercer presión sobre sí mismo y “dejar que las heridas sanen y que la mente se recupere del trauma”.

Cuando se trata de conflictos de alto impacto, la psicoterapia es fundamental para ayudar a las personas a asimilar lo ocurrido y apoyar el proceso de perdón, que tampoco tiene por qué suponer un proceso de reconciliación con el ofensor, sino de liberación personal.

Tú te beneficias enormemente cuando decides perdonar y lo mismo ocurre con todos a tu alrededor. Ya sea que necesites perdonar a los demás, o la necesidad de perdonarte a ti mismo, al hacerlo te libera del pasado y te permite cumplir con tu verdadero potencial. El perdón permite liberarte de las creencias y actitudes limitantes. Liberar tus energías mentales y emocionales para que puedas aplicarlas a la creación de una vida mejor.

Si no has perdonado entonces, una parte de tu energía de vida interior está atrapada en el resentimiento, la ira, el dolor o el sufrimiento de algún tipo. Esta energía vital atrapada te limitará. Es como si trataras de montar en bicicleta con los frenos parcialmente puestos todo el tiempo. Te hace más lento, te frustra y hace que sea difícil avanzar. A medida que aprendas a perdonar la energía que se fuga hacia pensamientos y sentimientos tristes consigue liberarse y puede fluir a crear la vida que deseas en lugar de limitarte, o crear más sufrimiento. Cuando perdonas estás más abierto para el éxito en la manera que sea significativo para ti. A medida que aprendas a perdonar, lo que parecía imposible no sólo se hará posible, sino que puede incluso llegar a ser fácilmente alcanzable.

¡Por la Construcción de una Cultura de Paz!

manuelramos28@gmail.com


Al hablar de perdón nos vienen varias ideas a la mente, sobre todo del campo religioso; es más, parece ser que ha sido sobreexplotado este tema, sin embargo existen otras maneras de ver este proceso.

El perdón, como el conflicto, ha sido un proceso fundamental en la historia evolutiva del ser humano, así como un tema de atención crítica, no siempre desde el plano científico, pero sí desde la reflexión y el análisis consciente.

Hoy sabemos que pedir perdón y perdonar se perfilan como procesos terapéuticos importantes en la psicoterapia actual. Fue en el 2006 cuando la Asociación de Psicología Americana (APA) publicó una recopilación de investigaciones en torno a la psicología del perdón y la reconciliación en el ámbito de conflictos con repercusión a escala social.

Me gustó esta analogía de Rita Arosamena: Cuando alguien te hace daño es como si te mordiera una serpiente. Las hay que tienen la boca grande y hacen heridas inmensas. Una vez que te ha dejado de morder, curar una mordedura así puede ser largo y difícil; pero cualquier herida se cierra finalmente. Pero el problema es mucho peor si la serpiente es venenosa y, que aunque se ha ido, te deja un veneno dentro que impide que la herida se cierre. Los venenos más comunes son el de la venganza, el del ojo por ojo y el de buscar justicia y reparación por encima de todo. El veneno puede estar actuando durante muchos años y, por eso, la herida no se cierra, el dolor no cesa durante todo ese tiempo y tu vida pierde alegría, fuerza y energía.

El proceso de perdón no implica el abandono de la búsqueda de la justicia ni de dejar de defender tus derechos, solamente se trata de no buscar en ello un desahogo emocional, que implique que la búsqueda de la justicia se convierta en el centro de tus acciones y que dificulte tu avance en otros de tus intereses, objetivos y valores.

Ya sea que haya sufrido un agravio menor o un agravio mayor, aprender a perdonar a quienes lo lastimaron puede mejorar significativamente el bienestar psicológico y la salud física. "El perdón es un tema psicológico, social y biológico". "Es la verdadera conexión mente-cuerpo".

La APA define el perdón como “un proceso (o el resultado de un proceso) que involucra un cambio en las emociones y actitudes hacia un ofensor. El resultado del proceso se describe como una disminución en la motivación para tomar represalias o guardar la lejanía respecto a un ofensor a pesar de sus acciones, y requiere dejar ir las emociones negativas que se experimenten hacia él”.

El perdón es un proceso independiente que no debe ser confundido con excusar, condonar, indultar ni olvidar. Según la APA, todos estos son, a la vez, procesos individuales que involucran otro tipo de concientización y no conllevan los mismos resultados. De este modo:

Excusar implica tomar la decisión de no responsabilizar a una persona o grupo por una acción. Condonar supone que no vemos la acción como negativa o inadecuada y que no consideramos necesario perdonar a su autor. Indultar equivale a absolver a una persona de los crímenes por los que había sido condenada, y le corresponde únicamente a una figura social representativa. Olvidar es remover la ofensa del pensamiento.

Esto no es perdón sino conceptos relacionados pero no son a lo que nos estamos refiriendo en este tema.

La investigación ha demostrado que el perdón está relacionado con los resultados de salud mental, como la reducción de la ansiedad, la depresión y los principales trastornos psiquiátricos, así como con menos síntomas de salud física y menores tasas de mortalidad.

"El perdón te permite soltar los estresores interpersonales crónicos que nos causan una carga excesiva". El perdón es para quien lo concede, no para quien lo recibe.

Un lastre común que dificulta el perdón es que las personas asumen que el hecho de perdonar equivale a minimizar la gravedad de la ofensa, restar importancia a su sufrimiento o permitir que quien los hirió se salga con la suya.

Un estudio realizado en la universidad de Stanford, enfocado a estudiar a las personas que se han visto afectadas por conflictos políticos internacionales, explica que el perdón debe ser visto por quien lo concede como un favor autodirigido que viene a otorgar beneficios internos, no externos. Es por ello que ahora después de un proceso electoral como el que hemos vivido es buen momento para dejar de hablar y vivir venganzas y enfocarnos en la psicoterapia del perdón.

La obsesión con el perdón es tan malsana como la obsesión con la venganza. Perdonar toma tiempo y uno debe tener plena conciencia de ello para evitar ejercer presión sobre sí mismo y “dejar que las heridas sanen y que la mente se recupere del trauma”.

Cuando se trata de conflictos de alto impacto, la psicoterapia es fundamental para ayudar a las personas a asimilar lo ocurrido y apoyar el proceso de perdón, que tampoco tiene por qué suponer un proceso de reconciliación con el ofensor, sino de liberación personal.

Tú te beneficias enormemente cuando decides perdonar y lo mismo ocurre con todos a tu alrededor. Ya sea que necesites perdonar a los demás, o la necesidad de perdonarte a ti mismo, al hacerlo te libera del pasado y te permite cumplir con tu verdadero potencial. El perdón permite liberarte de las creencias y actitudes limitantes. Liberar tus energías mentales y emocionales para que puedas aplicarlas a la creación de una vida mejor.

Si no has perdonado entonces, una parte de tu energía de vida interior está atrapada en el resentimiento, la ira, el dolor o el sufrimiento de algún tipo. Esta energía vital atrapada te limitará. Es como si trataras de montar en bicicleta con los frenos parcialmente puestos todo el tiempo. Te hace más lento, te frustra y hace que sea difícil avanzar. A medida que aprendas a perdonar la energía que se fuga hacia pensamientos y sentimientos tristes consigue liberarse y puede fluir a crear la vida que deseas en lugar de limitarte, o crear más sufrimiento. Cuando perdonas estás más abierto para el éxito en la manera que sea significativo para ti. A medida que aprendas a perdonar, lo que parecía imposible no sólo se hará posible, sino que puede incluso llegar a ser fácilmente alcanzable.

¡Por la Construcción de una Cultura de Paz!

manuelramos28@gmail.com


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