/ miércoles 4 de mayo de 2022

V I C I SI T U D E S

ESTREMECEDOR

“Cuando tu hijo te busque con la mirada, MÍRALO. Cuando te tienda sus brazos, ABRÁZALO. Cuando te quiera hablar, ESCÚCHALO. Cuando se sienta desamparado, PROTÉGELO. Cuando se sienta solo, ACOMPÁNALO. Cuando te pida que lo dejes, DÉJALO. Cuando se sienta triste, CONSUÉLALO. Cuando falle en sus propósitos, ALIÉNTALO. Cuando pierda toda esperanza, ACONSÉJALO. Cuando tome una decisión, APÓYALO. Cuando intente triunfar, ANÍMALO”. Anónimo. Después ya no hay nada que hacer; después, es demasiado tarde.

A finales del mes de abril, me encontré con una triste noticia que leí en nuestro diario El Sol de Irapuato; habían privado de la vida a un estudiante de 19 años, quien estaba inscrito en la carrera de agronomía, aquí en el Copal. Un joven que bien pudo haber sido mi alumno, o bien pudo haber sido mi hijo. El punto está en que fue alcanzado por una bala, de uno de los elementos de la Guardia Nacional. Leí con profundo pesar la información que nos brindó nuestra casa editorial, y en verdad que surgen muchas preguntas que, aparentemente no podemos contestar. La más fácil podría ser ¿Por qué les dispararon? ¿por qué no los siguieron si no hicieron caso para detenerse, sabiendo que ahora ellos, están por todas partes y les hubieran copado las salidas para “investigarlos”?¿Por qué tuvo que haber un fallecido y una persona herida de gravedad?¿Por qué, por qué, por qué?.

Qué fuerte es escuchar que “´Ángel no murió, la Guardia lo mató”; o “Quiero que mis padres recojan mi título no mi acta de defunción”. Uno como padre desea lo mejor para sus hijos, para verlos felices y realizados por el esfuerzo que están haciendo en sus estudios. Los padres ofreciéndoles su trabajo y el fruto de este para que ellos puedan estudiar. Ellos dando lo mejor para agradecer el esfuerzo de sus progenitores y vivir en otras condiciones de vida. Pero cuando suceden este tipo de eventos, inesperados para todo mundo, todo se nos viene abajo, y de un momento a otro, cambia la realidad de nuestras vidas.

Ponerse en el lugar de los padres del chico que falleció o los de la compañera que está convaleciendo de sus heridas, es muy complicado, pues sólo ellos saben en qué condiciones están, y la forma tan radical que ha cambiado su existir. Uno como padre, es empático porque trata de entender porqué tuvieron que darse estos hechos para, de buenas a primeras, ya no ver salir por la mañana al hijo para irse a sus estudios, o no verlo regresar a casa, después de un día duro, tenso, y agotador por lo que exigen los estudios universitarios. Difícil de comprender todo lo que ha acontecido. No hay explicación alguna que regrese la vida de Ángel, como no la hubo para que se la quitasen. Como docente, como papá, estoy triste, cuestionado, molesto. Soy jubilado de la Universidad de Guanajuato, SOY ABEJA. ¿Por qué tuvieron que disparar? ¿Por qué tuvo que partir Ángel? Estamos con los papás de todos los estudiantes de la Universidad de Guanajuato, porque todos, estemos donde estemos SOMOS UNA GRAN COLMENA. Mtro. Armando. Bendiciones.


ESTREMECEDOR

“Cuando tu hijo te busque con la mirada, MÍRALO. Cuando te tienda sus brazos, ABRÁZALO. Cuando te quiera hablar, ESCÚCHALO. Cuando se sienta desamparado, PROTÉGELO. Cuando se sienta solo, ACOMPÁNALO. Cuando te pida que lo dejes, DÉJALO. Cuando se sienta triste, CONSUÉLALO. Cuando falle en sus propósitos, ALIÉNTALO. Cuando pierda toda esperanza, ACONSÉJALO. Cuando tome una decisión, APÓYALO. Cuando intente triunfar, ANÍMALO”. Anónimo. Después ya no hay nada que hacer; después, es demasiado tarde.

A finales del mes de abril, me encontré con una triste noticia que leí en nuestro diario El Sol de Irapuato; habían privado de la vida a un estudiante de 19 años, quien estaba inscrito en la carrera de agronomía, aquí en el Copal. Un joven que bien pudo haber sido mi alumno, o bien pudo haber sido mi hijo. El punto está en que fue alcanzado por una bala, de uno de los elementos de la Guardia Nacional. Leí con profundo pesar la información que nos brindó nuestra casa editorial, y en verdad que surgen muchas preguntas que, aparentemente no podemos contestar. La más fácil podría ser ¿Por qué les dispararon? ¿por qué no los siguieron si no hicieron caso para detenerse, sabiendo que ahora ellos, están por todas partes y les hubieran copado las salidas para “investigarlos”?¿Por qué tuvo que haber un fallecido y una persona herida de gravedad?¿Por qué, por qué, por qué?.

Qué fuerte es escuchar que “´Ángel no murió, la Guardia lo mató”; o “Quiero que mis padres recojan mi título no mi acta de defunción”. Uno como padre desea lo mejor para sus hijos, para verlos felices y realizados por el esfuerzo que están haciendo en sus estudios. Los padres ofreciéndoles su trabajo y el fruto de este para que ellos puedan estudiar. Ellos dando lo mejor para agradecer el esfuerzo de sus progenitores y vivir en otras condiciones de vida. Pero cuando suceden este tipo de eventos, inesperados para todo mundo, todo se nos viene abajo, y de un momento a otro, cambia la realidad de nuestras vidas.

Ponerse en el lugar de los padres del chico que falleció o los de la compañera que está convaleciendo de sus heridas, es muy complicado, pues sólo ellos saben en qué condiciones están, y la forma tan radical que ha cambiado su existir. Uno como padre, es empático porque trata de entender porqué tuvieron que darse estos hechos para, de buenas a primeras, ya no ver salir por la mañana al hijo para irse a sus estudios, o no verlo regresar a casa, después de un día duro, tenso, y agotador por lo que exigen los estudios universitarios. Difícil de comprender todo lo que ha acontecido. No hay explicación alguna que regrese la vida de Ángel, como no la hubo para que se la quitasen. Como docente, como papá, estoy triste, cuestionado, molesto. Soy jubilado de la Universidad de Guanajuato, SOY ABEJA. ¿Por qué tuvieron que disparar? ¿Por qué tuvo que partir Ángel? Estamos con los papás de todos los estudiantes de la Universidad de Guanajuato, porque todos, estemos donde estemos SOMOS UNA GRAN COLMENA. Mtro. Armando. Bendiciones.