/ lunes 29 de marzo de 2021

VACUNAS EN IRAPUATO

Al cumplirse un poco más de un año de presentarse el primer contagiado por el COVID-19 en nuestro municipio, llegaron las vacunas a Irapuato. El viernes 26 de marzo de la presente anualidad se empezó a vacunar a los adultos de 70 años y más, en cada uno de los doce puntos habilitados para tal efecto, a saber: CBTIS 65, Unidad Deportiva Sur, Unidad Deportiva Norte, Hospital Militar Regional de Irapuato, INFORUM, Instituto Irapuato, Universidad Quetzalcóatl, DIF Irapuato, Parque Irecua, Secundaria General Miguel García, Secundaria Oficial de Irapuato e Instituto Kipling Irapuato.

Aunque todas las sedes fueron usadas para lo mismo -vacunar- en cada una de ellas, las anécdotas fueron diferentes. Por ejemplo: en el Instituto Irapuato, un adulto mayor llegó en taxi y lamentablemente ahí falleció; en el Instituto Kipling todos fueron muy bien atendidos; personas con dificultades para caminar, recibieron la vacuna en su automóvil en el INFORUM; en el Hospital Militar Regional, muy pronto se agotaron las vacunas; en el CBTIS 65 un familiar del vacunado, se formó toda la noche para apartarle su lugar; en la Universidad Quetzalcóatl no hubo incidentes qué lamentar y recibimos un trato muy amable.

En la Universidad Quetzalcóatl, mi esposa y yo tuvimos la fortuna de ser vacunados. La institución fue fundada por mi amigo, don Agustín Gasca, quien fuera director del Colegio Juan Duns Escoto. Varias veces me invitó a declamar en su cumpleaños y en el elogio a la reina de su escuela. Al Auditorio asistí muchas veces a conferencias y cursos de capacitación docente.

Curiosamente, -ese viernes- mi preocupación mayor era dónde dejar mi vehículo, pues hace días sufrí un cristalazo y mi computadora cambió de dueño y algunos documentos también. La licenciada Brenda Teresa Pérez González, actual y digna Rectora de la Universidad me dio permiso de pasar mi automóvil a sus instalaciones, recuperando así la calma. Llegamos a las ocho de la mañana, pero descansados y bien desayunados. Aunque la fila era ya muy larga, no nos parecieron pesadas las ocho horas que pasamos en espera del biológico, gracias a la conversación y anécdotas de conocidos y amigos Los árboles plantados a lo largo del frente de la Universidad nos dieron aire fresco y sombra natural haciendo más ligera nuestra estancia.

Tardamos en la fila más de lo calculado, porque miembros de nuestro glorioso Ejército Nacional recorrían la fila para invitar a las personas que acudieron en silla de ruedas a que les aplicaran la vacuna. En el estacionamiento de la Universidad Quetzalcóatl se colocaron nueve carpas con sus respectivas sillas. Se tomaban datos personales de cada uno de los solicitantes y daban las indicaciones generales para luego pasar al auditorio a que se aplicara la vacuna y esperar media hora, para observar que no se tuviera reacción adversa.

Valoro la decisión de vacunar a las personas de 70 años y más. Agradezco al personal médico, al ejército, a los Siervos de la Nación y a los gobiernos: federal, estatal y municipal. Esperamos, por favor, la segunda dosis. Mientras tanto, evitemos en lo posible, la tercera ola.


Al cumplirse un poco más de un año de presentarse el primer contagiado por el COVID-19 en nuestro municipio, llegaron las vacunas a Irapuato. El viernes 26 de marzo de la presente anualidad se empezó a vacunar a los adultos de 70 años y más, en cada uno de los doce puntos habilitados para tal efecto, a saber: CBTIS 65, Unidad Deportiva Sur, Unidad Deportiva Norte, Hospital Militar Regional de Irapuato, INFORUM, Instituto Irapuato, Universidad Quetzalcóatl, DIF Irapuato, Parque Irecua, Secundaria General Miguel García, Secundaria Oficial de Irapuato e Instituto Kipling Irapuato.

Aunque todas las sedes fueron usadas para lo mismo -vacunar- en cada una de ellas, las anécdotas fueron diferentes. Por ejemplo: en el Instituto Irapuato, un adulto mayor llegó en taxi y lamentablemente ahí falleció; en el Instituto Kipling todos fueron muy bien atendidos; personas con dificultades para caminar, recibieron la vacuna en su automóvil en el INFORUM; en el Hospital Militar Regional, muy pronto se agotaron las vacunas; en el CBTIS 65 un familiar del vacunado, se formó toda la noche para apartarle su lugar; en la Universidad Quetzalcóatl no hubo incidentes qué lamentar y recibimos un trato muy amable.

En la Universidad Quetzalcóatl, mi esposa y yo tuvimos la fortuna de ser vacunados. La institución fue fundada por mi amigo, don Agustín Gasca, quien fuera director del Colegio Juan Duns Escoto. Varias veces me invitó a declamar en su cumpleaños y en el elogio a la reina de su escuela. Al Auditorio asistí muchas veces a conferencias y cursos de capacitación docente.

Curiosamente, -ese viernes- mi preocupación mayor era dónde dejar mi vehículo, pues hace días sufrí un cristalazo y mi computadora cambió de dueño y algunos documentos también. La licenciada Brenda Teresa Pérez González, actual y digna Rectora de la Universidad me dio permiso de pasar mi automóvil a sus instalaciones, recuperando así la calma. Llegamos a las ocho de la mañana, pero descansados y bien desayunados. Aunque la fila era ya muy larga, no nos parecieron pesadas las ocho horas que pasamos en espera del biológico, gracias a la conversación y anécdotas de conocidos y amigos Los árboles plantados a lo largo del frente de la Universidad nos dieron aire fresco y sombra natural haciendo más ligera nuestra estancia.

Tardamos en la fila más de lo calculado, porque miembros de nuestro glorioso Ejército Nacional recorrían la fila para invitar a las personas que acudieron en silla de ruedas a que les aplicaran la vacuna. En el estacionamiento de la Universidad Quetzalcóatl se colocaron nueve carpas con sus respectivas sillas. Se tomaban datos personales de cada uno de los solicitantes y daban las indicaciones generales para luego pasar al auditorio a que se aplicara la vacuna y esperar media hora, para observar que no se tuviera reacción adversa.

Valoro la decisión de vacunar a las personas de 70 años y más. Agradezco al personal médico, al ejército, a los Siervos de la Nación y a los gobiernos: federal, estatal y municipal. Esperamos, por favor, la segunda dosis. Mientras tanto, evitemos en lo posible, la tercera ola.