/ miércoles 12 de febrero de 2020

V I C I S I T U D E S

CONTRATAR A GENTE CAPACITADA Y PROFESIONAL


Hoy en día, con la construcción de nuevos fraccionamientos, gran parte de ellos con la consigna de estar resguardados, buscando la seguridad de sus inquilinos y por la protección de los niños cuando juegan en la calle, éstos, en teoría, se van convirtiendo en propiedades privadas donde el acceso está totalmente restringido, es decir, cuentan con plumas que impiden el paso a los vehículos que no son parte de ese conglomerado de vecinos, y esto, en verdad que no está mal, dadas las condiciones de inseguridad en las que estamos viviendo. Todos queremos tener mayor seguridad para nuestras familias y para nosotros mismos; cada quien busca y decide cómo hacerlo, cómo vivir más seguros.

Los que vivimos en las colonias que tienen tiempo en nuestra ciudad, las de antaño, quienes estamos en avenidas principales o comunes y corrientes, donde todo mundo puede circular, pues no nos queda más que seguir cuidándonos porque no podemos evitar que las personas, por derecho propio, puedan y deban circular libremente, por donde mejor les plazca.

Cada quien vive de acuerdo con sus condiciones económicas y no todas las calles se podrían cerrar, como cuando alguna vez alguien así lo propuso queriendo cerrar calles y calles para evitar que quienes delinquen puedan tener campo abierto para correr en el caso de ser descubiertos. El punto está en que en algunos de dichos fraccionamientos privados existen guardias que les vale sombrilla el para qué fueron contratados y la seguridad de quienes los contrataron, ya que dejan pasar “a todo el mundo” sin pedir identificación a aquellos conductores que no habitan en dichas unidades habitacionales.

Tengo rato entrando a distintos fraccionamientos de esa índole y por lo general me detienen, me solicitan saber si voy a buscar a alguien, de quién se trata, cuál es el domicilio y terminan con solicitarme una credencial de identificación, la cual me será regresada cuando me retire del lugar; eso es lo correcto, es lo que se debe hacer. Sin embargo me he encontrado algunos otros que los vigilantes ni se inmutan ya que sean inquilinos o no, dejan entrar al fraccionamiento privado sin pedir nada, nombres, domicilios, credenciales, nada, y eso, al menos para un servidor, pone en duda la calidad y seriedad del servicio que se está ofreciendo. Así la seguridad de dichos habitantes no está garantizada. Si en un lugar que sí cumple con las reglas hay inconvenientes, imagínense ustedes los grandes riesgos que se presentarán los que no cumplen con lo convenido para salvaguardar a quienes ahí habitan.

Creo que depende en gran medida de las personas que están designadas para contratar a las empresas de vigilancia para que pongan orden, y, de no ser así, cancelar el servicio con ellos y buscar otra alternativa que dé tranquilidad al vecindario. Todos estamos para cuidarnos recíprocamente y los servicios de seguridad cuestan, pues entonces, que valga la pena el gasto y la inversión. El Señor les dé su paz. Armando Hernández Origel.

CONTRATAR A GENTE CAPACITADA Y PROFESIONAL


Hoy en día, con la construcción de nuevos fraccionamientos, gran parte de ellos con la consigna de estar resguardados, buscando la seguridad de sus inquilinos y por la protección de los niños cuando juegan en la calle, éstos, en teoría, se van convirtiendo en propiedades privadas donde el acceso está totalmente restringido, es decir, cuentan con plumas que impiden el paso a los vehículos que no son parte de ese conglomerado de vecinos, y esto, en verdad que no está mal, dadas las condiciones de inseguridad en las que estamos viviendo. Todos queremos tener mayor seguridad para nuestras familias y para nosotros mismos; cada quien busca y decide cómo hacerlo, cómo vivir más seguros.

Los que vivimos en las colonias que tienen tiempo en nuestra ciudad, las de antaño, quienes estamos en avenidas principales o comunes y corrientes, donde todo mundo puede circular, pues no nos queda más que seguir cuidándonos porque no podemos evitar que las personas, por derecho propio, puedan y deban circular libremente, por donde mejor les plazca.

Cada quien vive de acuerdo con sus condiciones económicas y no todas las calles se podrían cerrar, como cuando alguna vez alguien así lo propuso queriendo cerrar calles y calles para evitar que quienes delinquen puedan tener campo abierto para correr en el caso de ser descubiertos. El punto está en que en algunos de dichos fraccionamientos privados existen guardias que les vale sombrilla el para qué fueron contratados y la seguridad de quienes los contrataron, ya que dejan pasar “a todo el mundo” sin pedir identificación a aquellos conductores que no habitan en dichas unidades habitacionales.

Tengo rato entrando a distintos fraccionamientos de esa índole y por lo general me detienen, me solicitan saber si voy a buscar a alguien, de quién se trata, cuál es el domicilio y terminan con solicitarme una credencial de identificación, la cual me será regresada cuando me retire del lugar; eso es lo correcto, es lo que se debe hacer. Sin embargo me he encontrado algunos otros que los vigilantes ni se inmutan ya que sean inquilinos o no, dejan entrar al fraccionamiento privado sin pedir nada, nombres, domicilios, credenciales, nada, y eso, al menos para un servidor, pone en duda la calidad y seriedad del servicio que se está ofreciendo. Así la seguridad de dichos habitantes no está garantizada. Si en un lugar que sí cumple con las reglas hay inconvenientes, imagínense ustedes los grandes riesgos que se presentarán los que no cumplen con lo convenido para salvaguardar a quienes ahí habitan.

Creo que depende en gran medida de las personas que están designadas para contratar a las empresas de vigilancia para que pongan orden, y, de no ser así, cancelar el servicio con ellos y buscar otra alternativa que dé tranquilidad al vecindario. Todos estamos para cuidarnos recíprocamente y los servicios de seguridad cuestan, pues entonces, que valga la pena el gasto y la inversión. El Señor les dé su paz. Armando Hernández Origel.