Con toda seguridad las propuestas de los candidatos a los diferentes puestos públicos estan sobre la mesa, y debemos emitir nuestro voto ya que es nuestra responsabilidad, pero la pregunta a analizar en este artículo es la siguiente: ¿Puede el gobierno salvar a México?
Si tu respuesta es “no”, estas en lo correcto, pues cada elección lo ha demostrado, presidentes son electos, partidos políticos han llegado al poder, la alternancia política se ha dado, partidos siguen esperando su turno para que la desilusión ciudadana los elija con la promesa de que ellos sí van a mejorar a México.
Esta forma de pensar que el gobierno va a salvar a México, ha demostrado ser equivocada, y la evidencia esta ahí para corroborarlo, pero a estas evidencias las personas no les prestan atención, pues continúan poniendo su esperanza en aquellos que les prometen entre muchas cosas, mayor economía, lo que hace evidente que quienes esperan en ellos, tienen sus mentes puestas en sus bolsillos y en su estómago. Esto no significa que el tener economía y alimento no sean parte del bienestar para las personas, pues claro que lo son, pero cuando esto se vuelve el enfoque principal, y no se presta atención a lo que esta destruyendo la estructura social, entonces las consecuencias seguirán siendo negativas para la sociedad.
Por ejemplo, se quiere mayor economía, pero si las personas no saben sujetarse a su presupuesto actual y aprenden a trabajar con honradez para ir incrementando ese capital, la deuda viene a ser el modo de vida de las personas, que falsamente creen la idea de que pueden mejorar su nivel económico a través de la deuda, cuando en realidad les acarrea lo contrario, pues la deuda produce inflación y por consiguiente el deterioro de la economía nacional.
Se quieren más empleos y mejor pagados, pero a la misma vez se espera que el gobierno otorgue una amplia gama de asistencia social: becas escolares, pensiones, asistencia médica, manutención a adultos mayores, incentivos al campo. Lo que trae como consecuencia que estas cargas económicas caigan sobre aquellos que están siendo productivos y generando empleos en el país, asfixiando con esto la oportunidad de más empleos y mejor pagados.
Se quiere eliminar la corrupción en el país, cuando en los hogares se cultiva la deshonestidad, la mentira, el chantaje, la manipulación, el chisme, promesas que no se cumplen, la avaricia, el egoísmo. Los padres no saben cómo gobernarse a sí mismos mucho menos a sus hijos, los matrimonios no saben comprometerse y salir adelante ni cómo desarrollar una sana relación. Los hogares abren sus puertas a todo tipo de influencia y comportamientos que apelan a la violencia en el lenguaje, al libertinaje sexual y a todo tipo de destrucción, haciéndolo através de los programas que ven, la música que escuchan, los libros que leen, etc.
Se quiere justicia social, cuando cada vez más se abre la mente de las personas a pensar que es correcto matar al bebé inocente en la matriz de su madre, llamándolo “derecho al aborto”. Se quiere una nación estable, limpia y ordenada, cuando el desorden comienza en la vida de las personas.
Quienes aspiran a ser gobernantes ¿saben gobernarse a sí mismos o son gobernados por sus propias malas pasiones?, Imposible que quien no se sabe gobernar a si mismo pueda asumir con honradez una responsabilidad más grande. Los aspirantes a gobernantes hablan de su plan de salvación, pero estos planes están basados en las mismas ideas que tienen sumergido a México en el país violento, corrupto, inseguro e inestable que es.
El reto está frente a nosotros, necesitamos enfocarnos en temas que son vitales para la salud moral de esta nación, pues si no desarrollamos una moral fuerte no pensemos que podremos obtener seguridad, estabilidad y verdadero progreso personal, familiar y nacional.
Es tiempo de abrir la mente y analizar lo que el documento bíblico tiene que ofrecer para el desarrollo de una buena moral, y por consiguiente para el verdadero progreso de este país, ya que lejos de ser un libro que trate de religión, nos presenta una fuente moral sólida, como ninguna otra fuente la puede dar, y la historia esta ahí para corroborarlo.
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Artículo escrito por: Alejandra Pimentel Sánchez. Licenciada en Ciencias de la Familia.
