Con la llegada de la refinería Ing. Antonio M. Amor a Salamanca, en 1950, también lo hizo la población proveniente de la ciudad de Tampico.
Sus gustos, tradiciones y costumbres poco a poco se fueron entrelazando con la cultura salmantina. Al día de hoy una extensión de esta ciudad continúa entre las calles del municipio.
En la calle Faja de Oro, justo frente al Sindicato Petrolero, se instalan de lunes a viernes unas pequeñas mesas que venden comida, bebidas y productos típicos de esta ciudad, también conocida con el nombre de “Puerto Jaibo”, debido al tamaño y al sabor de esta especie que abunda en las aguas de la región.
Los productos más buscados son bemoles, trencitas, el queso, té de la hormiga, salsas, rancheritos, jarabes para raspado, refrescos propios de Tampico, guapilla y no podían faltar los mariscos.
María de los Ángeles, llegó desde muy pequeña a Salamanca, sin embargo, esto no le ha impedido mantener sus raíces y los gustos culinarios de su tierra.
"Yo me vine desde muy chica a Salamanca y aunque aquí crecí me gusta recordar los sabores de mi tierra. Lo único que nos hace falta aquí en Salamanca es la playa, porqué hasta los moscos también ya los tenemos”, dijo entre risas.
Aunque los hijos de María de los Ángeles nacieron en Salamanca, ella les inculcó el gusto por la comida y los productos tampiqueños por lo que ahora ellos también consumen estos productos.
Fue en 1943 cuando Pemex inició con la compra de los terrenos donde hoy se encuentra la refinería, en ese momento Salamanca contaba con apenas 20 mil habitantes y su principal actividad era agrícola, la construcción e inauguración de la refinería trajo a Salamanca una gran cantidad de ciudadanos tampiqueños quienes llegaron a laborar en la empresa Productiva del Estado.