¿Qué yogur prefieres? te contamos tipos y características

La palabra yogur es de origen turco, era como se le conocían a diversos tipos de leches fermentadas en Europa en siglo XII. Se dice que fue descubierto por accidente gracias a que ganaderos trasladaban leche fresca que recolectaban de los animales de un pueblo a otro en bolsas fabricadas con piel de cabra, el calor provocaba bacterias que se multiplicaban y daban como resultado un producto fermentado de consistencia semisólida y coagulada.

El yogur es una buena fuente de calcio, potasio y magnesio, se recomienda consumir a cualquier hora del día / Creative Commons

Hoy en día existen al mercado diferentes tipos de este alimento, los cuales se han adaptado a las necesidades de cada familia, pero en sí, el yogur se puede clasificar ya sea por el método de elaboración, por su sabor o por su contenido graso. Podemos encontrar los siguientes:

Natural
No lleva ningún añadido, es de color blanco y de textura - sabor suave, con un toque ácido. Ideal para los diabéticos.

Natural con azúcar
Por sí solo es ácido, poco agradable para el paladar de algunos consumidores es por eso se le agrega azúcar para disimular ese sabor.

Descremado
En un esfuerzo por realizar productos más saludables, se han fabricado yogures reducidos en grasa. Para compensar el sabor, se añaden otros ingredientes.

Con frutas
A este tipo de yogur se le añaden frutas, cereales, mermeladas u otros alimentos que le dan sabor para disimular la acidez natural.

Con aroma de frutas
Se mezclan con saborizantes naturales y/o artificiales a frutas sin contenerla con la finalidad de darle sabor.

Fermentado y pasteurizado
Ambos procesos se realizan con un sistema de calor, el propósito es alargar su vida al yogur.

VALOR NUTRICIONAL
Desde el punto de vista saludable, aporta nutrientes adicionales a los productos frescos como las frutas; al ser un alimento derivado de la leche lo hace rico en vitaminas, minerales y proteínas producidas por las bacterias lácticas que hacen del yogurt un producto con mayor valor biológico. Además, las grasas y la lactosa resultan más digeribles para el consumo de personas que presentan problemas de intolerancia a los lácteos.

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