/ lunes 20 de enero de 2020

La Virgen me hablaba en el sueño para ayudarlos: doña Esther

Desde hace 35 años da de comer a Peregrinos.

Un día, llegó mi esposo a mi casa con dos bolsas de pan, me las dio, entonces yo pensé en dejar una para mi familia y la otra regalar a los peregrinos que pasaban por mi casa, eso se me ocurrió.

Así empieza doña Esther su relato de cómo se convirtió en integrante de una de las peregrinaciones más grande que pasa por Salamanca, con más de mil 800 peregrinos, quienes salen desde los primeros días de enero.

Sentada junto al fogón, doña Esther ofrece un taquito a un servidor, me siento a su lado y comienza a platicar.


Fíjese que llevo cerca de 35 años dando de comer a los peregrinos y ´viera que bonito es, qué feliz soy al hacer esto, gracias a Dios.


Más de 35 años, Doña Esther ha dado de comer a peregrinos. Foto: Carlos Cisneros | El Sol de Salamanca


Tomó un plato de plástico, sirvió lo que recién había preparado: papas, nopales, frijoles y chile de molcajete y me lo entregó y dijo, “coma, acepte la comida del peregrino”.

“Luego de regalar comida por primera vez, me gustó mucho y viera, el siguiente año, volvió a llegar mi esposo David con dos bolsas de pan y volví a hacer lo mismo, una para mi familia y la otra para los peregrinos.

“El tercer año le pedí a mi esposo que me trajera el pan, pero se negó, debido a que recién había dado a luz a una niña y él se negaba y me decía que no iba a poder ir a llevarles pan, porque descuidaba a mi niña y yo le decía, que fuera, pero no quiso.

“Entonces, al verlo que no me iba a traer mi pan, me fui con mis vecinos y anduve pidiendo, les decía '¿no me regalan dos bolillitos, porque voy a juntar una canastita de pan para mis peregrinos?' Y la gente, viera, me decía, 'sí, al rato se los llevamos a su casa, doña Esther.

“Yo puse mi Sanjuanita encima de una mesa y puse una canastita, allí la gente me iba poniendo los panes y gracias a Dios junté retehartos panes; luego los tapaba antes de que llegara mi esposo para que no me pusiera una regañada.

“La Virgencita, antes de que pasaran la peregrinaciones, me hablaba en el sueño y me diecía, 'aprevente, Esther, por ahí vienen ya mis peregrinos para que les des su cafecito y su pan y de que acabales, de eso yo me encargo y gracias a Dios no me ha faltado para darle a mis peregrinos; ahora mis hijas son las que recolectan entre los vecinos y yo se los vengo dando durante el camino que recorremos hacía el Templo de la Virgen de San Juan”.


Antes de iniciar con la preparación de la comida, Doña Esther junto con otras señoras reza un Rosario la Virgen para pedir la protección de los peregrinos. Foto: Carlos Cisneros | El Sol de Salamanca



Doña Esther se incorporó desde hace mas de 25 años a la peregrinación de “Panales” para prepararles de comer en lo que llega la peregrinación a la cuál también su unió su esposo David como pegrino.

Con lágrimas en los ojos, nos comentó uno de los varios milagros que le han hecho las Vírgenes de San Juan y de los Dolores de las cuáles es devota.


Me enfermé, tenía un tumor de 3 kilos en medio del pulmón y del corazón, dejé de venir, pero ya luego después peregrinaba para la Virgen de Soriano y ella me puso mi vaso, porque hallé unos doctores ingratos que me abrieron en donde no iba la operación y me robaron mi vaso.

“Mi hicieron la lucha mis hijos y la Santísima Virgen que no me dejó de su mano, duré un mes internada, pero yo tenía la fe que ella iba a estar al pendiente de mí, y mire que ahora que la necesité me puso mi vaso la Virgen de los Dolores, porque también yo iba a peregrinar hacía ella, iba a las dos peregrinaciones.

“Yo ya no me quería operar el pulmón, entonces, bendito Dios y la Santísima Virgen, me puso mi vaso y me sacaron el tumor y mire con una facilidad los doctores, me quitaron dos costillas para poder sacar mi tumor tan grande, pero miri aquí estamos bendito Dios y con la facilidad de poder moverme, caminar y servir a los peregrinos”.

Y como desde hace 35 años, doña Esther cumplió con su gusto: dar de comer a los peregrinos, pues asegura que la Virgen de San Juan así se lo ha encomendado.

Un día, llegó mi esposo a mi casa con dos bolsas de pan, me las dio, entonces yo pensé en dejar una para mi familia y la otra regalar a los peregrinos que pasaban por mi casa, eso se me ocurrió.

Así empieza doña Esther su relato de cómo se convirtió en integrante de una de las peregrinaciones más grande que pasa por Salamanca, con más de mil 800 peregrinos, quienes salen desde los primeros días de enero.

Sentada junto al fogón, doña Esther ofrece un taquito a un servidor, me siento a su lado y comienza a platicar.


Fíjese que llevo cerca de 35 años dando de comer a los peregrinos y ´viera que bonito es, qué feliz soy al hacer esto, gracias a Dios.


Más de 35 años, Doña Esther ha dado de comer a peregrinos. Foto: Carlos Cisneros | El Sol de Salamanca


Tomó un plato de plástico, sirvió lo que recién había preparado: papas, nopales, frijoles y chile de molcajete y me lo entregó y dijo, “coma, acepte la comida del peregrino”.

“Luego de regalar comida por primera vez, me gustó mucho y viera, el siguiente año, volvió a llegar mi esposo David con dos bolsas de pan y volví a hacer lo mismo, una para mi familia y la otra para los peregrinos.

“El tercer año le pedí a mi esposo que me trajera el pan, pero se negó, debido a que recién había dado a luz a una niña y él se negaba y me decía que no iba a poder ir a llevarles pan, porque descuidaba a mi niña y yo le decía, que fuera, pero no quiso.

“Entonces, al verlo que no me iba a traer mi pan, me fui con mis vecinos y anduve pidiendo, les decía '¿no me regalan dos bolillitos, porque voy a juntar una canastita de pan para mis peregrinos?' Y la gente, viera, me decía, 'sí, al rato se los llevamos a su casa, doña Esther.

“Yo puse mi Sanjuanita encima de una mesa y puse una canastita, allí la gente me iba poniendo los panes y gracias a Dios junté retehartos panes; luego los tapaba antes de que llegara mi esposo para que no me pusiera una regañada.

“La Virgencita, antes de que pasaran la peregrinaciones, me hablaba en el sueño y me diecía, 'aprevente, Esther, por ahí vienen ya mis peregrinos para que les des su cafecito y su pan y de que acabales, de eso yo me encargo y gracias a Dios no me ha faltado para darle a mis peregrinos; ahora mis hijas son las que recolectan entre los vecinos y yo se los vengo dando durante el camino que recorremos hacía el Templo de la Virgen de San Juan”.


Antes de iniciar con la preparación de la comida, Doña Esther junto con otras señoras reza un Rosario la Virgen para pedir la protección de los peregrinos. Foto: Carlos Cisneros | El Sol de Salamanca



Doña Esther se incorporó desde hace mas de 25 años a la peregrinación de “Panales” para prepararles de comer en lo que llega la peregrinación a la cuál también su unió su esposo David como pegrino.

Con lágrimas en los ojos, nos comentó uno de los varios milagros que le han hecho las Vírgenes de San Juan y de los Dolores de las cuáles es devota.


Me enfermé, tenía un tumor de 3 kilos en medio del pulmón y del corazón, dejé de venir, pero ya luego después peregrinaba para la Virgen de Soriano y ella me puso mi vaso, porque hallé unos doctores ingratos que me abrieron en donde no iba la operación y me robaron mi vaso.

“Mi hicieron la lucha mis hijos y la Santísima Virgen que no me dejó de su mano, duré un mes internada, pero yo tenía la fe que ella iba a estar al pendiente de mí, y mire que ahora que la necesité me puso mi vaso la Virgen de los Dolores, porque también yo iba a peregrinar hacía ella, iba a las dos peregrinaciones.

“Yo ya no me quería operar el pulmón, entonces, bendito Dios y la Santísima Virgen, me puso mi vaso y me sacaron el tumor y mire con una facilidad los doctores, me quitaron dos costillas para poder sacar mi tumor tan grande, pero miri aquí estamos bendito Dios y con la facilidad de poder moverme, caminar y servir a los peregrinos”.

Y como desde hace 35 años, doña Esther cumplió con su gusto: dar de comer a los peregrinos, pues asegura que la Virgen de San Juan así se lo ha encomendado.

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