/ lunes 27 de abril de 2020

TRANSTORNOS MENTALES Y CORONAVIRUS

Todos sabemos que la pandemia COVID-19 es un asunto de salud y debe ser atendida por el Estado.

El protocolo para contrarrestarla contempla el lavado frecuente de manos, el uso de mascarillas, la sana distancia; la disminución de la actividad laboral y comercial, el cierre de fronteras, gastos extraordinarios de los gobiernos y el aislamiento social.

Los primeros aspectos nos conducen a recesión económica y el confinamiento trae consigo incremento o agudización de trastornos mentales como nerviosismo, ansiedad, temor, depresión, angustia y estrés.

La recesión económica es el crecimiento negativo, de un país, en su Producto Interno Bruto (PIB) durante al menos dos trimestres consecutivos.

La recesión económica trae como consecuencia, pérdida de poder adquisitivo de la gente, desempleo y pobreza. Juntas, la pandemia y la recesión, el efecto es el desastre sobre una nación, de ahí la importancia de evitar confrontaciones sociales, buscar acuerdos entre las partes: gobierno, empresarios, trabajadores industriales y comerciantes para paliar la crisis.

Ahora bien, si en condiciones normales en la sociedad, hay un porcentaje de personas que tienen alguna discapacidad física o mental y que es indispensable que sigan las indicaciones de sus médicos, en tiempos de crisis, aumenta dicho porcentaje, tal es el caso de la pandemia COVID-19.

El aislamiento social, la suspensión de clases y el cierre de establecimientos, por ejemplo, son medidas que muchos consideramos de beneficio para estrechar lazos familiares, tener conversaciones que por las prisas de la vida no realizamos, pero no siempre sucede así; las autoridades judiciales han informado que aumentaron en este período, 23 por ciento las demandas por violencia intrafamiliar y que, la sobrecarga de información y noticias falsas sobre el virus, generan falta de apetito y dificultades para conciliar el sueño.

El doctor Alejandro Jiménez, presidente de la Academia Mexicana de medicina del Dormir afirma que es natural que sea así, pues la rutina que se tenía sufrió cambios y disminuyó la actividad física, por lo tanto, a la hora de acostarnos, no nos sentimos cansados y tardamos más tiempo en conciliar el sueño.

Agrega: “Al no estar obligados a despertar temprano para ir a trabajar o ir a la escuela, tendemos a recorrer nuestro período de sueño”. Para recuperar la capacidad satisfactoria del sueño, se aconseja mantener horarios fijos, muy cercanos a los que teníamos antes de la cuarentena, tratando de cubrir 7 u 8 horas de sueño y no dormir durante el día y si se hace, que no sea más de 20 minutos.

Realizar un programa de actividades, según sea el lugar donde se vive, si es un edificio de departamentos, subir y bajar varias veces, es suficiente.

En cuanto a los trastornos señalados en supra líneas lo más conveniente es:

1. No automedicarse. 2. Seguir las indicaciones del médico 3. Tener siempre presente, lo que estamos viviendo es temporal. 4. Mantener contacto con la familia y los seres queridos. 5. Realizar actividades que nos gusten y 6. Comunícarse con las autoridades de salud.

ezequielsotomar@outlook.com

Todos sabemos que la pandemia COVID-19 es un asunto de salud y debe ser atendida por el Estado.

El protocolo para contrarrestarla contempla el lavado frecuente de manos, el uso de mascarillas, la sana distancia; la disminución de la actividad laboral y comercial, el cierre de fronteras, gastos extraordinarios de los gobiernos y el aislamiento social.

Los primeros aspectos nos conducen a recesión económica y el confinamiento trae consigo incremento o agudización de trastornos mentales como nerviosismo, ansiedad, temor, depresión, angustia y estrés.

La recesión económica es el crecimiento negativo, de un país, en su Producto Interno Bruto (PIB) durante al menos dos trimestres consecutivos.

La recesión económica trae como consecuencia, pérdida de poder adquisitivo de la gente, desempleo y pobreza. Juntas, la pandemia y la recesión, el efecto es el desastre sobre una nación, de ahí la importancia de evitar confrontaciones sociales, buscar acuerdos entre las partes: gobierno, empresarios, trabajadores industriales y comerciantes para paliar la crisis.

Ahora bien, si en condiciones normales en la sociedad, hay un porcentaje de personas que tienen alguna discapacidad física o mental y que es indispensable que sigan las indicaciones de sus médicos, en tiempos de crisis, aumenta dicho porcentaje, tal es el caso de la pandemia COVID-19.

El aislamiento social, la suspensión de clases y el cierre de establecimientos, por ejemplo, son medidas que muchos consideramos de beneficio para estrechar lazos familiares, tener conversaciones que por las prisas de la vida no realizamos, pero no siempre sucede así; las autoridades judiciales han informado que aumentaron en este período, 23 por ciento las demandas por violencia intrafamiliar y que, la sobrecarga de información y noticias falsas sobre el virus, generan falta de apetito y dificultades para conciliar el sueño.

El doctor Alejandro Jiménez, presidente de la Academia Mexicana de medicina del Dormir afirma que es natural que sea así, pues la rutina que se tenía sufrió cambios y disminuyó la actividad física, por lo tanto, a la hora de acostarnos, no nos sentimos cansados y tardamos más tiempo en conciliar el sueño.

Agrega: “Al no estar obligados a despertar temprano para ir a trabajar o ir a la escuela, tendemos a recorrer nuestro período de sueño”. Para recuperar la capacidad satisfactoria del sueño, se aconseja mantener horarios fijos, muy cercanos a los que teníamos antes de la cuarentena, tratando de cubrir 7 u 8 horas de sueño y no dormir durante el día y si se hace, que no sea más de 20 minutos.

Realizar un programa de actividades, según sea el lugar donde se vive, si es un edificio de departamentos, subir y bajar varias veces, es suficiente.

En cuanto a los trastornos señalados en supra líneas lo más conveniente es:

1. No automedicarse. 2. Seguir las indicaciones del médico 3. Tener siempre presente, lo que estamos viviendo es temporal. 4. Mantener contacto con la familia y los seres queridos. 5. Realizar actividades que nos gusten y 6. Comunícarse con las autoridades de salud.

ezequielsotomar@outlook.com