/ martes 24 de agosto de 2021

SOPA DE LETRAS

El tema Covid-19 desafortunadamente muy en boga- en los medios de comunicación del mundo entero debido al impacto negativo que ha tenido en perjuicio de la salud y por cobrar vidas humanas, no parece tener fin.

Las principales sugerencias por parte de las autoridades sanitarias han sido el uso correcto del cubrebocas, la sana distancia, el lavado de manos frecuente así como el uso de antisépticos tales como gel o alcohol para nulificar la sustancia activa del virus a fin de que éste no se siga propagando. Sin embargo todas estas recomendaciones no recaen de manera uniforme en la conciencia de los ciudadanos. Por un lado si bien es cierto que las autoridades las emiten, por el otro la carente o nula educación de la gente no las observa, y los mandos jurisdiccionales no las hacen respetar.



Mientras los ciudadanos no tomen conciencia en acatar las recomendaciones sanitarias, el resultado va a seguir siendo el mismo: altibajos en la curva y oleadas por venir sucesivamente con la consabida consecuencia que esto trae consigo… el deceso de más y más personas.

La falta de educación y respeto de y entre los ciudadanos es el factor que ha fallado superlativamente. Prueba de ello es ver cómo algunas personas utilizan el cubreboca y otros tantos no; asimismo unos lo utilizan incorrectamente portándolo en el pescuezo como si de un collar se tratara; otros lo llevan en el bolsillo de su pantalón y sólo se lo ponen al momento de que les es exigido en alguna tienda departamental a la que pretendan ingresar, mientras, no lo usan.

Asimismo los templos en sus ceremonias con tristeza podemos afirmar que la cosa no es distinta, no varía, vemos por ejemplo en el principal templo de la ciudad de Irapuato que es precisamente la Catedral hemos visto que se encuentra en sus ceremonias dominicales repleta, sin sana distancia entre las personas; acaso alguna recomendación se les realiza en la entrada principal donde les ponen un poco de gel en las manos, pero permiten el acceso a diestra y siniestra hasta que el recinto sagrado queda repleto de feligreses. Es lamentable escuchar también las declaraciones pasadas del señor Obispo en el sentido de que conmina a la feligresía a tomar las medidas de prevención del coronavirus pero de hecho ni ahí mismo las respetan debidamente, no predican con el ejemplo y quedan expuestos todos los parroquianos.



Obviamente el problema no es solo en los templos; así vemos por ejemplo cualquier punto de la ciudad, repleta de gente paseando. El famoso “Quédate en Casa”, es sólo un slogan, la gente sale a distraerse a las calles y plazas pese a que sabe y conoce del problema mayúsculo que representa el Covid y sus variantes, es más, todos desafortunadamente ya hemos tenido algún familiar o conocido que ya fue víctima mortal del “bicho” o incluso otros tantos ya lo han contraído y se han recuperado, y lo peor, se han estado acostumbrando a vivir de esa manera, irresponsable, por cierto.

Con esta forma de conducta se avizora distante que podamos aplanar la curva de la estadística que nos refleja día a día los altibajos en que el virus se desenvuelve y que algún día podamos salir airosos de este mal del siglo que ha azotado a la humanidad. Sin no hay buena conciencia, y buena disposición, así como respeto entre la gente, e incluso si no hay energía en las autoridades para hacer respetar las disposiciones sanitarias, simplemente los decesos van a continuar a la alta. Lamentable resulta que ahora son las pequeñas y nuevas generaciones, es decir, los niños y jóvenes los que están siendo atacados por el virus y sus variantes, y peor aún, por la irresponsabilidad de los adultos, llámese funcionarios y no funcionarios, todos sintámonos corresponsables de que no veamos la curva aplanarse.

El tema Covid-19 desafortunadamente muy en boga- en los medios de comunicación del mundo entero debido al impacto negativo que ha tenido en perjuicio de la salud y por cobrar vidas humanas, no parece tener fin.

Las principales sugerencias por parte de las autoridades sanitarias han sido el uso correcto del cubrebocas, la sana distancia, el lavado de manos frecuente así como el uso de antisépticos tales como gel o alcohol para nulificar la sustancia activa del virus a fin de que éste no se siga propagando. Sin embargo todas estas recomendaciones no recaen de manera uniforme en la conciencia de los ciudadanos. Por un lado si bien es cierto que las autoridades las emiten, por el otro la carente o nula educación de la gente no las observa, y los mandos jurisdiccionales no las hacen respetar.



Mientras los ciudadanos no tomen conciencia en acatar las recomendaciones sanitarias, el resultado va a seguir siendo el mismo: altibajos en la curva y oleadas por venir sucesivamente con la consabida consecuencia que esto trae consigo… el deceso de más y más personas.

La falta de educación y respeto de y entre los ciudadanos es el factor que ha fallado superlativamente. Prueba de ello es ver cómo algunas personas utilizan el cubreboca y otros tantos no; asimismo unos lo utilizan incorrectamente portándolo en el pescuezo como si de un collar se tratara; otros lo llevan en el bolsillo de su pantalón y sólo se lo ponen al momento de que les es exigido en alguna tienda departamental a la que pretendan ingresar, mientras, no lo usan.

Asimismo los templos en sus ceremonias con tristeza podemos afirmar que la cosa no es distinta, no varía, vemos por ejemplo en el principal templo de la ciudad de Irapuato que es precisamente la Catedral hemos visto que se encuentra en sus ceremonias dominicales repleta, sin sana distancia entre las personas; acaso alguna recomendación se les realiza en la entrada principal donde les ponen un poco de gel en las manos, pero permiten el acceso a diestra y siniestra hasta que el recinto sagrado queda repleto de feligreses. Es lamentable escuchar también las declaraciones pasadas del señor Obispo en el sentido de que conmina a la feligresía a tomar las medidas de prevención del coronavirus pero de hecho ni ahí mismo las respetan debidamente, no predican con el ejemplo y quedan expuestos todos los parroquianos.



Obviamente el problema no es solo en los templos; así vemos por ejemplo cualquier punto de la ciudad, repleta de gente paseando. El famoso “Quédate en Casa”, es sólo un slogan, la gente sale a distraerse a las calles y plazas pese a que sabe y conoce del problema mayúsculo que representa el Covid y sus variantes, es más, todos desafortunadamente ya hemos tenido algún familiar o conocido que ya fue víctima mortal del “bicho” o incluso otros tantos ya lo han contraído y se han recuperado, y lo peor, se han estado acostumbrando a vivir de esa manera, irresponsable, por cierto.

Con esta forma de conducta se avizora distante que podamos aplanar la curva de la estadística que nos refleja día a día los altibajos en que el virus se desenvuelve y que algún día podamos salir airosos de este mal del siglo que ha azotado a la humanidad. Sin no hay buena conciencia, y buena disposición, así como respeto entre la gente, e incluso si no hay energía en las autoridades para hacer respetar las disposiciones sanitarias, simplemente los decesos van a continuar a la alta. Lamentable resulta que ahora son las pequeñas y nuevas generaciones, es decir, los niños y jóvenes los que están siendo atacados por el virus y sus variantes, y peor aún, por la irresponsabilidad de los adultos, llámese funcionarios y no funcionarios, todos sintámonos corresponsables de que no veamos la curva aplanarse.