/ martes 15 de junio de 2021

VICISITUDES

GENERACIÓN SÚPER ESPECIAL


Todo parecía que, al comienzo del presente ciclo escolar, veinte-veintiuno, los maestros y alumnos regresarían a sus clases normales, y se reincorporarían a su rutina educativa, que implicaría levantarse temprano, medio desayunar, arreglarse a las carreras e irse a ver a los compañeros para iniciar la nueva aventura, pero no fue así, pues las cosas tenían que vivenciarse de otra manera, con otro tipo de experiencias, que difícilmente, se les volverán a repetir a estas presentes generaciones.

Algo único, inaudito e impensable tenían que vivir, los estudiantes de todos los niveles, haciéndolos una generación súper especial, porque infinidad de ellos tendrían compañeros en línea, de forma virtual, con los cuales no interactuarían de manera física; sí los tratarían, pero no tendrían contacto alguno. Todos suponían que habría encuentros con nuevos alumnos, pero nuevamente, no fue así.

En este ciclo escolar los alumnos convivieron y aprendieron, temas nuevos impartidos por maestros que conocieron sólo en pantalla, pero que no supieron, cómo eran en su trato humano y cercano. Hubo nuevas enseñanzas, que los maestros tuvieron que diseñar en ese “nuevo modelo educativo obligatorio”, en donde, queriéndolo o no, mostrarían y conocerían nuevas habilidades, destrezas y aptitudes para que sus alumnos aprovecharan al máximo su estadía virtual, y pudiesen salir lo mejor preparados, dentro de las carencias que se hayan presentado, por no tener esa comunicación directa que tanto ayuda para la resolución de los problemas. El ingenio, para maestros y alumnos, se hizo presente y patente, y eso hay que reconocerlo y agradecerlo, porque aun con la pandemia, se realizaron las actividades programadas con anterioridad, lo más cercanas posibles a la realidad que se genera en las aulas en un ambiente presencial.

Todos aprendieron de todos porque era necesario e imperativo que así fuera, porque el apoyo y la solidaridad fue incondicional, dándose cuenta de que necesitarían hacer un esfuerzo mayor, para atender lo que estaba programado y planeado para este ciclo. Muchos alumnos, los de los grados mayores de cada nivel educativo, aquellos que emigran a otro reto en su formación, en otras instituciones o en donde se encuentra ahora, tuvieron un año inimaginable, pues sin darse cuenta fueron asimilando poco a poco, que estaban por partir de la escuela que los acogió a otros ambientes físicos y psicológicos, sin haberse despedido de los compañeros que hubiesen deseado ver y abrazar, deseándoles lo mejor en su próxima experiencia.

Qué decir de los papás que siempre estuvieron apoyando y animando a sus hijos para que lograran sus objetivos, y no desfallecieron en sus momentos de debilidad y desánimo; estando al pendiente de que nada les faltara a sus hijos, para no perder el año y seguir en su cruzada estudiantil.

Es cierto que esta situación pandémica, nos vino a mover a todos y a cambiar las formas de cómo se hacían las cosas. Era obvio que no estaban preparados, pero tenían que vencer cuanto reto se les presentara. Se tuvo que ser más creativos y tener una adaptación constante en todos los saberes. Cada paso que daban con dificultad les llenaba de satisfacción, porque al final pudieron lograr lo emprendido, y eso no se podrá olvidar jamás. No había pretextos pues cada uno tenía que poner su granito de arena. Los sueños se lograron y las metas fueron alcanzadas. Grata experiencia educativa para rememorar. El Señor les bendice. Mtro. Armando

GENERACIÓN SÚPER ESPECIAL


Todo parecía que, al comienzo del presente ciclo escolar, veinte-veintiuno, los maestros y alumnos regresarían a sus clases normales, y se reincorporarían a su rutina educativa, que implicaría levantarse temprano, medio desayunar, arreglarse a las carreras e irse a ver a los compañeros para iniciar la nueva aventura, pero no fue así, pues las cosas tenían que vivenciarse de otra manera, con otro tipo de experiencias, que difícilmente, se les volverán a repetir a estas presentes generaciones.

Algo único, inaudito e impensable tenían que vivir, los estudiantes de todos los niveles, haciéndolos una generación súper especial, porque infinidad de ellos tendrían compañeros en línea, de forma virtual, con los cuales no interactuarían de manera física; sí los tratarían, pero no tendrían contacto alguno. Todos suponían que habría encuentros con nuevos alumnos, pero nuevamente, no fue así.

En este ciclo escolar los alumnos convivieron y aprendieron, temas nuevos impartidos por maestros que conocieron sólo en pantalla, pero que no supieron, cómo eran en su trato humano y cercano. Hubo nuevas enseñanzas, que los maestros tuvieron que diseñar en ese “nuevo modelo educativo obligatorio”, en donde, queriéndolo o no, mostrarían y conocerían nuevas habilidades, destrezas y aptitudes para que sus alumnos aprovecharan al máximo su estadía virtual, y pudiesen salir lo mejor preparados, dentro de las carencias que se hayan presentado, por no tener esa comunicación directa que tanto ayuda para la resolución de los problemas. El ingenio, para maestros y alumnos, se hizo presente y patente, y eso hay que reconocerlo y agradecerlo, porque aun con la pandemia, se realizaron las actividades programadas con anterioridad, lo más cercanas posibles a la realidad que se genera en las aulas en un ambiente presencial.

Todos aprendieron de todos porque era necesario e imperativo que así fuera, porque el apoyo y la solidaridad fue incondicional, dándose cuenta de que necesitarían hacer un esfuerzo mayor, para atender lo que estaba programado y planeado para este ciclo. Muchos alumnos, los de los grados mayores de cada nivel educativo, aquellos que emigran a otro reto en su formación, en otras instituciones o en donde se encuentra ahora, tuvieron un año inimaginable, pues sin darse cuenta fueron asimilando poco a poco, que estaban por partir de la escuela que los acogió a otros ambientes físicos y psicológicos, sin haberse despedido de los compañeros que hubiesen deseado ver y abrazar, deseándoles lo mejor en su próxima experiencia.

Qué decir de los papás que siempre estuvieron apoyando y animando a sus hijos para que lograran sus objetivos, y no desfallecieron en sus momentos de debilidad y desánimo; estando al pendiente de que nada les faltara a sus hijos, para no perder el año y seguir en su cruzada estudiantil.

Es cierto que esta situación pandémica, nos vino a mover a todos y a cambiar las formas de cómo se hacían las cosas. Era obvio que no estaban preparados, pero tenían que vencer cuanto reto se les presentara. Se tuvo que ser más creativos y tener una adaptación constante en todos los saberes. Cada paso que daban con dificultad les llenaba de satisfacción, porque al final pudieron lograr lo emprendido, y eso no se podrá olvidar jamás. No había pretextos pues cada uno tenía que poner su granito de arena. Los sueños se lograron y las metas fueron alcanzadas. Grata experiencia educativa para rememorar. El Señor les bendice. Mtro. Armando