A pesar de que diversas perspectivas consideran que la mente y el cuerpo son elementos del ser humano que deben ser abordados de manera independiente y ser estudiados por separado, Raúl Alejandro Gutiérrez docente e investigador de la Universidad La Salle, consideró que la salud mental y física están en realidad estrechamente relacionadas, esto como las directrices a tomar en cuenta en el Día Mundial de la Salud.
En este contexto, el investigador explicó qué es la salud mental y su vital repercusión en la salud física. “Se ha demostrado un fuerte vínculo entre ellas, por lo que son consideradas, como términos correlativos, es decir, una supone a la otra. La evidencia científica muestra que una buena salud mental afecta positivamente a la salud física, por ejemplo, en un estudio se descubrió que el bienestar psicológico positivo puede reducir los riesgos de ataques cardíacos. En cambio, una mala salud mental podría influir negativamente a la salud física, reflejado en comportamientos perjudiciales, síntomas y enfermedades comunes y/o graves”, expresó.
En este sentido, Alejandro Gutiérrez afirmó que la prevalencia de los trastornos mentales ha aumentado en los últimos años, considerando también, los dos años de pandemia, sin embargo, se sabe poco sobre las posibles vías a través de las cuales la salud mental afecta a la salud física y viceversa, aunque hay diversos factores que influyen directamente.
“Se ha encontrado que entre el 50% y el 80% de las personas con trastornos mentales presentan problemas de sueño, como insomnio o apnea del sueño, este último provoca problemas respiratorios, lo que conlleva a despertarse con frecuencia, mientras que los trastornos de la alimentación, la depresión, ansiedad o el trastorno bipolar pueden provocar problemas para dormir y éstos también pueden empeorar las enfermedades mentales existentes”, detalló.
De igual manera, dio a conocer que un trastorno como la esquizofrenia se ha relacionado con un mayor riesgo de enfermedades cardíacas y respiratorias, las condiciones de salud mental pueden dificultar el tratamiento de una enfermedad crónica.
Asimismo, las personas con problemas de salud mental tienen menos posibilidades de acceder a una atención profesional (psicólogo, psiquiatra o profesional de salud), ya que en México se ha encontrado que aquellos con problemas de uso de sustancias y depresión tardan en promedio de 10 a 14 años respectivamente en recibir atención desde la aparición del problema.
“Es más difícil para las personas con problemas de salud mental cuidar de su salud física, desarrollar conductas saludables, hacer suficiente ejercicio y tomar buenos hábitos.”, concluyó.