/ sábado 12 de octubre de 2019

PURÉ DE LETRAS

Llamémosle “obra”; todo ser humano debe pasar por el mundo haciendo una “obra”… mejor aún, su propia “obra”. Así unos harán del fruto de sus cualidades y virtudes su propia “obra”. El trabajo que desempeñen con esmero, al final de la carrera será la obra que hayan realizado. Quizá el gusto por tal o cual afición puede ser “su obra” si es que trabajó incansablemente en ello y mejor aún si aportó algo a dicha afición o se dedicó tenazmente a ella.

Algunos Maestros de instrucción primaria –por citar un ejemplo- se han dedicado toda su vida en cuerpo y alma a ello, y esa es su obra, harto loable; otros han pasado la mayor parte de su tiempo entregados a su profesión como médicos, o enfermeros, y así podríamos citar varias actividades que han tenido a sus dignos desarrolladores y excelentes ejecutores.

Llevó por seudónimo “El Jacco” ¿su nombre?... Javier Bernal; su afición a la fiesta brava comenzó desde chaval. En… vaya usted a saber qué pueblo comenzaba sus estudios en el seminario para intentar convertirse a largo plazo en un prelado… sí, en un sacerdote católico. A la sazón tocaron la puerta del seminario unos hombres para invitar a los jóvenes seminaristas a fin de que asistieran a la “charlotada” o festival taurino de manera gratuita, pues, era justo, -dijeron- salieran de las paredes del monasterio y de vez en vez presenciaran algún espectáculo pueblerino. Finalmente les concedieron el gustito.

Ya en pleno ruedo, uno de los organizadores invitó al mozalbete Bernal para que le diera algunos capotazos al becerro, y éste como Dios le dio entender, tomó la capa, citó al cornúpeta y logró pasárselo muy de cerca. Ahí quedó sembrada su afición con enorme arraigo. Descartó ponerse en el futuro el hábito de fraile cambiándolo por el terno de luces que habría de enfundarse en múltiples veces.

Toreó en el extranjero, en el sur de américa numerosas veces y también logró pisar uno que otro redondel de España. Alternó con toreros y torerillos. Anécdotas de sus andanzas por los ruedos y ganaderías tiene muchas. Hoy cuenta con quizá siete décadas de vida y su afición no merma, sino todo lo contrario; vive la fiesta como instructor de la Academia Taurina actualmente con sede en esta ciudad de Irapuato y cumple cuatro años de que inició, y se empeña en sacar un torero de entre los pequeños que asisten a dicha academia, lo que sin duda lo conseguirá. Pocas veces se conoce a alguien que tenga tan enraizada su afición. Es un terco por las lides taurinas y por ello el pasado sábado en el rancho San Francisco de los León ubicado en Caracheo, Gto; se le realizó un merecido homenaje con un festival taurino que con gran tino tuvo a bien organizar el matador de toros Rafael Castillo.

Y así el buen amigo Javier Bernal ha forjado su “obra” en los redondeles, donde ha hecho amigos y por qué no decirlo, admiradores. Enhorabuena matador Javier Bernal… oem-elsol-de-irapuato@hotmail.com

Llamémosle “obra”; todo ser humano debe pasar por el mundo haciendo una “obra”… mejor aún, su propia “obra”. Así unos harán del fruto de sus cualidades y virtudes su propia “obra”. El trabajo que desempeñen con esmero, al final de la carrera será la obra que hayan realizado. Quizá el gusto por tal o cual afición puede ser “su obra” si es que trabajó incansablemente en ello y mejor aún si aportó algo a dicha afición o se dedicó tenazmente a ella.

Algunos Maestros de instrucción primaria –por citar un ejemplo- se han dedicado toda su vida en cuerpo y alma a ello, y esa es su obra, harto loable; otros han pasado la mayor parte de su tiempo entregados a su profesión como médicos, o enfermeros, y así podríamos citar varias actividades que han tenido a sus dignos desarrolladores y excelentes ejecutores.

Llevó por seudónimo “El Jacco” ¿su nombre?... Javier Bernal; su afición a la fiesta brava comenzó desde chaval. En… vaya usted a saber qué pueblo comenzaba sus estudios en el seminario para intentar convertirse a largo plazo en un prelado… sí, en un sacerdote católico. A la sazón tocaron la puerta del seminario unos hombres para invitar a los jóvenes seminaristas a fin de que asistieran a la “charlotada” o festival taurino de manera gratuita, pues, era justo, -dijeron- salieran de las paredes del monasterio y de vez en vez presenciaran algún espectáculo pueblerino. Finalmente les concedieron el gustito.

Ya en pleno ruedo, uno de los organizadores invitó al mozalbete Bernal para que le diera algunos capotazos al becerro, y éste como Dios le dio entender, tomó la capa, citó al cornúpeta y logró pasárselo muy de cerca. Ahí quedó sembrada su afición con enorme arraigo. Descartó ponerse en el futuro el hábito de fraile cambiándolo por el terno de luces que habría de enfundarse en múltiples veces.

Toreó en el extranjero, en el sur de américa numerosas veces y también logró pisar uno que otro redondel de España. Alternó con toreros y torerillos. Anécdotas de sus andanzas por los ruedos y ganaderías tiene muchas. Hoy cuenta con quizá siete décadas de vida y su afición no merma, sino todo lo contrario; vive la fiesta como instructor de la Academia Taurina actualmente con sede en esta ciudad de Irapuato y cumple cuatro años de que inició, y se empeña en sacar un torero de entre los pequeños que asisten a dicha academia, lo que sin duda lo conseguirá. Pocas veces se conoce a alguien que tenga tan enraizada su afición. Es un terco por las lides taurinas y por ello el pasado sábado en el rancho San Francisco de los León ubicado en Caracheo, Gto; se le realizó un merecido homenaje con un festival taurino que con gran tino tuvo a bien organizar el matador de toros Rafael Castillo.

Y así el buen amigo Javier Bernal ha forjado su “obra” en los redondeles, donde ha hecho amigos y por qué no decirlo, admiradores. Enhorabuena matador Javier Bernal… oem-elsol-de-irapuato@hotmail.com