/ viernes 14 de septiembre de 2018

V I C I S I T U D E S

HAY MUCHAS COSAS QUE PODEMOS HACER EN FAMILIA

Por: Armando Hernández Origel

Estamos ya en el mes de septiembre y nuestro dos mil dieciocho se nos ha ido como agua, muy, pero muy rápido. Cada mes ha traído lo suyo de forma personal y por demás familiar. Se ha tratado a más no poder el seguir fomentando la relación familiar, porque cada vez es más difícil encontrar espacios para compartir en familia, como lo hacíamos en antaño.

No es que se añoren los tiempos pasados o que se diga que eran mejores, sino que como vamos tan vertiginosamente caminando en la vida, los intereses van cambiando, y lo que antes eran motivos para reunirse en familia ahora lo son para reunirse con las amistades o compañeros afines y cercanos a nosotros, y eso, sin darnos cuenta y sin proponérnoslo va mermando la cercanía, armonía y solidez familiar.

Lo que estamos viviendo hoy en día, en parte es por la falta de convivencia familiar donde se ponen en práctica los valores, de todo tipo, que se nos inculcaban en familia, siendo uno de ellos los motivos para REUNIRNOS, COMER Y PLATICAR, para estrechar más los lazos entre los hermanos, entre los sobrinos, los primos y otros familiares también cercanos.

Cada día, cada mes, cada año, lustro o década tiene que ser distinto, y es natural que las cosas tienen que cambiar, pero hay que cuidar que lo elemental, lo que es indispensable se mantenga intacto. Una de esas cosas intactas son los valores y la solidez que se tiene que seguir dando en familia.

No hay mes que no tenga algún motivo para tener la excusa, positiva por cierto, de buscar el por qué y el para qué reunirnos en familia.

En otros tiempos teníamos motivos suficientes para reunirnos en familia, para encontrarnos con los papás, los abuelos, los tíos, primos, padrinos y ahijados, porque así nos lo inculcaban y en verdad que era padre, porque en esas reuniones se hacía de todo, desde PARTICIPAR EN LA ELABORACIÓN DE LOS ALIMENTOS, LA LIMPIEZA DE LOS TRASTES, EL ACOMODO DE LAS MESAS Y DE LAS SILLAS.

Teníamos el pretexto para disfrutar de lo que hoy denominan alimentos chatarra, pero eran muy ricos. Los esquites, loe elotes, las palomitas, los refrescos, no se hacían esperar, incluyendo el consumo de las bebidas alcohólicas que se compartían moderadamente. Se tenía el pretexto para PONER MÚSICA Y BAILAR, aunque no se supiera hacerlo. No había de otra, era reunirnos en familia y disfrutarnos como tal.

En enero, comenzábamos con recibir el año nuevo disfrutando el recalentado, que sabía más sabroso que la cena del día anterior. Poco a poco nos íbamos encontrando en el comedor de la abuelita, para, conforme fueran llegando o se fueran levantando por la desvelada anterior, cada quien tomara lo que se le antojara.

Qué decir del día seis de enero, Día de los Santos Reyes, donde se llegaba con los juguetes, se presumía de los mismos y se disfrutaba de la rosca de reyes, esperando ver a quién le tocaba el mal llamado monito.

Aprovechábamos para DISFRUTAR DE LOS ALIMENTOS, para PLATICAR sobre lo que había acontecido el día anterior y sobre las acciones que se habían hecho por parte de algunos de nosotros. nos dábamos TIEMPO PARA JUGAR lo que estuviera de moda, ya fuera al balero, al yoyo, al trompo, las canicas, o hasta llegar a ponernos los guantes de box. Eso difícilmente se hace hoy en día.

Venía febrero y la tamaliza no se hacía esperar porque se tenía que levantar al Niño Dios, el Día de la Candelaria, y ese era otro motivo para volvernos a reunir. Muchísimas veces NOS TOCABA A TODOS PARTICIPAR en hacer los tamales, desde amasar la masa para que ésta no se cortara y se inflara correctamente, hasta embarrar las hojas que servían para envolver la masa con la carne o con lo que se tuviera que hacer. ¡Qué decir de cuando nos poníamos a hacer los buñuelos; unos se rompían, otros quedaban bien!

Otros ponían la mesa, los trastes; unos más acomodaban las sillas. En una palabra CADA QUIEN TENÍA ALGO QUE HACER. Eso servía para CONVIVIR, para COMPARTIR, para PLATICAR, para INTEGRARNOS COMO FAMILIA. Eso era DISTRIBUIRNOS LAS TAREAS DE LA CASA, de la cocina, de la finalidad del evento. Los GASTOS, hasta donde me acuerdo, SE REPARTÍAN ENTRE TODOS los tíos y ESO AYUDABA A ECONOMIZAR JUNTOS; cosa que también es parte de la responsabilidad familiar.

En el mes de mayo y junio pasaba lo mismo porque nos reuníamos para celebrar el día de la Madre y del día del Padre respectivamente, pero todos tratábamos de estar ahí, porque así nos lo inculcaban, al menos a nosotros y dependiendo de las familias, dependiendo de nuestros padres.

En el caso personal nos reuníamos y frecuentábamos mucho más con mis abuelos maternos, porque así se organizaban los tíos; caso contrario sucedía con los abuelos paternos, porque aunque sí llegábamos a reunirnos, poco lo hacíamos, porque también dependía de los tíos. Era cuestión de costumbres y tradiciones.

Qué decir de cuando mis abuelos se organizaban con sus hijos, mis tíos y mis papás, para IRNOS DE PASEO al campo, al río, a la presa o a algún paraje donde se podía nadar, jugar, descansar debajo de la sombra de un árbol. Después de lo que se hacía se pasaba al momento de los alimentos y nos poníamos a juntar hierba seca para que el abuelo prendiera el fogón y poner a calentar los taquitos hechos por la abuela y por las tías. El camión de redilas o el de volteo estaban a la orden, puestos para trasladarnos a donde el abuelo decidiera.

En el campo o al lugar donde fuésemos, NOS ORGANIZÁBAMOS PARA JUGAR futbeis, futbol, a las carreritas, a saltar la cuerda; el abuelo ponía una soga en la rama de algún árbol con el fin de ponernos un columpio. Era divertido y tan padre por lo que no queríamos que el día se nos acabara. SE JUGABA ENTRE LOS ADULTOS Y ENTRE LOS PEQUEÑOS; se convivía en familia. El deporte y los juegos recreativos eran familiares. Eso difícilmente se hace hoy.

Mis estimados lectores, ya estamos en septiembre y en este mes también se tiene una fecha especial para juntarse en familia, el Día del Grito y el Día del Aniversario de la Independencia de México. Es una forma de INTEGRARNOS como familia y de APOYARNOS como tal, tratando de COMPARTIR LOS ALIMENTOS Y DISTRIBUYÉNDONOS LAS TAREAS de lo que se va a hacer; aprovechando para ECONOMIZAR LOS GASTOS que se puedan presentar para los que puedan estar en tiempo para celebrar el Grito de Dolores. EL TIEMPO DE FAMILIA ES CLAVE Y NO SE VUELVE A PRESENTAR.

Vendrá octubre con el Día de la Raza y el Encuentro entre Dos Culturas; noviembre con el Día de Muertos y el Aniversario de la Revolución Mexicana; es día de asueto y se puede organizar algo en familia. Por último, diciembre con sus tradicionales fiestas, prevaleciendo el Nacimiento del Niño Jesús.

Sé que los tiempos van cambiando y que las reuniones familiares, aunque si se llegan a realizar, ya no se juntan como en tiempos anteriores pues ya los hijos tienen otros compromisos con sus amigos y compañeros de trabajo.

También hay que comprender que cada hijo de una familia, al formar la propia tendrá que atender las necesidades de la misma, dejando para otra ocasión la reunión con los papás y con los hermanos y con las familias de ellos. Cada hijo tendrá que formar, crecer y fortalecer su NÚCLEO FAMILIAR, donde lo más importante son su esposo, sus hijos y nietos; su esposa, hijas y nietas, según el caso.

Mis estimados lectores, definitivamente HAY MUCHAS COSAS QUE PODEMOS HACER EN FAMILIA, tratando de cambiar el chip que tiene nuestra sociedad actual. Nunca será tarde para trabajar por la familia, ya que trabajando en ella podemos tener una mejor sociedad, donde todos nos demos cuenta que lo que hagamos por el bien de los demás, repercutirá en el bien nuestro.

Un saludo especial a Chelo, a Lety, Juany, Poncho, Fello, Chuche y Rica.

Mis apreciados lectores, el Señor les dé su paz.

Armando Hernández Origel

Director del Consorcio Educativo

de Líderes en Negocios

14 de septiembre de 2018



HAY MUCHAS COSAS QUE PODEMOS HACER EN FAMILIA

Por: Armando Hernández Origel

Estamos ya en el mes de septiembre y nuestro dos mil dieciocho se nos ha ido como agua, muy, pero muy rápido. Cada mes ha traído lo suyo de forma personal y por demás familiar. Se ha tratado a más no poder el seguir fomentando la relación familiar, porque cada vez es más difícil encontrar espacios para compartir en familia, como lo hacíamos en antaño.

No es que se añoren los tiempos pasados o que se diga que eran mejores, sino que como vamos tan vertiginosamente caminando en la vida, los intereses van cambiando, y lo que antes eran motivos para reunirse en familia ahora lo son para reunirse con las amistades o compañeros afines y cercanos a nosotros, y eso, sin darnos cuenta y sin proponérnoslo va mermando la cercanía, armonía y solidez familiar.

Lo que estamos viviendo hoy en día, en parte es por la falta de convivencia familiar donde se ponen en práctica los valores, de todo tipo, que se nos inculcaban en familia, siendo uno de ellos los motivos para REUNIRNOS, COMER Y PLATICAR, para estrechar más los lazos entre los hermanos, entre los sobrinos, los primos y otros familiares también cercanos.

Cada día, cada mes, cada año, lustro o década tiene que ser distinto, y es natural que las cosas tienen que cambiar, pero hay que cuidar que lo elemental, lo que es indispensable se mantenga intacto. Una de esas cosas intactas son los valores y la solidez que se tiene que seguir dando en familia.

No hay mes que no tenga algún motivo para tener la excusa, positiva por cierto, de buscar el por qué y el para qué reunirnos en familia.

En otros tiempos teníamos motivos suficientes para reunirnos en familia, para encontrarnos con los papás, los abuelos, los tíos, primos, padrinos y ahijados, porque así nos lo inculcaban y en verdad que era padre, porque en esas reuniones se hacía de todo, desde PARTICIPAR EN LA ELABORACIÓN DE LOS ALIMENTOS, LA LIMPIEZA DE LOS TRASTES, EL ACOMODO DE LAS MESAS Y DE LAS SILLAS.

Teníamos el pretexto para disfrutar de lo que hoy denominan alimentos chatarra, pero eran muy ricos. Los esquites, loe elotes, las palomitas, los refrescos, no se hacían esperar, incluyendo el consumo de las bebidas alcohólicas que se compartían moderadamente. Se tenía el pretexto para PONER MÚSICA Y BAILAR, aunque no se supiera hacerlo. No había de otra, era reunirnos en familia y disfrutarnos como tal.

En enero, comenzábamos con recibir el año nuevo disfrutando el recalentado, que sabía más sabroso que la cena del día anterior. Poco a poco nos íbamos encontrando en el comedor de la abuelita, para, conforme fueran llegando o se fueran levantando por la desvelada anterior, cada quien tomara lo que se le antojara.

Qué decir del día seis de enero, Día de los Santos Reyes, donde se llegaba con los juguetes, se presumía de los mismos y se disfrutaba de la rosca de reyes, esperando ver a quién le tocaba el mal llamado monito.

Aprovechábamos para DISFRUTAR DE LOS ALIMENTOS, para PLATICAR sobre lo que había acontecido el día anterior y sobre las acciones que se habían hecho por parte de algunos de nosotros. nos dábamos TIEMPO PARA JUGAR lo que estuviera de moda, ya fuera al balero, al yoyo, al trompo, las canicas, o hasta llegar a ponernos los guantes de box. Eso difícilmente se hace hoy en día.

Venía febrero y la tamaliza no se hacía esperar porque se tenía que levantar al Niño Dios, el Día de la Candelaria, y ese era otro motivo para volvernos a reunir. Muchísimas veces NOS TOCABA A TODOS PARTICIPAR en hacer los tamales, desde amasar la masa para que ésta no se cortara y se inflara correctamente, hasta embarrar las hojas que servían para envolver la masa con la carne o con lo que se tuviera que hacer. ¡Qué decir de cuando nos poníamos a hacer los buñuelos; unos se rompían, otros quedaban bien!

Otros ponían la mesa, los trastes; unos más acomodaban las sillas. En una palabra CADA QUIEN TENÍA ALGO QUE HACER. Eso servía para CONVIVIR, para COMPARTIR, para PLATICAR, para INTEGRARNOS COMO FAMILIA. Eso era DISTRIBUIRNOS LAS TAREAS DE LA CASA, de la cocina, de la finalidad del evento. Los GASTOS, hasta donde me acuerdo, SE REPARTÍAN ENTRE TODOS los tíos y ESO AYUDABA A ECONOMIZAR JUNTOS; cosa que también es parte de la responsabilidad familiar.

En el mes de mayo y junio pasaba lo mismo porque nos reuníamos para celebrar el día de la Madre y del día del Padre respectivamente, pero todos tratábamos de estar ahí, porque así nos lo inculcaban, al menos a nosotros y dependiendo de las familias, dependiendo de nuestros padres.

En el caso personal nos reuníamos y frecuentábamos mucho más con mis abuelos maternos, porque así se organizaban los tíos; caso contrario sucedía con los abuelos paternos, porque aunque sí llegábamos a reunirnos, poco lo hacíamos, porque también dependía de los tíos. Era cuestión de costumbres y tradiciones.

Qué decir de cuando mis abuelos se organizaban con sus hijos, mis tíos y mis papás, para IRNOS DE PASEO al campo, al río, a la presa o a algún paraje donde se podía nadar, jugar, descansar debajo de la sombra de un árbol. Después de lo que se hacía se pasaba al momento de los alimentos y nos poníamos a juntar hierba seca para que el abuelo prendiera el fogón y poner a calentar los taquitos hechos por la abuela y por las tías. El camión de redilas o el de volteo estaban a la orden, puestos para trasladarnos a donde el abuelo decidiera.

En el campo o al lugar donde fuésemos, NOS ORGANIZÁBAMOS PARA JUGAR futbeis, futbol, a las carreritas, a saltar la cuerda; el abuelo ponía una soga en la rama de algún árbol con el fin de ponernos un columpio. Era divertido y tan padre por lo que no queríamos que el día se nos acabara. SE JUGABA ENTRE LOS ADULTOS Y ENTRE LOS PEQUEÑOS; se convivía en familia. El deporte y los juegos recreativos eran familiares. Eso difícilmente se hace hoy.

Mis estimados lectores, ya estamos en septiembre y en este mes también se tiene una fecha especial para juntarse en familia, el Día del Grito y el Día del Aniversario de la Independencia de México. Es una forma de INTEGRARNOS como familia y de APOYARNOS como tal, tratando de COMPARTIR LOS ALIMENTOS Y DISTRIBUYÉNDONOS LAS TAREAS de lo que se va a hacer; aprovechando para ECONOMIZAR LOS GASTOS que se puedan presentar para los que puedan estar en tiempo para celebrar el Grito de Dolores. EL TIEMPO DE FAMILIA ES CLAVE Y NO SE VUELVE A PRESENTAR.

Vendrá octubre con el Día de la Raza y el Encuentro entre Dos Culturas; noviembre con el Día de Muertos y el Aniversario de la Revolución Mexicana; es día de asueto y se puede organizar algo en familia. Por último, diciembre con sus tradicionales fiestas, prevaleciendo el Nacimiento del Niño Jesús.

Sé que los tiempos van cambiando y que las reuniones familiares, aunque si se llegan a realizar, ya no se juntan como en tiempos anteriores pues ya los hijos tienen otros compromisos con sus amigos y compañeros de trabajo.

También hay que comprender que cada hijo de una familia, al formar la propia tendrá que atender las necesidades de la misma, dejando para otra ocasión la reunión con los papás y con los hermanos y con las familias de ellos. Cada hijo tendrá que formar, crecer y fortalecer su NÚCLEO FAMILIAR, donde lo más importante son su esposo, sus hijos y nietos; su esposa, hijas y nietas, según el caso.

Mis estimados lectores, definitivamente HAY MUCHAS COSAS QUE PODEMOS HACER EN FAMILIA, tratando de cambiar el chip que tiene nuestra sociedad actual. Nunca será tarde para trabajar por la familia, ya que trabajando en ella podemos tener una mejor sociedad, donde todos nos demos cuenta que lo que hagamos por el bien de los demás, repercutirá en el bien nuestro.

Un saludo especial a Chelo, a Lety, Juany, Poncho, Fello, Chuche y Rica.

Mis apreciados lectores, el Señor les dé su paz.

Armando Hernández Origel

Director del Consorcio Educativo

de Líderes en Negocios

14 de septiembre de 2018



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