Recibió varios reconocimientos, entre ellos, la cabeza de Palenque en 1987 y la Medalla al Mérito Ciudadano entregada por la Asamblea Legislativa en el 2011. Nos invitó a reflexionar sobre la pregunta ¿La cultura pertenece a una clase social? En mi opinión su principal aportación como escritor es, rescatar la cultura popular, es decir, las tradiciones y costumbres de los barrios de la ciudad de México.
Otras de sus obras son: Quinceañera, Noche de Califas, La Tepiteada, Pantaletas! Confesiones sentimentales, La Casa de los Ajolotes, Bye Bye Tenochtitlán, La Chachalaca, el Pelele y el Legítimo, Me llaman la Chata Aguayo, en suma 16 obras. La más reciente es Déjame, que resultó ser el tercer libro más vendido, este año, en la feria del Palacio de Minería. De esta obra transcribo lo siguiente: “Desperté… El pasado es un espejo contra otro espejo que nos multiplica hasta el infinito deformados, desvanecidos… pensé. Escribí: Yo conocía el Centro Cultural de España en México pero no Casa España, por eso cuando me tropecé con ella me sorprendió darme cuenta de que como lo supe siempre, la casa siempre había estado ahí. Son aquellas cosas que uno sabe que están, pero es como si no estuvieran”.
“Ana Zagarramundi, la jefa de comunicación del Centro Cultural de España hizo que tomara conciencia de esa Casa cuando le solicité permiso para grabar una cápsula para la televisión sobre la exposición La cultura sonidera ella me dijo que el Centro Cultural no había organizado la exposición sobre la cultura sonidera, sino sobre La gráfica sonidera. Me sentí confundido, no sabía cómo había podido equivocarme de edificio. La exposición en el CCEMX, se limitaba a los impresos que en décadas pasadas se habían creado para promocionar y testimoniar los bailes callejeros.”
Espero leer completa la obra Déjame, pues es un homenaje al primer cuadro de la Ciudad de México. Tardaré de dos a tres días en conseguirla, pero no importa, total, qué tanto es tantito.