/ viernes 5 de agosto de 2022

UG TU CONECTE CON LA CIENCIA | Comprendiendo la vejez para liberarnos del maltrato a los adultos mayores

Dr. Raúl Fernando Guerrero Castañeda

División de Ciencia de la Salud e Ingenierías

Campus Celaya-Salvatierra, Universidad de Guanajuato


Este pasado 15 de junio de 2022 se conmemoró el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Un día que nos lleva a reflexionar sobre la importancia que tiene generar una cultura de envejecimiento en todos los espacios y todas las etapas de la vida, no sólo en la vejez.

La normalización de la vejez como una etapa en donde se viven los cambios del envejecimiento con un sentido de declive y pérdida de la funcionalidad puede llevar a fomentar el edadismo, aumentar los prejuicios en torno a los adultos mayores y sobre todo a hacer de la discriminación por razones de edad una situación completamente vivida en la cotidianidad. Sin lugar a dudas, parecería además que el maltrato sólo se concibe como físico, pero en la tipología de maltrato se encuentra también el emocional, el económico y el sexual, además del abandono; este último incluso podría pensarse que lo experimentarían las personas dependientes de otros en sus cuidados, sin embargo, el abandono no sólo es la falta de cuidado físico, sino que nos remite a la noción de ir desconectando al adulto mayor de su dinámica de interacción con los demás, algo que de igual forma seguimos normalizando.

Las teorías sugieren la desvinculación gradual del adulto mayor de la sociedad, a fin de favorecer el equilibrio, así mismo la estratificación por edades nos lleva a pensar en las dinámicas de roles que se juegan en cada etapa. Si bien estas teorías se han reformulado e incluso se presentan otras con un sentido más consciente de la importancia del envejecimiento saludable, activo y dinámico, también lo es que, es necesario repensar las formas en las cuales comprendemos el proceso de envejecimiento y el fomentar efectivamente un concepto de envejecer en torno a una situación de comprensión del ciclo vital y de la búsqueda del mantenimiento de la salud en función de aspectos que además de la funcionalidad, contengan las relaciones sociales y la conexión cósmica del adulto mayor consigo mismo y con aquello que dé sentido a su vida.

El maltrato hacia los mayores no viene aislado ni se presenta de forma espontánea, lo sostienen un conjunto de estereotipos negativos hacia la vejez y de prejuicios en torno a que el adulto mayor ya no tiene cabida en las dinámicas personal, familiar y social. En el primer aspecto, en el personal, es necesario fomentar una cultura de envejecimiento activo y saludable que permita a los adultos mayores mantener sus actividades y fomentar estilos de vida saludables que no vienen con el cumplir 60 años, sino con una trayectoria vital, lo que lleva a pensar en retomar en los niveles de educación básica la vivencia de una vida saludable que sin lugar a dudas impactará en las etapas posteriores y de ello dependerá incluso la independencia en la vejez.

Desde lo familiar, es preciso el fomento de una dinámica de comprensión a la vejez y de integración del adulto mayor a los ambientes de convivencia en donde se permita vislumbrar la participación de los mayores en esta cotidianidad familiar, sin duda, favorecer el intercambio generacional que permita un encuentro empático entre los saberes del hoy y del ayer. La comprensión de la vejez desde esta panorámica se proyectará en una dinámica social en donde esta etapa sea vista como ese lapso de integración vital y en donde se busque precisamente esa conexión de sentido con lo vivido y lo que está por venir.

El maltrato a la vejez no se trata solo de prevención y de castigo cuando sucede, sino de promover una estructura que integre el respeto, la empatía, la solidaridad y la constante integración del adulto mayor en los diferentes escenarios, de forma que podamos contemplar su participación y la importancia que tiene el mantener estos puentes de cuidado del uno al otro.

El adulto mayor requiere por tanto la motivación de los que estamos a su lado, el reconocimiento pleno de sus capacidades y su continuo desarrollo, además de la supresión de los estereotipos negativos, misma que se logra aprendiendo cómo es la dinámica del propio proceso de envejecer y que esta no se limita al declive o a la generalización de la decadencia física y cognitiva. Es importante como se mencionó ya construir y mantener esos puentes de cuidado, en sentido no de pensar en la pérdida de independencia y la necesidad de ayuda, sino en la idea de poder situar el contexto propio de cada persona mayor y rescatar aquellas estrategias que le ayuden a encontrar ese sentido de vida digna, saludable y sobre todo de satisfacción personal.

La necesidad de repensar el envejecimiento desde una perspectiva de potenciar cada experiencia vivida de plenitud podría acercarnos a ver con mayor claridad cuando se presenten episodios de discriminación y exclusión social a la cual se enfrentarían los adultos mayores y sobre todo, a reconocer que sigue siendo un problema, por lo que requiere la participación de todos en función de educar en torno a envejecimiento saludable, sin ver tampoco la salud como la falta de enfermedades crónicas en la vejez, sino como la integración vital.

Fomentemos espacios en donde se compartan los cambios del envejecimiento a nivel físico, emocional, cognitivo y social; estos espacios permitirán una construcción de comprensión de la vivencia de la vejez y llevarán a reconocer estrategias de fomento de participación colectiva con los mayores. El maltrato hacia los mayores no puede convertirse solamente en un día de toma de conciencia, sino en una llamada a la solidaridad y la convivencia empática con los adultos mayores en donde pueda contemplarse a diario una vejez vivida con plenitud, además de una interrelación entre las diferentes generaciones con un sentido claro de cuidado del uno al otro.

“El maltrato hacia los mayores no viene aislado ni se presenta de forma espontánea, lo sostienen un conjunto de estereotipos negativos hacia la vejez y de prejuicios en torno a que el adulto mayor ya no tiene cabida en las dinámicas personal, familiar y social”.

Cualquier comentario sobre este artículo, favor de dirigirlo a eugreka@ugto.mx. Para consulta de más artículos www.ugto.mx/eugreka.


Dr. Raúl Fernando Guerrero Castañeda

División de Ciencia de la Salud e Ingenierías

Campus Celaya-Salvatierra, Universidad de Guanajuato


Este pasado 15 de junio de 2022 se conmemoró el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Un día que nos lleva a reflexionar sobre la importancia que tiene generar una cultura de envejecimiento en todos los espacios y todas las etapas de la vida, no sólo en la vejez.

La normalización de la vejez como una etapa en donde se viven los cambios del envejecimiento con un sentido de declive y pérdida de la funcionalidad puede llevar a fomentar el edadismo, aumentar los prejuicios en torno a los adultos mayores y sobre todo a hacer de la discriminación por razones de edad una situación completamente vivida en la cotidianidad. Sin lugar a dudas, parecería además que el maltrato sólo se concibe como físico, pero en la tipología de maltrato se encuentra también el emocional, el económico y el sexual, además del abandono; este último incluso podría pensarse que lo experimentarían las personas dependientes de otros en sus cuidados, sin embargo, el abandono no sólo es la falta de cuidado físico, sino que nos remite a la noción de ir desconectando al adulto mayor de su dinámica de interacción con los demás, algo que de igual forma seguimos normalizando.

Las teorías sugieren la desvinculación gradual del adulto mayor de la sociedad, a fin de favorecer el equilibrio, así mismo la estratificación por edades nos lleva a pensar en las dinámicas de roles que se juegan en cada etapa. Si bien estas teorías se han reformulado e incluso se presentan otras con un sentido más consciente de la importancia del envejecimiento saludable, activo y dinámico, también lo es que, es necesario repensar las formas en las cuales comprendemos el proceso de envejecimiento y el fomentar efectivamente un concepto de envejecer en torno a una situación de comprensión del ciclo vital y de la búsqueda del mantenimiento de la salud en función de aspectos que además de la funcionalidad, contengan las relaciones sociales y la conexión cósmica del adulto mayor consigo mismo y con aquello que dé sentido a su vida.

El maltrato hacia los mayores no viene aislado ni se presenta de forma espontánea, lo sostienen un conjunto de estereotipos negativos hacia la vejez y de prejuicios en torno a que el adulto mayor ya no tiene cabida en las dinámicas personal, familiar y social. En el primer aspecto, en el personal, es necesario fomentar una cultura de envejecimiento activo y saludable que permita a los adultos mayores mantener sus actividades y fomentar estilos de vida saludables que no vienen con el cumplir 60 años, sino con una trayectoria vital, lo que lleva a pensar en retomar en los niveles de educación básica la vivencia de una vida saludable que sin lugar a dudas impactará en las etapas posteriores y de ello dependerá incluso la independencia en la vejez.

Desde lo familiar, es preciso el fomento de una dinámica de comprensión a la vejez y de integración del adulto mayor a los ambientes de convivencia en donde se permita vislumbrar la participación de los mayores en esta cotidianidad familiar, sin duda, favorecer el intercambio generacional que permita un encuentro empático entre los saberes del hoy y del ayer. La comprensión de la vejez desde esta panorámica se proyectará en una dinámica social en donde esta etapa sea vista como ese lapso de integración vital y en donde se busque precisamente esa conexión de sentido con lo vivido y lo que está por venir.

El maltrato a la vejez no se trata solo de prevención y de castigo cuando sucede, sino de promover una estructura que integre el respeto, la empatía, la solidaridad y la constante integración del adulto mayor en los diferentes escenarios, de forma que podamos contemplar su participación y la importancia que tiene el mantener estos puentes de cuidado del uno al otro.

El adulto mayor requiere por tanto la motivación de los que estamos a su lado, el reconocimiento pleno de sus capacidades y su continuo desarrollo, además de la supresión de los estereotipos negativos, misma que se logra aprendiendo cómo es la dinámica del propio proceso de envejecer y que esta no se limita al declive o a la generalización de la decadencia física y cognitiva. Es importante como se mencionó ya construir y mantener esos puentes de cuidado, en sentido no de pensar en la pérdida de independencia y la necesidad de ayuda, sino en la idea de poder situar el contexto propio de cada persona mayor y rescatar aquellas estrategias que le ayuden a encontrar ese sentido de vida digna, saludable y sobre todo de satisfacción personal.

La necesidad de repensar el envejecimiento desde una perspectiva de potenciar cada experiencia vivida de plenitud podría acercarnos a ver con mayor claridad cuando se presenten episodios de discriminación y exclusión social a la cual se enfrentarían los adultos mayores y sobre todo, a reconocer que sigue siendo un problema, por lo que requiere la participación de todos en función de educar en torno a envejecimiento saludable, sin ver tampoco la salud como la falta de enfermedades crónicas en la vejez, sino como la integración vital.

Fomentemos espacios en donde se compartan los cambios del envejecimiento a nivel físico, emocional, cognitivo y social; estos espacios permitirán una construcción de comprensión de la vivencia de la vejez y llevarán a reconocer estrategias de fomento de participación colectiva con los mayores. El maltrato hacia los mayores no puede convertirse solamente en un día de toma de conciencia, sino en una llamada a la solidaridad y la convivencia empática con los adultos mayores en donde pueda contemplarse a diario una vejez vivida con plenitud, además de una interrelación entre las diferentes generaciones con un sentido claro de cuidado del uno al otro.

“El maltrato hacia los mayores no viene aislado ni se presenta de forma espontánea, lo sostienen un conjunto de estereotipos negativos hacia la vejez y de prejuicios en torno a que el adulto mayor ya no tiene cabida en las dinámicas personal, familiar y social”.

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