/ lunes 9 de diciembre de 2019

Duflo: La pobreza se abate con ciencia

La economista Esther Duflo recuerda que hace unos 15 años este enfoque era visto como poco serio

ESTOCOLMO. Hace 15 años un grupo de jóvenes economistas empezaron a aplicar un enfoque diferente a la lucha contra la pobreza. “Quizás entonces nos miraban un poco como payasos y ahora tenemos el Premio Nobel”, señala la francesa Esther Duflo, la segunda mujer en lograr esta distinción en Economía.

Duflo, con los estadounidenses Abhijit Banerjee -de origen indio-, y Michael Kremer, ha logrado el Premio de Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel, nombre de este galardón que no fue creado por el magnate, sino por el Banco Nacional de Suecia.

Los tres han establecido un enfoque experimental que ha mejorado “considerablemente” la capacidad para luchar contra la pobreza global y creado un “floreciente” campo de investigación económica, según el Comité Nobel.

Ese método se basa en algo que para Duflo es “indispensable”, confrontar las teorías con los hechos, porque estas deben someterse al “test de la realidad y para eso hay que trabajar sobre el terreno”.

Dicho de otra manera, los premiados usan una perspectiva científica, pero a la vez muy práctica, en la que realizan estudios aleatorios controlados en poblaciones locales para ver qué tipo de acciones sirven realmente para reducir la pobreza.

Catedrática de Economía del desarrollo y reducción de la pobreza en el Instituto Tecnológico de Massachussetts y nacida en París en 1972, sabe lo que es viajar por países pobres, hablar con la personas, conocer sus problemas y entender sus motivos. Estar sobre el terreno sirve para obtener datos y “te da una intuición que no se puede obtener de otra forma”, dice Duflo, cuyos primeros trabajos fueron en Kenia e India, junto a su marido y compañero de nobel Banerjee y con Kremer.

Duflo es cofundadora del Abdul Latif Jameel Poverty Action Lab (J-PAL), una red de 194 profesores en 62 universidades con la misión de reducir la pobreza garantizando que las políticas públicas estén informadas por evidencia científica.

A sus 47 años, es la segunda mujer y la más joven en recibir un Nobel de Economía, la primera fue la estadounidense Elinor Ostrom, ya fallecida.

“Está claro que no hay suficientes mujeres en Economía”, dice.

ESTOCOLMO. Hace 15 años un grupo de jóvenes economistas empezaron a aplicar un enfoque diferente a la lucha contra la pobreza. “Quizás entonces nos miraban un poco como payasos y ahora tenemos el Premio Nobel”, señala la francesa Esther Duflo, la segunda mujer en lograr esta distinción en Economía.

Duflo, con los estadounidenses Abhijit Banerjee -de origen indio-, y Michael Kremer, ha logrado el Premio de Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel, nombre de este galardón que no fue creado por el magnate, sino por el Banco Nacional de Suecia.

Los tres han establecido un enfoque experimental que ha mejorado “considerablemente” la capacidad para luchar contra la pobreza global y creado un “floreciente” campo de investigación económica, según el Comité Nobel.

Ese método se basa en algo que para Duflo es “indispensable”, confrontar las teorías con los hechos, porque estas deben someterse al “test de la realidad y para eso hay que trabajar sobre el terreno”.

Dicho de otra manera, los premiados usan una perspectiva científica, pero a la vez muy práctica, en la que realizan estudios aleatorios controlados en poblaciones locales para ver qué tipo de acciones sirven realmente para reducir la pobreza.

Catedrática de Economía del desarrollo y reducción de la pobreza en el Instituto Tecnológico de Massachussetts y nacida en París en 1972, sabe lo que es viajar por países pobres, hablar con la personas, conocer sus problemas y entender sus motivos. Estar sobre el terreno sirve para obtener datos y “te da una intuición que no se puede obtener de otra forma”, dice Duflo, cuyos primeros trabajos fueron en Kenia e India, junto a su marido y compañero de nobel Banerjee y con Kremer.

Duflo es cofundadora del Abdul Latif Jameel Poverty Action Lab (J-PAL), una red de 194 profesores en 62 universidades con la misión de reducir la pobreza garantizando que las políticas públicas estén informadas por evidencia científica.

A sus 47 años, es la segunda mujer y la más joven en recibir un Nobel de Economía, la primera fue la estadounidense Elinor Ostrom, ya fallecida.

“Está claro que no hay suficientes mujeres en Economía”, dice.

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