/ sábado 11 de mayo de 2019

SOPA DE LETRAS

El hombre y la mujer no pueden ser iguales, y no es cuestión de machismo, incluso ni de falsas comparaciones. Cada uno es un ser creado por Dios y tienen una naturaleza propia que les es inherente por la cual el uno no puede invadir a la otra y viceversa; mucho menos competir entrambos.

Cierto resulta que en mismas actividades pero propias para varones, ocasionalmente la mujer ha llegado a ponerse incluso por delante del hombre y así llegan a enseñorearse con la única finalidad de demostrar que tuvieron un logro de superioridad ante el varón en esa específica ocasión, y eso es ya competencia burda, que sólo debería tener cabida en actos lúdicos y no por egocentrismo, ni de demostraciones presuntuosas.

La igualdad debe ser en ámbitos sensatos: derecho al voto, al trato digno, igualdad de oportunidades, etc. Pero de eso a que la belleza de la mujer sea exhibida como un masculino es algo disonante. Tratemos de explicar: existen actividades en las cuales se requiere de fortaleza física, que no propiamente estética en la que si bien no es prohibida a las mujeres, también no les viene bien realizarlas.

“Fui a la central de abastos y me tocó ver cómo una señora que trabaja ahí subía costales de naranjas a una camioneta” comentó un señor como de setenta años. Bueno, eso es poco para lo que verdaderamente se ve, ya que muchas de las mujeres de hoy en día tienen que sacrificarse y dejar de lado su natural belleza femenina por desarrollar actividades preponderantemente masculinas. Mucho han peleado ellas por una igualdad, y han logrado conseguirlo admirablemente, pero ese no es el problema, lo verdaderamente problemático es cuando esa “lucha” se convierte en una vana competencia para tratar de ver quien hace mejor las cosas, si el hombre o la mujer. Cada cosa debiera estar en su lugar, así las mujeres por su morfología (preciosa además) debe hacer cosas propias de ellas y no las del hombre. Con un buen raciocinio podríamos llegar a tal conclusión. Sin entrar en discusiones, incluso, aceptando que las mujeres sean mejor que los hombres, debemos decir que cada uno tiene lo suyo y no debe haber invasión ni competencia.

La anterior reflexión es debido a la cornada que hace unos días sufrió la matadora de toros Hilda Tenorio en la ciudad de Puebla casi le cuesta la vida. Recién salía de la puerta de toriles un astado de poco más más de media tonelada y con todo su brío embistió a la torera que valerosamente y de hinojos (de rodillas) lo citó para ejecutar una larga afarolada misma que no logró, y por tanto el toro le pasó por encima propinándole tremenda cornada y 17 fracturas, entre ellas la del maxilar superior que reventó hasta la cuenca de ambos ojos, su mandíbula quedó rota por completo así como los pómulos. El astado afortunadamente siguió su recorrido mientras la jovencita tirada en el ruedo fue inmediatamente auxiliada, o mejor dicho, salvada por numerosos peones y gente que saltó al ruedo. Una cirugía de más de 6 horas fue la que duró para tratar de recomponerle el rostro y colocar placas de platino.

Era de esperarse que tras la cornada que sufriera Hilda, recibiría múltiples mensajes de apoyo: “Recupérate pronto matadora, eres la mejor”; “Pronto estarás de nueva cuenta en el ruedo Hilda”; “Ánimo, esperamos verte de nuevo en los ruedos”… y muchos más por el estilo. Pero cabe hacernos la pregunta de que si todas esas muestras de solidaridad (que de paso sea dicho, sí lo son) pero ¿serán acertadas? o por el contrario, ¿no estarán equivocando a la joven torera, o más aún, obligándola a que vuelva a encarar una vez más a los toros? Puesto que tras la operación en sus redes sociales ha escrito la matadora: “…regresaré más viva que nunca y con las cicatrices por fuera, esas de espejo que me recordaran que soy más torera”. ¿Tendrá ánimo la torera para estar subiendo a las redes esos mensajes? Por mi parte, yo le escribí: “A pesar de que he sido taurino de toda la vida, he de decirte que tú has logrado y con mucha dignidad llegar a ser una torera importante. Sin embargo en esta vida todos tenemos etapas. Creo que deberías pensar en una nueva. Encomiéndate siempre mucho a Dios”.

No olvidemos que la igualdad entre el hombre y la mujer deben ser en cosas sensatas, más no en otros menesteres en que por naturaleza queda expuesta y en clara desventaja la belleza de la mujer. Por ejemplo, ellas se descalcifican más rápido que los hombres. Situación que en el particular caso debería anteponer Hilda Tenorio y no volver al ruedo por mera vanidad o lo que sería peor, por sentirse orillada por muy diversas personas. oem-elsol-de-irapuato@hotmail.com

El hombre y la mujer no pueden ser iguales, y no es cuestión de machismo, incluso ni de falsas comparaciones. Cada uno es un ser creado por Dios y tienen una naturaleza propia que les es inherente por la cual el uno no puede invadir a la otra y viceversa; mucho menos competir entrambos.

Cierto resulta que en mismas actividades pero propias para varones, ocasionalmente la mujer ha llegado a ponerse incluso por delante del hombre y así llegan a enseñorearse con la única finalidad de demostrar que tuvieron un logro de superioridad ante el varón en esa específica ocasión, y eso es ya competencia burda, que sólo debería tener cabida en actos lúdicos y no por egocentrismo, ni de demostraciones presuntuosas.

La igualdad debe ser en ámbitos sensatos: derecho al voto, al trato digno, igualdad de oportunidades, etc. Pero de eso a que la belleza de la mujer sea exhibida como un masculino es algo disonante. Tratemos de explicar: existen actividades en las cuales se requiere de fortaleza física, que no propiamente estética en la que si bien no es prohibida a las mujeres, también no les viene bien realizarlas.

“Fui a la central de abastos y me tocó ver cómo una señora que trabaja ahí subía costales de naranjas a una camioneta” comentó un señor como de setenta años. Bueno, eso es poco para lo que verdaderamente se ve, ya que muchas de las mujeres de hoy en día tienen que sacrificarse y dejar de lado su natural belleza femenina por desarrollar actividades preponderantemente masculinas. Mucho han peleado ellas por una igualdad, y han logrado conseguirlo admirablemente, pero ese no es el problema, lo verdaderamente problemático es cuando esa “lucha” se convierte en una vana competencia para tratar de ver quien hace mejor las cosas, si el hombre o la mujer. Cada cosa debiera estar en su lugar, así las mujeres por su morfología (preciosa además) debe hacer cosas propias de ellas y no las del hombre. Con un buen raciocinio podríamos llegar a tal conclusión. Sin entrar en discusiones, incluso, aceptando que las mujeres sean mejor que los hombres, debemos decir que cada uno tiene lo suyo y no debe haber invasión ni competencia.

La anterior reflexión es debido a la cornada que hace unos días sufrió la matadora de toros Hilda Tenorio en la ciudad de Puebla casi le cuesta la vida. Recién salía de la puerta de toriles un astado de poco más más de media tonelada y con todo su brío embistió a la torera que valerosamente y de hinojos (de rodillas) lo citó para ejecutar una larga afarolada misma que no logró, y por tanto el toro le pasó por encima propinándole tremenda cornada y 17 fracturas, entre ellas la del maxilar superior que reventó hasta la cuenca de ambos ojos, su mandíbula quedó rota por completo así como los pómulos. El astado afortunadamente siguió su recorrido mientras la jovencita tirada en el ruedo fue inmediatamente auxiliada, o mejor dicho, salvada por numerosos peones y gente que saltó al ruedo. Una cirugía de más de 6 horas fue la que duró para tratar de recomponerle el rostro y colocar placas de platino.

Era de esperarse que tras la cornada que sufriera Hilda, recibiría múltiples mensajes de apoyo: “Recupérate pronto matadora, eres la mejor”; “Pronto estarás de nueva cuenta en el ruedo Hilda”; “Ánimo, esperamos verte de nuevo en los ruedos”… y muchos más por el estilo. Pero cabe hacernos la pregunta de que si todas esas muestras de solidaridad (que de paso sea dicho, sí lo son) pero ¿serán acertadas? o por el contrario, ¿no estarán equivocando a la joven torera, o más aún, obligándola a que vuelva a encarar una vez más a los toros? Puesto que tras la operación en sus redes sociales ha escrito la matadora: “…regresaré más viva que nunca y con las cicatrices por fuera, esas de espejo que me recordaran que soy más torera”. ¿Tendrá ánimo la torera para estar subiendo a las redes esos mensajes? Por mi parte, yo le escribí: “A pesar de que he sido taurino de toda la vida, he de decirte que tú has logrado y con mucha dignidad llegar a ser una torera importante. Sin embargo en esta vida todos tenemos etapas. Creo que deberías pensar en una nueva. Encomiéndate siempre mucho a Dios”.

No olvidemos que la igualdad entre el hombre y la mujer deben ser en cosas sensatas, más no en otros menesteres en que por naturaleza queda expuesta y en clara desventaja la belleza de la mujer. Por ejemplo, ellas se descalcifican más rápido que los hombres. Situación que en el particular caso debería anteponer Hilda Tenorio y no volver al ruedo por mera vanidad o lo que sería peor, por sentirse orillada por muy diversas personas. oem-elsol-de-irapuato@hotmail.com