Que siempre no, los opuestos no se atraen

Las personas opuestas en realidad no se atraen tanto como las que tienen rasgos en común, según un nuevo estudio de la Universidad de Colorado

Europa Press

  · jueves 14 de septiembre de 2023

Estos hallazgos pueden ayudar a la gente a aprender más sobre cómo y por qué las personas terminan en las relaciones que tienen | Pexels

A menudo escuchamos que las personas opuestas se atraen, porque la dificultad de estar juntos les provoca más adrenalina para intentarlo y convencerse de que son compatibles, pero esa creencia está lejos de la realidad, ya que es mucho mejor tener rasgos en común, según un nuevo estudio de la Universidad de Colorado en Boulder, en Estados Unidos.

El estudio, que fue publicado en la revista Nature Human Behavior, confirma lo que los estudios individuales han insinuado durante décadas, desafiando el viejo adagio de que “los opuestos se atraen”.

Así, encontraron que entre el 82 y el 89 por ciento de los rasgos analizados, las parejas tenían más probabilidades de ser similares. Sólo en el tres por ciento de los rasgos, y sólo en una parte de su análisis, los individuos tendían a asociarse con personas que eran diferentes a ellos.

“Nuestros hallazgos demuestran que es más probable que pájaros del mismo plumaje se unan”, afirma la primera autora Tanya Horwitz.

Además de dar luz sobre fuerzas invisibles que pueden dar forma a las relaciones humanas, la investigación tiene implicaciones importantes para el campo de la investigación genética.

Para el artículo, los autores realizaron una revisión de investigaciones anteriores y su propio análisis de datos originales. Para ello, observaron 22 rasgos en 199 estudios que incluyeron millones de co-padres hombre-mujer, parejas comprometidas, parejas casadas o parejas que cohabitan.

Además utilizaron un conjunto de datos llamado UK Biobank para estudiar 133 rasgos, incluidos muchos que rara vez se estudian, en casi 80 mil parejas de sexos opuestos en el Reino Unido.

Las parejas del mismo sexo no fueron incluidas en la investigación debido a que los patrones pueden diferir significativamente, por lo que los autores ahora los están explorando por separado.

Las parejas comparten rasgos por diversas razones: algunas crecen en la misma zona

Diferentes tipos de coincidencias


En ambos análisis, rasgos como las actitudes políticas y religiosas, el nivel de educación y ciertas medidas de coeficiente intelectual mostraron correlaciones particularmente altas. Por ejemplo, en una escala en la que cero significa que no hay correlación y uno significa que las parejas siempre comparten el rasgo, la correlación para los valores políticos fue de 0.58.

Los rasgos relacionados con el uso de sustancias también mostraron altas correlaciones: los fumadores, los bebedores y los abstemios tendían fuertemente a asociarse con aquellos con hábitos similares.

Mientras tanto, rasgos como la altura y el peso, las condiciones médicas y los rasgos de personalidad mostraron correlaciones mucho más bajas pero aún positivas. Por ejemplo, la correlación para el neuroticismo fue de 0.11. Para algunos rasgos, como la extroversión, no hubo mucha correlación.

Algunos se sienten atraídos por personas similares a ellos y algunos se parecen más cuanto más tiempo pasan juntos


“La gente tiene todas estas teorías de que los extrovertidos son como los introvertidos o los extrovertidos como otros extrovertidos, pero el punto es que es como lanzar una moneda al aire: los extrovertidos tienen la misma probabilidad de terminar con extrovertidos que con introvertidos”, detalla Horwitz.

El rasgo en el que las parejas tenían más probabilidades de ser similares era el año de nacimiento. Pero incluso rasgos poco estudiados, como cuántas parejas sexuales había tenido una persona o si había sido amamantado cuando era niño, mostraron cierta correlación.

“Estos hallazgos sugieren que incluso en situaciones en las que sentimos que tenemos una opción sobre nuestras relaciones, puede haber mecanismos detrás de escena de los que no somos tan conscientes”, añade Horwitz.

Los autores señalan que las parejas comparten rasgos por diversas razones: algunas crecen en la misma zona. Algunos se sienten atraídos por personas similares a ellos y algunos se parecen más cuanto más tiempo pasan juntos.

Por ejemplo, según Horwitz, si las personas bajas tienen más probabilidades de producir descendencia con personas bajas y personas altas con personas altas, podría haber más personas en los extremos de estatura en la próxima generación. Y lo mismo ocurre con los rasgos psiquiátricos, médicos o de otro tipo. También podría haber implicaciones sociales.

Algunos estudios previos han sugerido que es cada vez más probable que las personas en Estados Unidos se unan con personas con antecedentes educativos similares, una tendencia que, según teorizan algunos, podría ampliar la brecha socioeconómica.

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“Esperamos que la gente pueda utilizar estos datos para hacer sus propios análisis y aprender más sobre cómo y por qué las personas terminan en las relaciones que tienen”, puntualiza.