/ sábado 18 de mayo de 2019

V I C I S I T U D E S

A QUIEN AMO PROFUNDAMENTE

Por: Armando Hernández Origel

Durante mucho tiempo he escuchado el siguiente refrán: “El que no oye consejos no llega a viejo”, y como todo refrán, adagio, sentencia, proverbio o como quieran llamarle, tiene su verdad, porque “son evangelios chiquitos”, con un mundo certero de pensamiento universal.

Cuando estaba por casarme, trabajaba en San Miguel de Allende y vivía con un matrimonio, el cual tenía dos hijos, una niña y un niño.

El esposo era compañero y amigo mío de trabajo (César), pues laborábamos en la misma institución y fue en ella donde nos conocimos. Hasta después conocí a su esposa (Luisa), y una vez que entablamos comunicación y confianza fue que me invitaron a quedarme a vivir con ellos en la casa que rentaban.

Yo estaba soltero, pero ya tenía a mi novia, quien tiempo después se convirtió en mi esposa, en la madre de mis hijos; ya tenemos más de tres décadas y media de estar casados.

Recuerdo muy bien tres consejos que en aquel entonces me daba mi amigo, quien con el tiempo se convirtió en nuestro compadre, cuando les informé que ya había pedido a mi novia y que habíamos decidido formar una familia.

Primero me decía que no perdiera de vista que EL MATRIMONIO ES UNA ADAPTACIÓN CONSTANTE, porque día con día las personas, que eran dos y ahora son una, se van conociendo poco a poco, porque vienen de familias diferentes, con costumbres, tradiciones y educación distinta, que muchas veces llegan a chocar, pero que es preciso comprenderse mutuamente para seguir renovándose y adaptándose con el paso de los años, conforme va uno avanzando en el tiempo, porque siempre las circunstancias serán diferentes y tenemos que adaptarnos recíprocamente.

Lo segundo, era que, a pesar de vivir en matrimonio, en la misma casa, con hijos o sin ellos, debemos siempre considerar que siendo dos, SE TIENE QUE RESPETAR LA INDIVIDUALIDAD DE CADA PERSONA, en su forma de ser, en su forma de pensar, en sus sentimientos y emociones, porque debemos amar a la persona que está a nuestro lado tal como es y no quererla cambiar porque ya estamos casados.

Tercero, que en el matrimonio se tienen problemas leves y fuertes, pero que si hay amor estos se solucionan fácilmente, pero que no perdiera de vista que CUANDO SE TENGA UN PROBLEMA ESTE NO SE ARREGLE EN LA CAMA, sino que deberíamos entablar una comunicación abierta y franca, para exponer los motivos que originaron nuestro problemas o diferencias, porque a través de la comunicación y de la confianza, será la única forma de resolverlos.

Desde antes de casarme hice mucha conciencia de estos consejos y créanme que han sido una fortaleza en nuestro matrimonio, porque encierran una verdad profunda y sabía que permite a los matrimonios salir adelante y vivir plenamente de acuerdo con la formación que hemos recibido, y que se tienen que comprender recíprocamente para vivir en paz, a pesar de los obstáculos y dificultades que todo matrimonio presenta.

Con el correr de los años uno va aprendiendo y fortaleciendo la unión matrimonial, que al principio parece desbaratarse, cuando no se tiene solidez en el amor que los unió. Nadia ha dicho que el matrimonio es fácil, y que todo es vida y dulzura, porque no es así, ya que se tiene que vivir en un mundo de contrastes, para dar equilibrio al mismo.

En una ocasión leí una extraordinaria reflexión que hablaba sobre la fortaleza de un matrimonio, y lo que en realidad se debe cuidar más, para que éste florezca continuamente.

No era tan complicado de entender pues nos decía que la relación que más se debe cuidar en una familia, no es la de los hijos o la de los padres, sino la del esposo y la esposa, y se argumentaba que por más enojados o separados que estemos en la familia, o más aún se tuviesen que separar por malos entendidos, era que si nos encontrábamos en la calle con nuestros hermanos, papás o hijos, no podríamos decir: “esa persona que va enfrente es expapá, o mi exhermano o mi exhijo”, porque por mucho que no nos hablemos o estemos disgustados y distanciados, seguiremos siendo hermanos, hijos, es decir, se lleva la misma sangre, cosa que no sucede en la pareja, en el matrimonio, porque ahí sí se habla de exesposo, exesposa, de exmujer o exmarido, y eso es lo que se tiene que evitar, de ahí que LO QUE MÁS SE DEBE CUIDAR, TRABAJAR Y REGAR COMO UNA PLANTITA ES EN EL AMOR DE LA PAREJA para que éste nunca decaiga, se fracture o al final desaparezca.

Otra cosa que escuchaba en aquel entonces, y hasta la fecha se sigue escuchando, y que sirve demasiado en la vida matrimonial, es que EL CASADO CASA QUIERE, y tiene mucha razón porque se quiere vivir en pareja, en matrimonio, donde sólo a dos les toca construir sobre roca la solidez de su relación, del amor que los ha unido, y que se verá bendecida, si Dios así lo quiere, con la llegada de los hijos.

ES AHÍ DONDE TANTO EL HOMBRE Y LA MUJER DEBEN SER MUY MADUROS para que esa construcción sea favorable con el paso de los años, y que, si bien pueden recibir algún consejo, NO DEBEN PERMITIR LA INTROMISIÓN DE NADIE MÁS EN SU MATRIMONIO, de nadie más, así como se escribe, porque ni los papás del nuevo esposo o los papás de la nueva esposa deben intervenir para nada en lo que es la nueva familia de sus hijos, aunque a éstos les duela. SERÍA UN GRAVÍSIMO ERROR DEJAR QUE LOS NUEVOS ESPOSOS PERMITAN QUE OTROS SE METAN EN SU VIDA MATRIMONIAL, y eso, papás y mamás, lo deben entender, por el bien de sus hijos recién casados.

Se menciona que, en la relación de pareja, en el caso del matrimonio, UNA DE LAS PARTES DEBE CEDER CUANDO HAYA ALGUNA DIFERENCIA O DISCUSIÓN, y todo es válido, pero lo que nunca debe suceder es que siempre sea la misma persona la que tenga que ceder, porque eso mermaría la buena relación que existe entre ellos; se perdería el equilibrio que tanto se busca.

Pero a pesar de todos los consejos, orientaciones o información que se les puede dar a los recién casados, hay algo que no deben ni pueden perder de vista jamás, porque es quien da soporte, equilibrio y vida en el matrimonio, y ESTOY HABLANDO DE LA PRESENCIA DE DIOS EN SUS VIDAS, porque deben PONER TODAS SUS INQUIETUDES EN SUS MANOS, ya que es el mejor lugar que pueden existir para estar bien con Él y con nosotros mismos,

Siempre TENER PRESENTE QUE JESÚS ES EL CENTRO DE SUS VIDAS PERSONALES Y MATRIMONIALES, y que toda gira en torno a ÉL. Donde está Jesús, siempre está y habita su Madre María, nunca falta nada y se camina con seguridad, bajo su amor, su misericordia, su bondad.

Estas líneas las estoy escribiendo y dirigiendo a una persona a quien amo profundamente y que el día sábado, ayer, se unió en matrimonio, a su ahora marido José Jesús, me refiero a mi hija Martha Guadalupe, Tita.

Que el Señor los siga bendiciendo y ayudando a tomar las mejores decisiones como pareja en sus vidas. Hay que comprenderse y amarse mucho para que tengan una larga vida matrimonial. Donde está Dios, donde está Jesús y María nunca falta nada. El Señor les dé su paz.

A QUIEN AMO PROFUNDAMENTE

Por: Armando Hernández Origel

Durante mucho tiempo he escuchado el siguiente refrán: “El que no oye consejos no llega a viejo”, y como todo refrán, adagio, sentencia, proverbio o como quieran llamarle, tiene su verdad, porque “son evangelios chiquitos”, con un mundo certero de pensamiento universal.

Cuando estaba por casarme, trabajaba en San Miguel de Allende y vivía con un matrimonio, el cual tenía dos hijos, una niña y un niño.

El esposo era compañero y amigo mío de trabajo (César), pues laborábamos en la misma institución y fue en ella donde nos conocimos. Hasta después conocí a su esposa (Luisa), y una vez que entablamos comunicación y confianza fue que me invitaron a quedarme a vivir con ellos en la casa que rentaban.

Yo estaba soltero, pero ya tenía a mi novia, quien tiempo después se convirtió en mi esposa, en la madre de mis hijos; ya tenemos más de tres décadas y media de estar casados.

Recuerdo muy bien tres consejos que en aquel entonces me daba mi amigo, quien con el tiempo se convirtió en nuestro compadre, cuando les informé que ya había pedido a mi novia y que habíamos decidido formar una familia.

Primero me decía que no perdiera de vista que EL MATRIMONIO ES UNA ADAPTACIÓN CONSTANTE, porque día con día las personas, que eran dos y ahora son una, se van conociendo poco a poco, porque vienen de familias diferentes, con costumbres, tradiciones y educación distinta, que muchas veces llegan a chocar, pero que es preciso comprenderse mutuamente para seguir renovándose y adaptándose con el paso de los años, conforme va uno avanzando en el tiempo, porque siempre las circunstancias serán diferentes y tenemos que adaptarnos recíprocamente.

Lo segundo, era que, a pesar de vivir en matrimonio, en la misma casa, con hijos o sin ellos, debemos siempre considerar que siendo dos, SE TIENE QUE RESPETAR LA INDIVIDUALIDAD DE CADA PERSONA, en su forma de ser, en su forma de pensar, en sus sentimientos y emociones, porque debemos amar a la persona que está a nuestro lado tal como es y no quererla cambiar porque ya estamos casados.

Tercero, que en el matrimonio se tienen problemas leves y fuertes, pero que si hay amor estos se solucionan fácilmente, pero que no perdiera de vista que CUANDO SE TENGA UN PROBLEMA ESTE NO SE ARREGLE EN LA CAMA, sino que deberíamos entablar una comunicación abierta y franca, para exponer los motivos que originaron nuestro problemas o diferencias, porque a través de la comunicación y de la confianza, será la única forma de resolverlos.

Desde antes de casarme hice mucha conciencia de estos consejos y créanme que han sido una fortaleza en nuestro matrimonio, porque encierran una verdad profunda y sabía que permite a los matrimonios salir adelante y vivir plenamente de acuerdo con la formación que hemos recibido, y que se tienen que comprender recíprocamente para vivir en paz, a pesar de los obstáculos y dificultades que todo matrimonio presenta.

Con el correr de los años uno va aprendiendo y fortaleciendo la unión matrimonial, que al principio parece desbaratarse, cuando no se tiene solidez en el amor que los unió. Nadia ha dicho que el matrimonio es fácil, y que todo es vida y dulzura, porque no es así, ya que se tiene que vivir en un mundo de contrastes, para dar equilibrio al mismo.

En una ocasión leí una extraordinaria reflexión que hablaba sobre la fortaleza de un matrimonio, y lo que en realidad se debe cuidar más, para que éste florezca continuamente.

No era tan complicado de entender pues nos decía que la relación que más se debe cuidar en una familia, no es la de los hijos o la de los padres, sino la del esposo y la esposa, y se argumentaba que por más enojados o separados que estemos en la familia, o más aún se tuviesen que separar por malos entendidos, era que si nos encontrábamos en la calle con nuestros hermanos, papás o hijos, no podríamos decir: “esa persona que va enfrente es expapá, o mi exhermano o mi exhijo”, porque por mucho que no nos hablemos o estemos disgustados y distanciados, seguiremos siendo hermanos, hijos, es decir, se lleva la misma sangre, cosa que no sucede en la pareja, en el matrimonio, porque ahí sí se habla de exesposo, exesposa, de exmujer o exmarido, y eso es lo que se tiene que evitar, de ahí que LO QUE MÁS SE DEBE CUIDAR, TRABAJAR Y REGAR COMO UNA PLANTITA ES EN EL AMOR DE LA PAREJA para que éste nunca decaiga, se fracture o al final desaparezca.

Otra cosa que escuchaba en aquel entonces, y hasta la fecha se sigue escuchando, y que sirve demasiado en la vida matrimonial, es que EL CASADO CASA QUIERE, y tiene mucha razón porque se quiere vivir en pareja, en matrimonio, donde sólo a dos les toca construir sobre roca la solidez de su relación, del amor que los ha unido, y que se verá bendecida, si Dios así lo quiere, con la llegada de los hijos.

ES AHÍ DONDE TANTO EL HOMBRE Y LA MUJER DEBEN SER MUY MADUROS para que esa construcción sea favorable con el paso de los años, y que, si bien pueden recibir algún consejo, NO DEBEN PERMITIR LA INTROMISIÓN DE NADIE MÁS EN SU MATRIMONIO, de nadie más, así como se escribe, porque ni los papás del nuevo esposo o los papás de la nueva esposa deben intervenir para nada en lo que es la nueva familia de sus hijos, aunque a éstos les duela. SERÍA UN GRAVÍSIMO ERROR DEJAR QUE LOS NUEVOS ESPOSOS PERMITAN QUE OTROS SE METAN EN SU VIDA MATRIMONIAL, y eso, papás y mamás, lo deben entender, por el bien de sus hijos recién casados.

Se menciona que, en la relación de pareja, en el caso del matrimonio, UNA DE LAS PARTES DEBE CEDER CUANDO HAYA ALGUNA DIFERENCIA O DISCUSIÓN, y todo es válido, pero lo que nunca debe suceder es que siempre sea la misma persona la que tenga que ceder, porque eso mermaría la buena relación que existe entre ellos; se perdería el equilibrio que tanto se busca.

Pero a pesar de todos los consejos, orientaciones o información que se les puede dar a los recién casados, hay algo que no deben ni pueden perder de vista jamás, porque es quien da soporte, equilibrio y vida en el matrimonio, y ESTOY HABLANDO DE LA PRESENCIA DE DIOS EN SUS VIDAS, porque deben PONER TODAS SUS INQUIETUDES EN SUS MANOS, ya que es el mejor lugar que pueden existir para estar bien con Él y con nosotros mismos,

Siempre TENER PRESENTE QUE JESÚS ES EL CENTRO DE SUS VIDAS PERSONALES Y MATRIMONIALES, y que toda gira en torno a ÉL. Donde está Jesús, siempre está y habita su Madre María, nunca falta nada y se camina con seguridad, bajo su amor, su misericordia, su bondad.

Estas líneas las estoy escribiendo y dirigiendo a una persona a quien amo profundamente y que el día sábado, ayer, se unió en matrimonio, a su ahora marido José Jesús, me refiero a mi hija Martha Guadalupe, Tita.

Que el Señor los siga bendiciendo y ayudando a tomar las mejores decisiones como pareja en sus vidas. Hay que comprenderse y amarse mucho para que tengan una larga vida matrimonial. Donde está Dios, donde está Jesús y María nunca falta nada. El Señor les dé su paz.

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