La Misa de Gallo, es una tradición católica que comenzó en el siglo V, con el papa Sixto III. Las misas se realizaban a la media noche en lugares de Tierra Santa; se dice que es de gallo por que los gallos cantaban y de ese modo anunciaban el inicio de un nuevo día y de una nueva era.
El párroco, Carlos Martin Hernández Plancarte, explicó que la celebración del nacimiento de Jesús comienza desde el 24 de diciembre con las vísperas, el 25 de diciembre se celebran las segundas vísperas despidiendo la navidad y la celebración no solo queda ahí, pues continua ocho días después del nacimiento de Jesús que se conoce como la Octava de Navidad y termina la celebración el 1 de enero con la fiesta de María Madre de dios.
Señaló que después de esa semana y hasta el 6 de enero es la Epifanía donde sigue siendo Navidad para la liturgia Cristiana Católica, pero ya con el tinte de la manifestación de los Reyes Magos de oriente.
Con el paso de los años, las Misas de Gallo han cambiado y se han adaptado a los cambios de vida y de costumbres.
“Ahora las circunstancias cambian, las familias se reúnen en lugares a las 8 o 9 de la noche, sobre todo en las ciudades, y si las misas se siguieran haciendo a la media noche no iría nadie. Lo importante es saber que la misa no termina en la iglesia sino que continúa en la casa con una cena, , con oraciones, con amor, con armonía y es una invitación a que todos veamos este tiempo con este sentido” manifestó.
El sacerdote, rememorando al Papa Juan Pablo II, señaló que en esta Navidad se debe voltear a los orígenes, para celebrar la noche buena y saber de dónde venimos, quiénes somos, que necesitamos y perfilar un proyecto de vida.
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