/ viernes 5 de febrero de 2021

Querid@ emprendedor que te sentiste identificado con la columna del autosabotaje, escribí esta carta para ti, con mucho cariño


Querid@ emprendedor que te sentiste identificado con la columna del autosabotaje, escribí esta carta para ti, con mucho cariño.

Antes que nada, te felicito, eres valiente por elegir emprender. Déjame seguir, porque ya imagino que dirás: No es valentía, tengo que dar de comer a mi familia, es algo que cualquiera haría.

¿En serio crees que cualquiera lo haría? Has vencido tus miedos y demonios, perdido la pena a vender, iniciaste algo desconocido, generado nuevas amistades que te van fortaleciendo a lo largo del camino. Te equivocaste y lo arreglaste. Administras, haces las cuentas, produces, haces la publicidad y promociones, atiendes clientes, elaboras tu producto, lo repartes, y aun así crees que es poco.

Seguramente piensas que no has logrado nada relevante, ni siquiera ventas diarias. Y quizá te harte, pero te sigo felicitando porque sigues aquí. Algo dentro de tu ser, hace que permanezcas en el camino que quizá te falta establecer con claridad, pero eso será en otra columna.

Es posible que te sientas con parálisis por el miedo a fallar y si me disculpas, te diré que estás en un error: todos, ABSOLUTAMENTE todos, hemos fracasado y, además, fracasaremos. Si te da miedo, te aviso que sucederá, así que lánzate de una vez para después aprender de las equivocaciones, lo vuelvas a intentar.

Dice Carlos Muñoz, experto en emprendimiento, que todos nos caemos y levantamos, nadie se queda en el piso. Lo que cambia nuestros resultados es la forma de asimilar una caída, porque hay varias opciones: enojo, tristeza, miedo, risa, o ganas de volverlo a intentar.

Da por hecho que tocarás el piso más de una vez, y ¿sabes qué pasará? Nada. Te vas a levantar, quitarás la tierra y lo volverás a intentar porque pese al miedo, quieres saber hasta dónde puedes llegar.

Seguramente estás pensando que no es tan fácil fracasar y dirás algo sobre los compromisos que actualmente tienes y la necesidad de estabilidad. Efectivamente, hay gente a la que no le llama la atención emprender porque su modo de vida se lo dificulta, pero no le hablo a ellos, te hablo a ti, que iniciaste el camino.

Quizá el dolor es lo que te aterroriza. Tengo noticias: sí, duele, como todo lo que vale la pena en esta vida. Lo estás haciendo bien, aunque te falte creértela. Incluso, puedo decir que amigos o conocidos ya te admiran por lo que haces. En serio, se preguntan cómo le haces para seguir luchando.

Emprender es un trabajo de tiempo completo al inicio, sin vacaciones, días feriados, prestaciones, ni horario fijo. Así es, es el precio que muchos pagamos con gusto porque sabemos que esto es como sembrar, tardan en verse los frutos, pero de que aparecen, aparecen. La certeza y la seguridad se van creando con esfuerzo y con método. Recuerda trabajar mucho y hacerlo de forma inteligente. Esto es más que echarle ganas, busca el enfoque en cada movimiento que haces.

Rodéate de gente que esté en el mismo camino, que comprenda esos miedos y sensaciones, abraza y cuida a quienes creen en ti sobre todo cuando tú no lo haces. Valora a quien te ayude a estar en movimiento y sugiera opciones para avanzar; se desvele contigo para que logres tus metas; se alegre de tus triunfos y te haga sentir bien porque créeme, esa gente hace falta.

Deja de pensar que la edad y las canas son impedimentos para moverte de donde estás. En algún momento debes comenzar, que sea hoy y no mañana. El camino más largo se comienza con el primer paso. Aunque veas a muchos más adelante, hay otros que apenas comienzan.

Así que te felicito por lo que has logrado pese a que piensas que es poco, es mucho. Cree en ti como otros lo hacen, deja de sufrir en soledad, todos nos hemos sentido como estás ahora, pero pocos lo admiten. Ve para adelante que eso hacen los emprendedores.

Por eso, quiero platicarte de Antonio, un nuevo emprendedor quien me expuso su situación durante la semana: tenía un trabajo con horario hasta las 6 pm habitualmente, pero hubo un pedido especial que lo tuvo trabajando hasta las 4 de la mañana varios días, lo peor no es ese desgaste físico, sino que al recibir la paga fue la misma cantidad de cada quincena. Es más, ni un gracias hubo.

La pregunta que recibí de él fue ¿qué hago? Antonio, tiene obligaciones y la situación económica del país es un tanto delicada. Sin embargo, platicamos de la importancia de (ahora sí) comenzar sus proyectos personales. Y las desventajas de dedicar 16 horas diarias a un trabajo que le pagó lo mismo que cuando labora 8.

Estaba perdiendo salud porque estuvo mal comiendo, mal durmiendo, con mucho esfuerzo físico y emocionalmente agotado. Aun en esas condiciones hay gente que prefiere estar en lo seguro de un sueldo que buscar opciones. Aquí hago una aclaración: no todos pueden darse el lujo de dejar sus trabajos actuales y perseguir sus sueños porque tienen deudas, hijos o incluso contratos con tiempo definido, pero… ¿y los que sí pueden?

Este fin de semana se arremangó y terminó su tóxica relación laboral en busca de lo que realmente quiere y lo va a lograr, estoy segura porque tiene todas las características que se requieren: generoso, alegre, enfocado y muy trabajador. Bienvenido al mundo emprendedor. Es una comunidad hermosa e inmensa caracterizada porque siempre habrá tiempo para ayudar a otro.

Antonio salió de su zona de confort y lo felicito. Así como a ti que has llegado hasta aquí y aún no te la crees, que te da miedo el futuro o peor, te ancla el pasado. Piensa si lo que haces hoy te ayudará a conseguir tus metas en 3 o 5 años.

Esta columna no busca sustituir la labor de los especialistas en salud mental con cédula profesional. Quiere generar empatía y visibilizar situaciones que pasamos por alto y que resultan tan incómodas que ni las platicamos, cuando es algo tan común que debería ser tema de plática habitual.

Recuerda: “Si fuera fácil, cualquiera lo haría bien.”

Mariana.pefer@gmail.com


Querid@ emprendedor que te sentiste identificado con la columna del autosabotaje, escribí esta carta para ti, con mucho cariño.

Antes que nada, te felicito, eres valiente por elegir emprender. Déjame seguir, porque ya imagino que dirás: No es valentía, tengo que dar de comer a mi familia, es algo que cualquiera haría.

¿En serio crees que cualquiera lo haría? Has vencido tus miedos y demonios, perdido la pena a vender, iniciaste algo desconocido, generado nuevas amistades que te van fortaleciendo a lo largo del camino. Te equivocaste y lo arreglaste. Administras, haces las cuentas, produces, haces la publicidad y promociones, atiendes clientes, elaboras tu producto, lo repartes, y aun así crees que es poco.

Seguramente piensas que no has logrado nada relevante, ni siquiera ventas diarias. Y quizá te harte, pero te sigo felicitando porque sigues aquí. Algo dentro de tu ser, hace que permanezcas en el camino que quizá te falta establecer con claridad, pero eso será en otra columna.

Es posible que te sientas con parálisis por el miedo a fallar y si me disculpas, te diré que estás en un error: todos, ABSOLUTAMENTE todos, hemos fracasado y, además, fracasaremos. Si te da miedo, te aviso que sucederá, así que lánzate de una vez para después aprender de las equivocaciones, lo vuelvas a intentar.

Dice Carlos Muñoz, experto en emprendimiento, que todos nos caemos y levantamos, nadie se queda en el piso. Lo que cambia nuestros resultados es la forma de asimilar una caída, porque hay varias opciones: enojo, tristeza, miedo, risa, o ganas de volverlo a intentar.

Da por hecho que tocarás el piso más de una vez, y ¿sabes qué pasará? Nada. Te vas a levantar, quitarás la tierra y lo volverás a intentar porque pese al miedo, quieres saber hasta dónde puedes llegar.

Seguramente estás pensando que no es tan fácil fracasar y dirás algo sobre los compromisos que actualmente tienes y la necesidad de estabilidad. Efectivamente, hay gente a la que no le llama la atención emprender porque su modo de vida se lo dificulta, pero no le hablo a ellos, te hablo a ti, que iniciaste el camino.

Quizá el dolor es lo que te aterroriza. Tengo noticias: sí, duele, como todo lo que vale la pena en esta vida. Lo estás haciendo bien, aunque te falte creértela. Incluso, puedo decir que amigos o conocidos ya te admiran por lo que haces. En serio, se preguntan cómo le haces para seguir luchando.

Emprender es un trabajo de tiempo completo al inicio, sin vacaciones, días feriados, prestaciones, ni horario fijo. Así es, es el precio que muchos pagamos con gusto porque sabemos que esto es como sembrar, tardan en verse los frutos, pero de que aparecen, aparecen. La certeza y la seguridad se van creando con esfuerzo y con método. Recuerda trabajar mucho y hacerlo de forma inteligente. Esto es más que echarle ganas, busca el enfoque en cada movimiento que haces.

Rodéate de gente que esté en el mismo camino, que comprenda esos miedos y sensaciones, abraza y cuida a quienes creen en ti sobre todo cuando tú no lo haces. Valora a quien te ayude a estar en movimiento y sugiera opciones para avanzar; se desvele contigo para que logres tus metas; se alegre de tus triunfos y te haga sentir bien porque créeme, esa gente hace falta.

Deja de pensar que la edad y las canas son impedimentos para moverte de donde estás. En algún momento debes comenzar, que sea hoy y no mañana. El camino más largo se comienza con el primer paso. Aunque veas a muchos más adelante, hay otros que apenas comienzan.

Así que te felicito por lo que has logrado pese a que piensas que es poco, es mucho. Cree en ti como otros lo hacen, deja de sufrir en soledad, todos nos hemos sentido como estás ahora, pero pocos lo admiten. Ve para adelante que eso hacen los emprendedores.

Por eso, quiero platicarte de Antonio, un nuevo emprendedor quien me expuso su situación durante la semana: tenía un trabajo con horario hasta las 6 pm habitualmente, pero hubo un pedido especial que lo tuvo trabajando hasta las 4 de la mañana varios días, lo peor no es ese desgaste físico, sino que al recibir la paga fue la misma cantidad de cada quincena. Es más, ni un gracias hubo.

La pregunta que recibí de él fue ¿qué hago? Antonio, tiene obligaciones y la situación económica del país es un tanto delicada. Sin embargo, platicamos de la importancia de (ahora sí) comenzar sus proyectos personales. Y las desventajas de dedicar 16 horas diarias a un trabajo que le pagó lo mismo que cuando labora 8.

Estaba perdiendo salud porque estuvo mal comiendo, mal durmiendo, con mucho esfuerzo físico y emocionalmente agotado. Aun en esas condiciones hay gente que prefiere estar en lo seguro de un sueldo que buscar opciones. Aquí hago una aclaración: no todos pueden darse el lujo de dejar sus trabajos actuales y perseguir sus sueños porque tienen deudas, hijos o incluso contratos con tiempo definido, pero… ¿y los que sí pueden?

Este fin de semana se arremangó y terminó su tóxica relación laboral en busca de lo que realmente quiere y lo va a lograr, estoy segura porque tiene todas las características que se requieren: generoso, alegre, enfocado y muy trabajador. Bienvenido al mundo emprendedor. Es una comunidad hermosa e inmensa caracterizada porque siempre habrá tiempo para ayudar a otro.

Antonio salió de su zona de confort y lo felicito. Así como a ti que has llegado hasta aquí y aún no te la crees, que te da miedo el futuro o peor, te ancla el pasado. Piensa si lo que haces hoy te ayudará a conseguir tus metas en 3 o 5 años.

Esta columna no busca sustituir la labor de los especialistas en salud mental con cédula profesional. Quiere generar empatía y visibilizar situaciones que pasamos por alto y que resultan tan incómodas que ni las platicamos, cuando es algo tan común que debería ser tema de plática habitual.

Recuerda: “Si fuera fácil, cualquiera lo haría bien.”

Mariana.pefer@gmail.com