/ miércoles 22 de junio de 2022

V I C I S I T U D E S

SI SE TRATARA DE MI HIJO, SÍ

El domingo pasado acabamos de celebrar, por cuestiones sociales y porque así se ha marcado desde tiempos pasados, quizá para tener el pretexto de una reunión, donde puedan concentrarse los hijos y los papás que tienen tiempo de no verse, y que al menos por un día se hace el propósito de reconocer la enorme labor que tienen algunos hombres, a quienes Dios les ha permitido ser papás.

¿Qué es lo que realmente quiere un papá cuando llega el momento de tener en sus brazos a su hijo o hija, sabiendo que tendrá un compromiso mayúsculo para sacarlos adelante comenzando con su formación y educación? Considero que la gran mayoría, cuando llega ese momento, cruza por nuestra mente el “¿ahora qué sigue?”. ¿Qué daría un verdadero padre por sus hijos en cada instante de sus vidas? Creo que todo, porque esa personita nos da un motivo para vivir y trabajar con mayor fuerza para ofrecer lo mejor de uno como papá.

Al respecto quiero compartirles una lectura reflexión, que nos muestra que, como verdaderos papás, por el bien de nuestros hijos, somos capaces de hacer todo por ellos. Veamos: “Se hablaba de construir un reformatorio para muchachos, y se solicitó el parecer de un célebre experto en educación. Éste hizo un apasionado alegato en favor de unos métodos educativos humanos en el reformatorio, urgiendo a los fundadores a no escatimar medios para conseguir los servicios de unos educadores bondadosos y competentes. Y concluyó diciendo: “Con lograr salvar a un solo muchacho de la depravación moral, ya habrán quedado justificados los gastos y los esfuerzos que se inviertan en una institución de este tipo”. Posteriormente, un miembro de la junta directiva le dijo: “No ha estado usted ligeramente exagerado? ¿Cree de veras que el salvar a un solo muchacho justificaría todos los gatos y esfuerzos?”. “¡Si se tratara de mi hijo, sí!”. Fue la respuesta”. Quiero pensar, que, así como el célebre educador, se sentiría satisfecho con lo que hace por su hijo, sin importar los gastos y los esfuerzos, así deben estar sus papás, porque dentro de sus posibilidades les han ofrecido lo que ellos han considerado la mejor opción para la formación que han recibido. Nunca olvidemos que nuestro padre es lo mejor que nos pudo haber pasado, y siempre demos gracias a Dios, por ser hijo o hija de quien somos.

Infinidad de padres de familia han logrado formar una excelente familia, siendo ejemplo de entrega, compromiso, responsabilidad y buenos valores, sin olvidar que siempre han contado con el apoyo insustituible de su amada esposa. Seguramente seguirán buscando y esperando ser mejores padres cada día.

Ser papá no es fácil, y el desempeñar ese papel, tampoco lo es. Escuché que:

“Para ser padres hay que estar, y estar con la palabra, con el ejemplo, con el afecto, y porque no, poniendo límites”. Para los vivos y difuntos, Dios bendiga a todo aquel que ha sabido ser papá. Gracias Papá Armando por ser el medio para poder estar en este mundo; gracias por haber sido nuestro ilustre y eterno formador.

SI SE TRATARA DE MI HIJO, SÍ

El domingo pasado acabamos de celebrar, por cuestiones sociales y porque así se ha marcado desde tiempos pasados, quizá para tener el pretexto de una reunión, donde puedan concentrarse los hijos y los papás que tienen tiempo de no verse, y que al menos por un día se hace el propósito de reconocer la enorme labor que tienen algunos hombres, a quienes Dios les ha permitido ser papás.

¿Qué es lo que realmente quiere un papá cuando llega el momento de tener en sus brazos a su hijo o hija, sabiendo que tendrá un compromiso mayúsculo para sacarlos adelante comenzando con su formación y educación? Considero que la gran mayoría, cuando llega ese momento, cruza por nuestra mente el “¿ahora qué sigue?”. ¿Qué daría un verdadero padre por sus hijos en cada instante de sus vidas? Creo que todo, porque esa personita nos da un motivo para vivir y trabajar con mayor fuerza para ofrecer lo mejor de uno como papá.

Al respecto quiero compartirles una lectura reflexión, que nos muestra que, como verdaderos papás, por el bien de nuestros hijos, somos capaces de hacer todo por ellos. Veamos: “Se hablaba de construir un reformatorio para muchachos, y se solicitó el parecer de un célebre experto en educación. Éste hizo un apasionado alegato en favor de unos métodos educativos humanos en el reformatorio, urgiendo a los fundadores a no escatimar medios para conseguir los servicios de unos educadores bondadosos y competentes. Y concluyó diciendo: “Con lograr salvar a un solo muchacho de la depravación moral, ya habrán quedado justificados los gastos y los esfuerzos que se inviertan en una institución de este tipo”. Posteriormente, un miembro de la junta directiva le dijo: “No ha estado usted ligeramente exagerado? ¿Cree de veras que el salvar a un solo muchacho justificaría todos los gatos y esfuerzos?”. “¡Si se tratara de mi hijo, sí!”. Fue la respuesta”. Quiero pensar, que, así como el célebre educador, se sentiría satisfecho con lo que hace por su hijo, sin importar los gastos y los esfuerzos, así deben estar sus papás, porque dentro de sus posibilidades les han ofrecido lo que ellos han considerado la mejor opción para la formación que han recibido. Nunca olvidemos que nuestro padre es lo mejor que nos pudo haber pasado, y siempre demos gracias a Dios, por ser hijo o hija de quien somos.

Infinidad de padres de familia han logrado formar una excelente familia, siendo ejemplo de entrega, compromiso, responsabilidad y buenos valores, sin olvidar que siempre han contado con el apoyo insustituible de su amada esposa. Seguramente seguirán buscando y esperando ser mejores padres cada día.

Ser papá no es fácil, y el desempeñar ese papel, tampoco lo es. Escuché que:

“Para ser padres hay que estar, y estar con la palabra, con el ejemplo, con el afecto, y porque no, poniendo límites”. Para los vivos y difuntos, Dios bendiga a todo aquel que ha sabido ser papá. Gracias Papá Armando por ser el medio para poder estar en este mundo; gracias por haber sido nuestro ilustre y eterno formador.