/ miércoles 25 de noviembre de 2020

Flor Silvestre, emblemática artista salmantina

Siempre manifestó su especial admiración por esta ciudad.

La esquina de Guerrero y Zaragoza, antes conocidas como calles de la Carreras y el Palomo, fueron testigos del nacimiento de Guillermina Jiménez Chavoya, mejor conocida como Flor Silvestre, la salmantina que le cantó a su tierra y manifestó especial admiración por Salamanca.

En este municipio solo vivió 13 años de su vida y fue llevada a la Ciudad de México donde desarrolló su carrera artística cantando música ranchera, siempre llevó a Salamanca en su corazón y en sus recuerdos, prueba de ello la canción “Adoro a mi Tierra” que en 1950 dedicó a la ciudad.

La cantante y actriz salmantina tuvo una profunda admiración por su tierra, misma que visito en varias ocasiones siendo ya una artista de renombre.

En la década de los 60s, Flor Silvestre, acompañada de su hermana Enriqueta Jiménez “La Prieta Linda” formó parte de la Caravana Artística de la Corona, evento en el que participaban otros virtuosos de la época como José Alfredo Jiménez y el Charro Avitia.

Casa donde nació Flor Silvestre en la calle Zaragoza con Guerrero.

La Caravana Artística de la Corona se presentó en Salamanca en lo que en ese tiempo era conocido como el Cine Rex.

Durante estas visitas, la cantante de música vernácula aprovechaba para visitar a sus parientes (la familia Jiménez) quienes aún habitan en la zona centro del municipio.

Tío de Flor Silvestre.

Flor Silvestre provenía de una familia reconocida en el municipio e incluso dos de sus tíos formaron parte de la vida política de la ciudad, Luis Chavoya y José María Chavoya, quienes fueron presidentes municipales.

Otro familiar salamantino, al cual se le vincula con la emblemática intérprete de la música mexicana, fue José “El Tripero” Jiménez, quien tenía un puesto de víseras en la hoy Plaza de la Paz, también conocida como Jardín de los Niños Héroes, ubicado frente a la Parroquia Antigua y quien también se desempeñaba como supervisor de ganado en el rastro municipal.

Don Antonio Aguilar, esposo de Flor Silvestre por más de media década, le compuso “Me enamoré de una salmantina” como manifestación de sus sentimientos hacia ella. En la canción le describe como desde el primer momento hizo clic con ella.

La esquina de Guerrero y Zaragoza, antes conocidas como calles de la Carreras y el Palomo, fueron testigos del nacimiento de Guillermina Jiménez Chavoya, mejor conocida como Flor Silvestre, la salmantina que le cantó a su tierra y manifestó especial admiración por Salamanca.

En este municipio solo vivió 13 años de su vida y fue llevada a la Ciudad de México donde desarrolló su carrera artística cantando música ranchera, siempre llevó a Salamanca en su corazón y en sus recuerdos, prueba de ello la canción “Adoro a mi Tierra” que en 1950 dedicó a la ciudad.

La cantante y actriz salmantina tuvo una profunda admiración por su tierra, misma que visito en varias ocasiones siendo ya una artista de renombre.

En la década de los 60s, Flor Silvestre, acompañada de su hermana Enriqueta Jiménez “La Prieta Linda” formó parte de la Caravana Artística de la Corona, evento en el que participaban otros virtuosos de la época como José Alfredo Jiménez y el Charro Avitia.

Casa donde nació Flor Silvestre en la calle Zaragoza con Guerrero.

La Caravana Artística de la Corona se presentó en Salamanca en lo que en ese tiempo era conocido como el Cine Rex.

Durante estas visitas, la cantante de música vernácula aprovechaba para visitar a sus parientes (la familia Jiménez) quienes aún habitan en la zona centro del municipio.

Tío de Flor Silvestre.

Flor Silvestre provenía de una familia reconocida en el municipio e incluso dos de sus tíos formaron parte de la vida política de la ciudad, Luis Chavoya y José María Chavoya, quienes fueron presidentes municipales.

Otro familiar salamantino, al cual se le vincula con la emblemática intérprete de la música mexicana, fue José “El Tripero” Jiménez, quien tenía un puesto de víseras en la hoy Plaza de la Paz, también conocida como Jardín de los Niños Héroes, ubicado frente a la Parroquia Antigua y quien también se desempeñaba como supervisor de ganado en el rastro municipal.

Don Antonio Aguilar, esposo de Flor Silvestre por más de media década, le compuso “Me enamoré de una salmantina” como manifestación de sus sentimientos hacia ella. En la canción le describe como desde el primer momento hizo clic con ella.

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