/ lunes 6 de junio de 2022

SOBRE EDUCACIÓN

El sábado próximo pasado tuve el gusto de asistir a la inauguración del segundo plantel en Irapuato del Centro Universitario de Guanajuato, creado por el licenciado Alberto Quintana Martínez, su hermano Jesús estuvo apoyándolo siempre; a ambos se les vio felices. Entonces recordé la frase de José Martí; “Siembra escuelas y cosecharás hombres.” Hombres y mujeres de bien, útiles a sí mismos, a su familia y a la sociedad.

De pronto nos cayeron gotas frías de agua, mismas que nos obligaron a refugiarnos en el salón de actos. La lluvia refrescó la tarde y alegró el ambiente. Entendí por las explicaciones dadas que, el campus inaugurado sería para la enseñanza y el aprendizaje del Derecho. Enhorabuena, nada mejor que el Derecho para regular la convivencia pacífica en la sociedad. Adicionalmente, los adultos necesitamos fomentar la práctica del deporte y la sana recreación. El momento era propicio para reflexionar sobre educación, algo a lo que me he dedicado toda mi vida con pasión y alegría. Ningún maestro ignora que su labor principal es la formación de la personalidad de sus alumnos. La depreciación educativa de la escuela es la responsable de los prejuicios para la formación de la persona, también tiene mucha responsabilidad la familia. Sería bueno que ésta creara condiciones que permitan a la madre dedicar más tiempo a la formación de valores universales y limitar los excesos que petrifiquen el trabajo escolar. La mayoría de los infortunios del hombre se deben a su constitución orgánica y mental. En mucho a su herencia. No podemos distinguir lo heredado de lo adquirido, pues son muchas las características que dependen de la influencia del medio que nos rodea. El destino de algunos individuos está determinado inexorablemente y el de otros despende de las condiciones de su desarrollo. En suma: crear confianza en sí mismo a los hijos, es el secreto del éxito. Servir a nuestros hijos y orientarlos a vivir la vida con respeto y armonía con los demás, esa debe ser la finalidad. Con cierta tristeza vemos que en el hogar los padres tenemos mucho cuidado en el cultivo de las flores, las frutas y lo que comen las mascotas, no así en la educación de los niños. Spencer, en su obra Educación intelectual, moral y física, lo hacía notar con fina ironía, al hablar del campesino en su vida cotidiana, de los cuidados en su granja a los animales, pero nunca iba al cuarto de sus hijos para ver cómo estaban. Sin duda, el porvenir de nuestros hijos depende mucho de nosotros mismos. Debe cultivarse al niño como se cultiva una delicada planta. Su parte más noble radica en su esfera mental; hacia allá hemos de orientar nuestros mayores esfuerzos. Actuemos si es necesario, con sacrificios. No hay disculpa para eludir nuestro deber. Al despedirme del acto protocolario de la inauguración del segundo plantel del Centro Universitario de Guanajuato, saludé a muchos amigos, entre ellos, con mucho gusto a Itzel Balderas, diputada federal.

ezequielsotomar@outlook.com

El sábado próximo pasado tuve el gusto de asistir a la inauguración del segundo plantel en Irapuato del Centro Universitario de Guanajuato, creado por el licenciado Alberto Quintana Martínez, su hermano Jesús estuvo apoyándolo siempre; a ambos se les vio felices. Entonces recordé la frase de José Martí; “Siembra escuelas y cosecharás hombres.” Hombres y mujeres de bien, útiles a sí mismos, a su familia y a la sociedad.

De pronto nos cayeron gotas frías de agua, mismas que nos obligaron a refugiarnos en el salón de actos. La lluvia refrescó la tarde y alegró el ambiente. Entendí por las explicaciones dadas que, el campus inaugurado sería para la enseñanza y el aprendizaje del Derecho. Enhorabuena, nada mejor que el Derecho para regular la convivencia pacífica en la sociedad. Adicionalmente, los adultos necesitamos fomentar la práctica del deporte y la sana recreación. El momento era propicio para reflexionar sobre educación, algo a lo que me he dedicado toda mi vida con pasión y alegría. Ningún maestro ignora que su labor principal es la formación de la personalidad de sus alumnos. La depreciación educativa de la escuela es la responsable de los prejuicios para la formación de la persona, también tiene mucha responsabilidad la familia. Sería bueno que ésta creara condiciones que permitan a la madre dedicar más tiempo a la formación de valores universales y limitar los excesos que petrifiquen el trabajo escolar. La mayoría de los infortunios del hombre se deben a su constitución orgánica y mental. En mucho a su herencia. No podemos distinguir lo heredado de lo adquirido, pues son muchas las características que dependen de la influencia del medio que nos rodea. El destino de algunos individuos está determinado inexorablemente y el de otros despende de las condiciones de su desarrollo. En suma: crear confianza en sí mismo a los hijos, es el secreto del éxito. Servir a nuestros hijos y orientarlos a vivir la vida con respeto y armonía con los demás, esa debe ser la finalidad. Con cierta tristeza vemos que en el hogar los padres tenemos mucho cuidado en el cultivo de las flores, las frutas y lo que comen las mascotas, no así en la educación de los niños. Spencer, en su obra Educación intelectual, moral y física, lo hacía notar con fina ironía, al hablar del campesino en su vida cotidiana, de los cuidados en su granja a los animales, pero nunca iba al cuarto de sus hijos para ver cómo estaban. Sin duda, el porvenir de nuestros hijos depende mucho de nosotros mismos. Debe cultivarse al niño como se cultiva una delicada planta. Su parte más noble radica en su esfera mental; hacia allá hemos de orientar nuestros mayores esfuerzos. Actuemos si es necesario, con sacrificios. No hay disculpa para eludir nuestro deber. Al despedirme del acto protocolario de la inauguración del segundo plantel del Centro Universitario de Guanajuato, saludé a muchos amigos, entre ellos, con mucho gusto a Itzel Balderas, diputada federal.

ezequielsotomar@outlook.com