/ miércoles 27 de julio de 2022

VICISITUDES | TODOS TENEMOS UN SISTEMA REACTIVO

En una charla de trabajo, sopesando el perfil de un prospecto a obtener un lugar para una licenciatura, y más aún el perfil que debe tener como egresado de la misma, se plantea como una propuesta constructiva, el que tanto el aspirante, como el que va a egresar después de cuatro largos años de estudios, debe ser una PERSONA PROACTIVA, que sepa siempre encontrar lo que busca en su persona, en sus planes y proyectos personales; una persona que genere soluciones a problemas que se puedan presentar, y a no provocar éstos. Una persona que se comporte de forma positiva y con ánimo ante los custionamientos que le puedan surgir y no se ahogue en un vaso de agua. Que su accionar sea activo y nunca pasivo. No es fácil ser proactivo porque se requiere carácter, motivaciones personales más que de grupo, y, porque no decirlo, que sea hasta cierto punto extrovertido.

En la vida personal y laboral, podemos encontrarnos con las personas opuestas, es decir, con las PERSONAS REACTIVAS, que todo lo ven con una pasividad, que se ve muchas veces incontrolable, que no sabe cómo manejar bien sus emociones, evitando entrar en conflicto porque no sabe cómo enfrentar los mismos. Bien conocemos, los que trabajamos con personas, que los elementos reactivos, que todo lo ven mal y obscuro, son poco productivas para la familia, para la sociedad, para sus empresas, y, lo que es peor, para ellas mismas. La persona reactiva no desea asumir sus propios compromisos y responsabilidades porque no se siente capaz para ello, y prefiere responsabilizar a otros, de lo que a él le hubises tocado; es una persona insegura e introvertida.

Lisset, amiga y compañera de su servidor, y que en otras ocasiones ha participado conmigo en otras colaboraciones, me comentó alguna vez al respecto lo siguiente:

“Todos tenemos un sistema reactivo y a medida que crecemos, éste crece también. Todos tenemos nuestros propios patrones de conducta reactiva (justo lo contrario a lo proactivo). Sentirnos víctimas de todo, sentirnos los únicos que podemos hacer las cosas, apartarnos de los demás anulándolos, ponernos agresivos o indiferentes hasta el grado de herir, deprimirse, obsesionarse, bloquearse. Muchas maneras de desconectarnos de la Luz.

Una persona conectada no hace todo perfecto, pero hace todo con intención y con conciencia. Cada acción debe tenerla. Eso es libre albedrío. El uso de ese albedrío es la libertad de decidir cuál será nuestra reacción ante cualquier evento de la vida. Desarrollarlo es ir creando ese filamento que nos permita conectar El Dar y El Recibir; cuándo sí, cuándo no y cuánto. Eso es restricción y eso es crecer espiritualmente. Eso nos vuelve cada día más como El Creador… de ahí que se hable de la Imagen y Semejanza de ser Hijos de Dios”. Es su opinión, pues es muy acertada en sus palabras, en sus comentarios y en su sentir, y, como lo ven, es más profunda en su saber. Bendiciones. Mtro. Armando.

En una charla de trabajo, sopesando el perfil de un prospecto a obtener un lugar para una licenciatura, y más aún el perfil que debe tener como egresado de la misma, se plantea como una propuesta constructiva, el que tanto el aspirante, como el que va a egresar después de cuatro largos años de estudios, debe ser una PERSONA PROACTIVA, que sepa siempre encontrar lo que busca en su persona, en sus planes y proyectos personales; una persona que genere soluciones a problemas que se puedan presentar, y a no provocar éstos. Una persona que se comporte de forma positiva y con ánimo ante los custionamientos que le puedan surgir y no se ahogue en un vaso de agua. Que su accionar sea activo y nunca pasivo. No es fácil ser proactivo porque se requiere carácter, motivaciones personales más que de grupo, y, porque no decirlo, que sea hasta cierto punto extrovertido.

En la vida personal y laboral, podemos encontrarnos con las personas opuestas, es decir, con las PERSONAS REACTIVAS, que todo lo ven con una pasividad, que se ve muchas veces incontrolable, que no sabe cómo manejar bien sus emociones, evitando entrar en conflicto porque no sabe cómo enfrentar los mismos. Bien conocemos, los que trabajamos con personas, que los elementos reactivos, que todo lo ven mal y obscuro, son poco productivas para la familia, para la sociedad, para sus empresas, y, lo que es peor, para ellas mismas. La persona reactiva no desea asumir sus propios compromisos y responsabilidades porque no se siente capaz para ello, y prefiere responsabilizar a otros, de lo que a él le hubises tocado; es una persona insegura e introvertida.

Lisset, amiga y compañera de su servidor, y que en otras ocasiones ha participado conmigo en otras colaboraciones, me comentó alguna vez al respecto lo siguiente:

“Todos tenemos un sistema reactivo y a medida que crecemos, éste crece también. Todos tenemos nuestros propios patrones de conducta reactiva (justo lo contrario a lo proactivo). Sentirnos víctimas de todo, sentirnos los únicos que podemos hacer las cosas, apartarnos de los demás anulándolos, ponernos agresivos o indiferentes hasta el grado de herir, deprimirse, obsesionarse, bloquearse. Muchas maneras de desconectarnos de la Luz.

Una persona conectada no hace todo perfecto, pero hace todo con intención y con conciencia. Cada acción debe tenerla. Eso es libre albedrío. El uso de ese albedrío es la libertad de decidir cuál será nuestra reacción ante cualquier evento de la vida. Desarrollarlo es ir creando ese filamento que nos permita conectar El Dar y El Recibir; cuándo sí, cuándo no y cuánto. Eso es restricción y eso es crecer espiritualmente. Eso nos vuelve cada día más como El Creador… de ahí que se hable de la Imagen y Semejanza de ser Hijos de Dios”. Es su opinión, pues es muy acertada en sus palabras, en sus comentarios y en su sentir, y, como lo ven, es más profunda en su saber. Bendiciones. Mtro. Armando.