Han pasado muchos años, han transcurrido décadas, ha quedado muy atrás aquel tiempo en que Don Juan Ortega empezó a ejercer el comercio, una actividad que combinó con su oficio de electricista, también se desempeñó como bodeguero y soportó el rigor de trabajar en el ramo de la construcción.
Don Juan Ortega, un hombre trabajador, un hombre de 95 años de edad que todos los días sale a vender cacahuates garapiñados, nueces y pistaches, hoy en día coloca su mesa sobre la banqueta de la calle Sánchez Torrado, pero durante muchos años estuvo instalado a las afueras del desaparecido Cine Rex.
Cuando empecé a vender mis dulces no había cine, yo vi como lo construyeron, trabajé en ese cine como bodeguero, fui comerciante a sus afueras por muchos años, vi como lo demolieron, vi como desapareció ese cine
Don Juan Ortega / Comerciante salmantino
La vida ha sido generosa con Don Juan Ortega, le dio trabajo a manos llenas y la bendición de procrear 18 hijos, la mitad de ellos todavía viven, lo mismo que su esposa, con quien recorre la recta final de su existencia.
Bendito sea Dios todavía tenemos fuerza, ya no mucha, pero todavía andamos aquí, sé que ya no me queda mucho tiempo, pero mientras Dios me lo permita, voy a seguir en esto del comercio, hasta el último momento, voy a seguir
Don Juan Ortega, el comerciante, el electricista, el obrero, el padre de familia, el hombre que con 95 años a cuestas tiene la fuerza y el ímpetu para ganarse el sustento. Don Juan, un hombre que en el ocaso de su vida le agradece a Dios y a la vida, por todo lo que ha recibido.