/ viernes 3 de noviembre de 2023

El humanismo es más grande que cualquier tormenta

La tormenta azotó la costa de Acapulco de manera inesperada. Quienes lo vivieron, saben muy bien que fue un fenómeno que se salió de toda previsión.

Pero hay dos cosas que sí se podían prever: el gran compromiso del gobierno de México y el oportunismo en la desgracia que distingue a los detractores de la Cuarta Transformación.

Y es que, sin dudarlo ni un instante, Andrés Manuel López Obrador acudió a la zona de desastre personalmente, vía terrestre, y hasta eso fue criticado, aun con la humildad y la responsabilidad reflejada en ese acto.

Estamos en tiempos tan diferentes a lo antes visto, que así como azota una tormenta como Otis, con tanta furia y provocando tantos daños, también tenemos un gobierno a la altura de cualquier reto, por más difícil que parezca.

Pero, así como tenemos altura, compromiso, somos solidarios y no escatimamos recursos para apoyar a los que atraviesan la desgracia, también hay una gran mezquindad, un grave oportunismo, un esfuerzo por boicotear y desacreditar a quienes tienen el valor y la responsabilidad de servir a los demás.

Estamos ante un momento histórico, en el que vemos con nuestros propios ojos a un gobierno que de inmediato se compromete con “poner de pie a Acapulco” y hasta se lo propone en tiempo definido y con 20 puntos muy claros, pues nadie ni nada privará a los guerrerenses de unas fiestas decembrinas de regeneración y de paz después de la tormenta.

Guanajuatenses de todo el estado, de inmediato, se trasladaron hasta la costa guerrerense para cumplir con lo que están llamados a ser: Servidores de la Nación.

Y no han descansado, pues todos los días salen a levantar información clara, puntual y organizada sobre los estragos que provocó Otis, para tener el dato preciso de cuántas viviendas se tendrán que reconstruir, cuantos hogares se tendrán que reparar y cuántos estímulos se tendrán que dar a las familias para que recuperen la estabilidad, la paz y la tranquilidad que los vientos y las lluvias les quitaron.

Ya se dijo que se reconstruirán viviendas, se darán enseres domésticos, se repartirán despensas de aquí hasta que se regularice la vida en la zona costera, se garantizará seguridad con la Guardia Nacional, se pospondrán pagos de créditos de vivienda y se entregarán créditos sin intereses a pequeñas y medianas empresas.

Así como llegaron vientos de hasta 200 kilómetros por hora, que arrasaron con puertas, ventanas, techumbres, arrancaron árboles, palmeras y fachadas enteras, llegó a Acapulco y la costa de Guerrero un ejército de mexicanas y mexicanos valientes, desinteresados y, sobre todo, muy humanos, para extender su mano y ayudar a quienes están pasando por este mal rato.

La esperanza nos une en el propósito de tener muy pronto un estado de Guerrero en prosperidad, salud, amor y alegría.



Presidenta del Comité Ejecutivo Estatal de Morena Guanajuato

@79adrix

La tormenta azotó la costa de Acapulco de manera inesperada. Quienes lo vivieron, saben muy bien que fue un fenómeno que se salió de toda previsión.

Pero hay dos cosas que sí se podían prever: el gran compromiso del gobierno de México y el oportunismo en la desgracia que distingue a los detractores de la Cuarta Transformación.

Y es que, sin dudarlo ni un instante, Andrés Manuel López Obrador acudió a la zona de desastre personalmente, vía terrestre, y hasta eso fue criticado, aun con la humildad y la responsabilidad reflejada en ese acto.

Estamos en tiempos tan diferentes a lo antes visto, que así como azota una tormenta como Otis, con tanta furia y provocando tantos daños, también tenemos un gobierno a la altura de cualquier reto, por más difícil que parezca.

Pero, así como tenemos altura, compromiso, somos solidarios y no escatimamos recursos para apoyar a los que atraviesan la desgracia, también hay una gran mezquindad, un grave oportunismo, un esfuerzo por boicotear y desacreditar a quienes tienen el valor y la responsabilidad de servir a los demás.

Estamos ante un momento histórico, en el que vemos con nuestros propios ojos a un gobierno que de inmediato se compromete con “poner de pie a Acapulco” y hasta se lo propone en tiempo definido y con 20 puntos muy claros, pues nadie ni nada privará a los guerrerenses de unas fiestas decembrinas de regeneración y de paz después de la tormenta.

Guanajuatenses de todo el estado, de inmediato, se trasladaron hasta la costa guerrerense para cumplir con lo que están llamados a ser: Servidores de la Nación.

Y no han descansado, pues todos los días salen a levantar información clara, puntual y organizada sobre los estragos que provocó Otis, para tener el dato preciso de cuántas viviendas se tendrán que reconstruir, cuantos hogares se tendrán que reparar y cuántos estímulos se tendrán que dar a las familias para que recuperen la estabilidad, la paz y la tranquilidad que los vientos y las lluvias les quitaron.

Ya se dijo que se reconstruirán viviendas, se darán enseres domésticos, se repartirán despensas de aquí hasta que se regularice la vida en la zona costera, se garantizará seguridad con la Guardia Nacional, se pospondrán pagos de créditos de vivienda y se entregarán créditos sin intereses a pequeñas y medianas empresas.

Así como llegaron vientos de hasta 200 kilómetros por hora, que arrasaron con puertas, ventanas, techumbres, arrancaron árboles, palmeras y fachadas enteras, llegó a Acapulco y la costa de Guerrero un ejército de mexicanas y mexicanos valientes, desinteresados y, sobre todo, muy humanos, para extender su mano y ayudar a quienes están pasando por este mal rato.

La esperanza nos une en el propósito de tener muy pronto un estado de Guerrero en prosperidad, salud, amor y alegría.



Presidenta del Comité Ejecutivo Estatal de Morena Guanajuato

@79adrix