JARAL DEL PROGRESO, Gto.- La estación Jaral del Valle, hoy Jaral del Progreso se edificó sobre la línea del antiguo Ferrocarril de Salamanca al Valle de Santiago, por medio de la concesión número 96, la cual estableció en primer lugar un decreto fechado el 30 de agosto de 1888 que autorizó al Sr. Domenek la construcción del citado Ferrocarril pudiendo extenderse hasta el Jaral. Sin embargo, el decreto del 25 de marzo de 1892 reformó la concesión anterior, autorizando la prolongación de dicha vía hasta ligarla en Morelia con el Ferrocarril Nacional Mexicano.
El proyecto de la línea propiedad del ex presidente de la República, Manuel González, era no solamente llegar a Jaral del Progreso desde Salamanca, sino continuar de allí rumbo a Morelia y luego a Pátzcuaro. No se realizó debido a que el terreno, una vez llegando a Jaral, dejaba de ser plano y el costo de terraplenes, puentes y túneles aumentaba en mucho su construcción y no se veía como un negocio rentable.
La Burra a Valle dio servicio hasta 1980 aproximadamente. En cambio el servicio de Salamanca a Empalme González, que es lo que hoy conocemos como Empalme Escobedo, dejó de prestarse en 1932.
Leyenda
Hace muchos años en el pueblo, el presidente municipal ordenó la construcción de bancas en un pequeño parque ubicado cerca de la terminal del tren, para darles comodidad a los viajeros en dicha terminal.
Sin embargo, cada mañana las bancas aparecían vandalizadas, por lo que se asignó a un vigilante nocturno para que las cuidara. Poco después, los vigilantes que eran enviados a la plaza comenzaron a enfermarse, y el resto del cuerpo policíaco se rehusó a seguir laborando en el lugar.
Los rumores no se hicieron esperar, y pronto surgió la historia de un fantasma que aparecía en el parque por las noches y aterrorizaba a los vigilantes en el lugar. El presidente municipal, harto de la situación y completamente escéptico, decidió asignar a un policía amigo suyo bajo la idea de que éste no se prestaría a caer en el mismo juego que los otros agentes de la ley.
Pero para sorpresa del presidente, el agente no se presentó al día siguiente a trabajar. Al comunicarse a su casa, se le informó que el hombre estaba enfermo y en el hospital. El presidente lo visitó para saber qué había sucedido, y el hombre alcanzó a contarle la historia: cerca de la media noche, comenzó a soplar un viento gélido acompañado por una gruesa neblina. Poco después se escucharon gritos y llantos de una mujer.
Al acercarse a donde provenía el ruido, se encontró una silueta blanca que parecía una mujer. Al acercarse para ver qué tenía y decirle que era demasiado tarde para que anduviera sola por ahí, se dio cuenta de que la mujer salía del panteón y avanzaba sin mover las piernas; suspendida aproximadamente a 30 centímetros del aire.
Lo único que podía ver de su rostro eran dos brillantes ojos rojos, y antes de que el policía pudiese escapar; la mujer saltó sobre de él y ocasionó que se desmayara. Esa noche, el policía murió por una enfermedad desconocida y desde entonces jamás se volvió a enviar personas para cuidar las bancas. Hasta el día de hoy, pobladores de Jaral del Progreso aseguran que se puede escuchar el llanto de una mujer por las noches cerca de la estación de trenes.
Graficas/Archivo Municipal