INTOLERANCIA
Cuando pareciera que el presidente Andrés Manuel López Obrador ya es más tolerante a la crítica que otros funcionarios de menor nivel, la realidad es que no. Son igual de “sensibles”. Aquellos burócratas que reaccionan virulentamente ante comentarios de la prensa, son sólo un reflejo de ineptitud, arrogancia y narcisismo; con esa actitud se comprueba quiénes son los enemigos de la libertad de expresión, de los periodistas y de los medios de comunicación.
SEMINARIO
Precisamente en lo relacionado a los enemigos de la libertad de expresión, en la Ciudad de México se llevó a cabo el seminario internacional “Fortalecimiento de la cooperación regional para poner fin a la impunidad de los crímenes y ataques contra periodistas en América Latina” en donde David Kaye, relator especial de Naciones Unidas para la libertad de opinión y expresión, dijo que en México siguen los ataques a periodistas y que prevalece la impunidad.
AGRESIONES
Esos ataques, sin embargo, no sólo son de manera física; hay también agresiones verbales, descalificaciones contra columnistas por parte de caciques de pueblo en el interior de la república, que quedan precisamente en la impunidad. Este tipo de violencia constituye una amenaza para la integridad física del periodista, incluso para su propia vida porque esa reacción virulenta, poco cerebral, de esos políticos intolerantes puede traducirse en otro tipo de hechos más agresivos.
RIESGO
Esperemos que la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), Reporteros sin Fronteras (RSF), Artículo 19 y otras organizaciones, volteen los ojos al centro del país. En días pasados, una misión internacional conformada por 17 organizaciones dedicadas a la defensa de la libertad de expresión, sostuvo reuniones con el inquilino de Palacio Nacional y sus funcionarios para tratar de resolver la grave crisis en materia de libertad de expresión en México. Los colegas expresaron su preocupación por la “falta de compromiso” del gobierno federal. AMLO les dijo que los periodistas somos sus enemigos.
IMPUNIDAD
Señalaron que en 2019 -y que aún no termina- México se convirtió en el país más mortífero del mundo para quienes ejercen el periodismo; más del 99 por ciento de los casos de asesinatos a periodistas y desapariciones siguen sin resolverse y no existen garantías para que, quienes nos dedicamos a informar, podamos hacer nuestra labor sin temor a represalias, amenazas, violencia, intimidaciones y descalificaciones. La misión hizo un llamado al gobierno a reducir la impunidad, a implementar las 104 recomendaciones de la ONU y a poner fin al discurso que estigmatiza y aumenta la vulnerabilidad de miles de periodistas. La respuesta fue: “lo que diga mi dedito”.