Una hora es lo que recorre Santiago Bautista desde la comunidad de San Juan de la Presa hasta la calle Revolución, ubicada en la zona centro del municipio de Salamanca, para vender sus artesanías elaboradas con palma de plástico.
La gran demanda de artesanos que hay en la ciudad de Oaxaca, lo obligó a tener que abandonar sus raíces y recorrer la República Mexicana, desde hace ocho años, para ofertar sus artesanías, pese a enfrentarse a las inclemencias del clima, pero con la firme esperanza de pronto rencontrarse con su familia.
A sus 68 años, Santiago diariamente recorre 1.3 kilómetros caminando, desde el domicilio que renta en San Juan de la Presa hasta la zona centro de la ciudad, y todo esto para vender sus artesanías, entre las que destacan juguetes, sonajas, bolsas, alhajero, entre otros.
Pese a que Santiago reconoció la hospitalidad de la gente de Salamanca, señaló que su obstáculo más fuerte ha sido con los inspectores de Fiscalización y Control que, en diversas ocasiones, lo ha retirado de las zonas en las que se instala para vender sus artesanías.
“La gente ha sido muy buena y muy hospitalaria, Dios no nos deja de amparar, he tenido ventas aunque sea un poco, pero las suficientes para poder comer. Se vende un poco más allá por San Agustín pero el inspector no me deja entrar, me tuve que quedar aquí”, manifestó.
Aunque el comerciante no elabora de primera mano estos accesorios, sino que hace una inversión para poder ofrecerlos, admitió que ama dedicarse al comercio de las artesanías, ya que se trata de un oficio noble que también le permite conocer lugares, pero sobre todo se ha convertido en el principal sustento para él y su familia, por lo que las más de ocho horas que se dedica a este oficio.