/ miércoles 27 de abril de 2022

VICISITUDES PROFESIONALES

Es demasiado triste observar y percibir en el medio profesional cuántos chicos, hombres y mujeres, que han estudiado alguna carrera de nivel licenciatura y que no han tenido la oportunidad de integrarse al campo laboral, para lo que se prepararon, o peor aún se incorporaron a ese mundo del trabajo, pero desempeñando labores de otro tipo, nada que ver para lo que se habían quemado las pestañas. Es triste también ver que hay alumnos, ya profesionistas que decidieron estudiar una determinada carrera, pero que al final de ésta se percataron que no era lo suyo, pues no se sienten seguros de lo que hicieron, no saben cómo lidiar con esa carga de cuatro o cinco años, que básicamente han tirado a la basura.

Siempre lo experimentamos de ese modo, y más se da hoy en día, que no es fácil para muchos poder elegir una carrera profesional, por la diversidad que existen en cuanto a planes y programas de estudios y en tanta carrera que se ha formado sin tener sustentos reales de las necesidades que imperan en el ámbito productivo, porque se forman profesionistas, pero no tienen cabida en las empresas, industrias e instituciones, porque ni ellos saben cuál es el perfil de dichas carreras universitarias.

Nos vamos encontrando en nuestro caminar que cuando se decide uno por una carrera universitaria, se tiene en mente que ésta pueda mejorar nuestro nivel de vida, que se pueda vivir mejor económicamente y que nos vaya dando un status social que antes no se tenía. Ahí hay un problema de elección porque se puede decidir por una determinada carrera universitaria que “deja para vivir súper bien”, pero donde no se tienen las capacidades y aptitudes para lograr los propósitos deseados, viniendo con ello una tremenda frustración. Algo mal existe en la planeación de las carreras universitarias, porque desde que un servidor estaba en dichos problemas de elección, se decía que las carreras tradicionales ya estaban muy saturadas, como lo era la abogacía, la medicina, los contadores, las ingenierías, los administradores de empresas y otras más, y hasta la fecha no han disminuido su demanda, porque se siguen saturando, aunque no haya trabajo suficiente para todos.

Seguimos en pleno siglo veintiuno, viviendo la frustración de los nuevos profesionistas, no todos claro está, pero si de una gran mayoría, porque no se sienten realizados, a pesar de los esfuerzos que hicieron durante un largo lustro. Se siguen ofreciendo instituciones gubernamentales, con carreras universitarias diversas, y quizá, creo yo, con los docentes no propios para compartir sus conocimientos, porque no se sabe de dónde han salido para poder atender a tanto joven deseoso de llegar a metas y ambiciones que les han querido vender. Considero que todo alumno egresado de una licenciatura debe sentirse realizado, satisfecho y completo para poder ejercer su actividad profesional. Hay que enseñarles sus grandes potenciales con los que cuentan, dándoles confianza y mostrándoles que no ha sido en vano el esfuerzo realizado. Mtro. Armando.

Es demasiado triste observar y percibir en el medio profesional cuántos chicos, hombres y mujeres, que han estudiado alguna carrera de nivel licenciatura y que no han tenido la oportunidad de integrarse al campo laboral, para lo que se prepararon, o peor aún se incorporaron a ese mundo del trabajo, pero desempeñando labores de otro tipo, nada que ver para lo que se habían quemado las pestañas. Es triste también ver que hay alumnos, ya profesionistas que decidieron estudiar una determinada carrera, pero que al final de ésta se percataron que no era lo suyo, pues no se sienten seguros de lo que hicieron, no saben cómo lidiar con esa carga de cuatro o cinco años, que básicamente han tirado a la basura.

Siempre lo experimentamos de ese modo, y más se da hoy en día, que no es fácil para muchos poder elegir una carrera profesional, por la diversidad que existen en cuanto a planes y programas de estudios y en tanta carrera que se ha formado sin tener sustentos reales de las necesidades que imperan en el ámbito productivo, porque se forman profesionistas, pero no tienen cabida en las empresas, industrias e instituciones, porque ni ellos saben cuál es el perfil de dichas carreras universitarias.

Nos vamos encontrando en nuestro caminar que cuando se decide uno por una carrera universitaria, se tiene en mente que ésta pueda mejorar nuestro nivel de vida, que se pueda vivir mejor económicamente y que nos vaya dando un status social que antes no se tenía. Ahí hay un problema de elección porque se puede decidir por una determinada carrera universitaria que “deja para vivir súper bien”, pero donde no se tienen las capacidades y aptitudes para lograr los propósitos deseados, viniendo con ello una tremenda frustración. Algo mal existe en la planeación de las carreras universitarias, porque desde que un servidor estaba en dichos problemas de elección, se decía que las carreras tradicionales ya estaban muy saturadas, como lo era la abogacía, la medicina, los contadores, las ingenierías, los administradores de empresas y otras más, y hasta la fecha no han disminuido su demanda, porque se siguen saturando, aunque no haya trabajo suficiente para todos.

Seguimos en pleno siglo veintiuno, viviendo la frustración de los nuevos profesionistas, no todos claro está, pero si de una gran mayoría, porque no se sienten realizados, a pesar de los esfuerzos que hicieron durante un largo lustro. Se siguen ofreciendo instituciones gubernamentales, con carreras universitarias diversas, y quizá, creo yo, con los docentes no propios para compartir sus conocimientos, porque no se sabe de dónde han salido para poder atender a tanto joven deseoso de llegar a metas y ambiciones que les han querido vender. Considero que todo alumno egresado de una licenciatura debe sentirse realizado, satisfecho y completo para poder ejercer su actividad profesional. Hay que enseñarles sus grandes potenciales con los que cuentan, dándoles confianza y mostrándoles que no ha sido en vano el esfuerzo realizado. Mtro. Armando.