Valle de santiago, Gto.- Se celebra como cada año, una de las fiestas religiosas más importantes y arraigadas de Valle de Santiago, los festejos de la virgen de la Merced, en el templo precisamente dedicado a Nuestra Señora de las Mercedes, esta festividad llevada a cabo en el barrio de La Loma, con el fin de convivir y departir con familiares y amigos, en este día tan significativo no solo para los Vallenses, pues arriban visitantes de otros municipios como Jaral del Progreso, Cortázar, Yuriria y Salamanca.
Se puede decir, que el día de la Merced era una festejo elitista, con un toque clasista, con la fiesta del día siguiente, 25 de Septiembre, “Día de la Alberca”, donde siempre ha sido una fiesta con una gran vocación popular; sin lugar a dudas, al paso de los años la fiesta ha tenido múltiples cambios, pero veamos un poco del desarrollo de esta romería, a partir de los años 30’s, y hasta mediados de los años 50’s, donde permaneció con pocos cambios; la bajada de la calle Ignacio Zaragoza.
En el pequeño porche, de la casa que se ubica en la esquina de la calle Uruapan y Zaragoza, se llevaba a cabo la coronación de la reina de las fiestas Mercedarias, amenizando el evento la banda del Profesor Baltazar Aguilar O. que tocaba desde lo alto de la construcción que está en contra esquina, por fortuna este inmueble aún se conserva, a pesar de la falta de mantenimiento y el deterioro causado por el tiempo, no es difícil imaginar por un momento aquella escena de coronación, llena de algarabía y sana convivencia, escuchando las armoniosas notas de la banda desde las alturas.
Si bien en esta romería se podía encontrar de manera común todo tipo de antojitos Mexicanos, lo realmente distintivo y tradicional del “Día de La Merced” era la venta de “mole”, donde cada vendedora se esmeraba en ofrecer el mejor plato, de rico y delicioso mole.
Otro detalle curioso de esta tradicional fiesta, era el de las personas que vivían en la bajada de la Merced, aprovechaban el lugar privilegiado que tenían para la ocasión, y rentaban sillas al frente de sus casas como apartado de lugar, pero eso no era todo, pues con la renta de la silla iba incluida la comida, que consistía en un rico plato de mole con sopa de arroz y carne de guajolote, que hacían la delicia de la tarde.
EL DATO: Arriban visitantes de otros municipios como Jaral del Progreso, Cortázar, Yuriria y Salamanca.
También había diversión para los señores, ya que en la antigua casa marcada con el número 161 de la calle Zaragoza, se llevaba a cabo el palenque de Gallos, donde corrían las apuestas, se jugaba baraja y tomaban algunos tragos de aguardiente, o el mejor de los vinos.
El término de esta jornada de celebración, se daba entre las 11 o 11:30 de la noche, donde la gente empezaba a regresar a sus casas, para descansar y tomar fuerzas para continuar al día siguiente, con la celebración del “Día de la Alberca”.
La fiesta se sigue transformando año con año, en la actualidad es una fiesta más popular, ya que ha perdido esa esencia elitista que llego a tener, para bien o para mal, Solo quedan algunas casas que nos recuerdan aquellos tiempos de esplendor, y que hoy simplemente son símbolos de época, y mudos testigos de tanta historia a través del tiempo, se ha ido impulsando y reafirmando nuestras tradiciones y que no se pierdan con los embates de la modernidad y la transculturación.